7ª FERIA DE SAN ISIDRO
Poderío de Roca Rey y lentitud con sangre postrera de Pablo Aguado
Tarde de contrastes en Vistalegre. Roca Rey cortó dos orejas mientras Pablo Aguado y el suberno Juan José Domínguez cayeron heridos de gravedad.
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Se animó la plaza de toros de Vistalegre con el mano a mano estrella del ciclo isidril. Lejos quedó el lleno sobre el aforo permitido, pero al menos, el coso carabanchelero mostró una imagen más aparente, acorde a la categoría del cartel anunciado.
Roca Rey y Pablo Aguado dirimían su particular duelo generacional ante la afición madrileña. Dos toros por coleta de tres hierros de la élite ganadera. Faltó toro de verdad, casta para rivalizar entre ambos más allá de puntuaciones particulares. El triunfo numérico se lo llevó el peruano, el toreo caro y la sangre derramada fue a la cuenta del sevillano.
Abrió plaza un toro de Vegahermosa que pasó de puntillas por los primeros tercios. Lo feo llegó cuando el subalterno Juan José Domínguez quedó prendido al dejar su par de banderillas. El pitón entró por el costado y se presintió la gravedad de la cornada. El recuerdo mortal de El Yiyo en la memoria sobrevoló Vistalegre. La preocupación se atisbaba camino de la enfermería. Roca Rey estuvo dispuesto con el toro. Pura actitud. Intentó someter por bajo la sosa embestida del toro sin recompensa. La apuesta del peruano no tuvo respuesta del pupilo de Borja Domecq.
Pablo Aguado lidió como primer astado de su lote un ejemplar que se dejó sin más en todos los tercios. Hubo un conato de pique en quites tras el tercio de banderillas que quedó en eso, en un duelo sin oponente. El de Jandilla se dejó sin más. Aguado estuvo más solvente cuando acompañó las pastueñas embestidas del toro. Pero aquello no terminó cuajar ni de llegar al tendido.
El tercero lució el hierro de Garcigrande y Roca Rey salió a arrollar desde el inicio de la faena. En el centro del ruedo, firme de plantas y apostando desde el principio. Mandón el peruano, llevando largo y toreado al del hierro salmantino siempre en los medios. Apabullante el sitio y la exigencia al que sometió a su oponente. Y un final por circulares y un broche por bernadinas cambiando el viaje del toro en el embroque. A puro huevo. La estocada viajó certera y las dos orejas cayeron por aclamación.
Con el cuarto de Garcigrande, Aguado paró los relojes en el toreo a la verónica. Compás y despaciosidad a partes iguales. Lo más torero de la tarde de largo. Vistalegre crujió con el capote del sevillano. El toro del hierro salmantino prometía en los primeros tercios, aunque llegó sin continuidad a la muleta. Se puso áspero de mitad de faena para adelante y le costó un mundo seguir el engaño. La faena no cogió vuelo pese a la voluntad de Aguado.
El subalterno José Chacón tuvo que desmonterarse después de parear al quinto de Cuvillo. Roca Rey brindó a su subalterno Juan José Domínguez, aún en la enfermería. Apostó Andrés en un inicio exigente por abajo. Tanto, que el toro acusó la obligación del toreo del peruano y todo fue a menos.
El sexto de Cuvillo fue un animal que no se definió en los primeros tercios. Ni parecía bueno ni tampoco malo. Un toro medio. Aguado, de nuevo, impactó por la despaciosidad que imprimió a su toreo en redondo en las primeras tandas. Ralentizada la velocidad de la embestida a base de pulso y temple. Al natural el toro protestaba más y tenía menos recorrido. La faena notó el bajón en la intensidad del de Cuvillo. Quiso resarcirse el sevillano en un final a pies juntos de enjudia y torería. Y cuando todo parecía finiquitado, llegó el infortunio. A la hora del embroque en la suerte suprema, Aguado quedó prendido del pitón por el muslo derecho. Brotó la sangre y la intranquilidad en los tendidos. Final amargo para un mano a mano que merece más capítulos.
Madrid, miércoles 19 de mayo de 2021. 7ª de San Isidro. Tres cuartos sobre el aforo permitido.
Dos toros de Jandilla (1º, con el hierro de Vegahermosa, y 2º), de correcta presentacion y faltos de raza; dos de Garcigrande (3º y 4º), bien presentados y de buen juego, con mejor nota el tercero; dos de Núñez del Cuvillo, (5º y 6º), de terciadas hechuras, manejables pero a menos.
Roca Rey, saludos tras aviso, dos orejas y silencio.
Pablo Aguado, silencio tras dos avisos, saludos y ovación.
Parte médico de Pablo Aguado: “Cornada en la cara interna, tercio medio, del muslo derecho" con un trayecto "hacia arriba de aproximadamente 20 cms., que desgarra musculo vasto interno y contunde la arteria fermoral en unos 5 cms. Otra trayectoria hacia afuera y adentro en unos 14 cms. y alcanza diáfisis de fémur, provocando lesiones musculares en vasto interno, recto anterior y crural. El pronóstico es grave".
Parte médico del subalterno Juan José Domínguez: “Cornada en hemitórax izquierdo, en zona infraclavicular, con un agujero de entrada de unos 15 por 20 cms. Presenta cuatro trayectos: uno hacia arriba de unos 16 cms. que llega a región supraclavicular; otro hacia afuera, de unos 10, que llega a hueco axilar sin penetrar en él; otro hacia adentro, de 20 cms., que provoca fractura de la tercera costilla, con luxación condro-costal; y otra hacia arriba y adentro, de 15 cms., que alcanza espacio supraesternal. Graves lesiones musculares en pectoral mayor. Pronóstico muy grave”.