HISTORIA

Medio siglo de la primera corrida de toros mexicanos en España

Este fin de semana se ha cumplido medio siglo de la lidia de una corrida del hierro azteca de Mimiahuapam en Las Ventas.

Cartel anunciador con varios de los toros de Mimiahuapam lidiados en Las Ventas

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Este fin de semana se cumplen cincuenta años de la lidia, en la plaza de Las Ventas, de la primera corrida completa de toros mexicanos en España, marcada con el hierro de Mimiahuapam, y que se saldó con el triunfo de Antonio Lomelín y la vuelta al ruedo en el arrastre de Amistoso, el más bravo del conjunto.

El anuncio de la corrida, de una de las más prestigiosas ganaderías, del campo charro mexicano en la feria de San Isidro, estuvo envuelto en no pocas dificultades, y principalmente la imposibilidad de exportar ganado de un país a otro, pues no existían entonces relaciones diplomáticas entre el gobierno de Francisco Franco, en España, y el del presidente de México, Díaz Ordaz.

Por mediación del ganadero español Álvaro Domecq y los representantes de la famosa firma vinícola Casa Domecq en México, pudieron solucionarse finalmente los trámites necesarios para que los toros atravesaran el Atlántico, en una travesía de 21 días, para inmediatamente ser trasladados a Los Alburejos, la finca de Domecq en tierras de Jerez de la Frontera.

La corrida de Mimiahuapam, propiedad de Luis Barroso Barona, estaba prevista para lidiarse en principio en la feria de San Isidro de 1970, para servir, en concreto, a la confirmación de alternativa de la entonces gran figura mexicana Manolo Martínez, solo que el escaso tiempo que los toros tuvieron para recuperarse de tan larga singladura, obligó a aplazar la cita al San Isidro siguiente.

Los toros charros, de puro encaste San Mateo, salieron por fín al ruedo de Las Ventas el 22 de mayo de 1971, para ser estoqueados por Victoriano Valencia, José Luis Parada y el mexicano Antonio Lomelín, que resultó el triunfador de la tarde al cortarle la oreja al segundo de lidia ordinaria, pues abrió plaza el rejoneador Fermín Bohórquez, que además resultó lesionado, con un astado de su propia ganadería.

Pero la estrella del sexteto, ya todos con los cinco años cumplidos y de una excelente presentación, fue el bravo cuarto, Amistoso de nombre, número 133 y de 563 kilos de peso, al que se premió con la vuelta al ruedo en el arrastre tras una buena faena que Valencia malogró por sus fallos a la hora de entrar a matar.

El éxito de los toros de Mimiahuapam tuvo entonces una gran repercusión en el mundo taurino, y especialmente en México, donde se consideró como un orgulloso hecho histórico que una corrida nacional triunfara a ese nivel en la cuna de la tauromaquia.

Con todo, aquella no fue la primera vez que un toro mexicano pisó un ruedo español, pues ya en 1929 se lidiaron cuatro astados de Piedras Negras, junto a otros cuatro de Clairac, en la plaza donostiarra de El Chofre, a cargo de Marcial Lalanda, Cagancho, Manolo Bienvenida y el azteca Heriberto García.

Ni tampoco iba a ser la última, pues solo quince años después del éxito de Mimiahuapam en Las Ventas se jugó otro encierro completo de la divisa de San Mateo en la plaza de Huelva, para Ortega Cano, Tomás Campuzano y el mexicano David Silveti.

Del mismo modo, dos toros más de esta divisa, sobrantes de los que llegaron a España para dicha corrida onubense, se lidiaron en el San Isidro del 87, a manos del propio Silveti y del francés Nimeño II, sin que desde entonces se haya vuelto a repetir una efeméride similar.

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