ENTREVISTA

Francisco Montero: “No me molesta la etiqueta de tremendista, peor sería que no hablasen de mi”

El novillero gaditano se recupera de la cornada sufrida el pasado domingo en la novillada matinal celebrada en Herrera del Duque (Badajoz).

El novillero gaditano Francisco Montero

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Jodido porque duele, pero contento porque según pasan los días el reconocimiento general a lo que hice es mayor”. Son las primeras palabras de Francisco Montero a COPE.es para explicar su actual estado de salud tras la cornada que sufrió este domingo en la pierna izquierda.

Una cornada grave que, según el parte médico, tuvo una extensión de "12 centímetros," una trayectoria descendente "de unos 10 centímetros" y que disecó "en abanico el tejido celular subcutáneo, sin afectar vasos ni músculos".

A pesar de los dolores, el novillero reconoce que “ya me he puesto de pie, aunque veo las estrellas cuando lo hago. Noto unas molestias raras en la zona, así que tendré que estar un tiempecito aquí en reposo. Si pienso en la cornada claro que me duele, pero si pienso en el triunfo que conquisté, bendito sea ese dolor. Quería que se hablase de mí y lo he conseguido”.

Pese a la cornada, Montero se queda con la imagen mostrada durante su actuación en Herrera del Duque. Tres orejas conquistadas a base de valor, pero también “creo que de buen toreo. Y es la felicidad que me da a mí. Creo que se vio también a un Montero que toreó a su primer novillo con las yemas, con la cintura, girando el pecho… voy creciendo como torero día a día.

Su arrolladora entrega le ha valido el adjetivo de tremendista en algunos casos, una circunstancia que “a mí no me molesta es etiqueta de tremendista, peor sería que no hablasen de mi. Que me pongan de loco, de tremendista, que si me cogen los toros… no pasa nada, que hablen, que es lo bonito de esta profesión”.

Un triunfo que “viene a mitigar todo lo que ha ocurrido este año tan extraño”, continúa relatando el novillero gaditano. “Hay que ver la virtud a lo que ocurre en la vida. Si no se lo viese, me hubiese quitado de esto hace años. Pero siempre pienso que lo bueno tendrá que llegar. Y cuando un animal me permite torearle como lo hice el domingo, me vuelvo a venir arriba. Hay compañeros que ven el traje de luces y se ponen a llorar. Yo lo veo y me lleno de felicidad”, concluye Francisco Montero.

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