Esaú Fernández y un buen toro de Buenavista destacan en Ossa de Montiel

La temporada en ruedos castellano-manchegos comenzó este sábado con una corrida de toros que reunió a algo más de cuatrocientas personas sobre el medio millar permitido por las autoridades autonómicas. Un festejo que tuvo un triunfador claro, el sevillano Esaú Fernández. Y también el de la ganadería de Buenavista, que lidió un toro encastado y dos más de nota en el último tercio.

Esaú Fernández lidió con solvencia a un primer ejemplar manso y rajado al que pasó de muleta con limpieza y poco ajuste. Lo avío de una estocada desprendida de efectos fulminantes. Paseó una oreja.

Subió el listón del trapío con el serio y cuajado cuarto. Un toro encastado y que embistió con movilidad, humillación y profundidad. Esaú se enfrascó en una faena larga y con muchas irregularidades. Mejor por el pitón derecho en la primera mitad de la faena. Cuando se echó el engaño a la zurda llegaron algunas dudas en el torero y todo se desordenó. Después todo fue más desestructurado y tuvo que recurrir al arrimón final para buscar el aplauso fácil. Un pinchazo y una estocada desprendida necesitaron de un golpe de verduguillo. Se pidió y se concedió el doble trofeo para el torero y la vuelta al ruedo para el encastado toro de Buenavista.

El primero del lote de Filiberto apenas le dejó lucir en la primera tanda en redondo, donde toreo con temple y relajo. Después el toro cantó su mansedumbre y falta de celo y el trasteo no pasó de voluntarioso. Lo avío de una estocada casi entera caída.

Ante el noble y humillador quinto, Filiberto firmó un trasteo largo y profuso en cantidad de muletazos. Un final en las distancias cortas dio paso a varios pinchazos. Fue silenciado.

Se descoordinó de salida el tercero y para sustituirlo se corrió turno y salió el sexto. Éste de Buenavista fue un toro de boyante embestida y larga duración. Mario Sotos dejó una buena imagen pese a su escaso bagaje. Lo toreó con largura y sometimiento por ambos pitones, e incluso se gustó en una tanda final al natural con la mano derecha. Pero todo lo realizado lo emborronó con la espada. Un pinchazo y feo espadazo bajo que restaron todo el valor de la oreja que paseó Sotos.

El sobrero sexto fue un animal desrazado y deslucido con el que Mario puso voluntad, pero sin réditos artísticos. Fue silenciado tras no estar fino con la espada.

Ossa de Montiel (Albacete), sábado 20 de octubre de 2020. Casi lleno sobre el aforo permitido.

Toros de

, el 6º como sobrero tras devolverse el 3º y correrse turno. De desiguales hechuras, caras y comportamiento. El mejor fue el encastado cuarto, “Filigrana” de nombre, premiado con la vuelta al ruedo. Nobles y de buen juego tercero y quinto.

Esaú Fernández, oreja y oreja.

Filiberto, saludos y silencio.

Mario Sotos, oreja y silencio.