2ª FERIA ALBAHACA

Joselito Adame y Ginés Marín, a hombros en la reaparición de Morante en Huesca

Cuatro orejas ha paseado el mexicano por tres del extremeño, mientras Morante no ha tenido suerte con su lote.

Joselito Adame y Ginés Marín en su salida a hombros este viernes en Huesca

Agencia EFE

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Antes de analizar lo que dio de sí la tarde, la primera gran noticia llegaba antes de empezar el festejo: Morante estaba de vuelta, y eso, además del aficionado de Huesca, que fue el testigo directo de esta sonada reaparición, es digno de celebrar también por parte de toda la familia taurina.

El sevillano parece haberse repuesto de la lesión de muñeca que le ha mantenido cerca de un mes fuera de los ruedos y lo demostró, sobre todo, en el cuarto toro, al que con su maestría, gusto y sentido del temple, logrando buenos pasajes tanto al natural como en redondo. Lástima su fallo a espadas, dejando todo en una ovación.

Antes, en el que abrió plaza, poco pudo hacer el sevillano ante un animal remiso y deslucido.

Joselito Adame salió desde el primero momento dispuesto a agradar al respetable ya desde que se abrió de capote frente al segundo, al que cuajó una faena muy variada y completa, y con los oportunos guiños al graderío de sol. Mató de una buena estocada y cortó las dos orejas gracias también a la generosidad del palco.

En el quinto, justito de fuerzas y a la defensiva, Adame volvió a poner toda la carne en el asador en una faena de entrega absoluta y en la que llegó a salir por los aires hasta en dos ocasiones mientras toreaba de rodillas. Otra vez funcionó la espada a la primera y otras dos orejas para él, premio para el que contó nuevamente con la benevolencia del presidente.

Ginés Marín no quiso ser menos y ya en su primero, tercero de la suelta, un buen toro de Bañuelos, el extremeño sacó a relucir el buen gusto que atesora en una faena sobre ambas manos, aderezada con adornos muy a modo y rubricada de una buena estocada. Aquí el criterio del 'usía' desconcertó a todos, pues únicamente le concedió un trofeo.

Ya en el volvió a salir a por todas Marín ante un toro noble pero falto de raza, al que exprimió en una notable faena en la que fue cogido sin consecuencias de lo mucho que tuvo que exponer con el animal ya en las últimas. Volvió a matar bien y aquí sí que le concedieron el doble trofeo.