FOTOGRAFÍA
La Tauromaquia llega al Centro Documental de la Memoria Histórica
"La memoria taurina" es el título de la exposición de fotografías históricas que podrá verse en Salamanca hasta noviembre.
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
"La memoria taurina" es el título de la exposición de fotografías históricas sobre el mundo de la Tauromaquia provenientes de distintos Archivos Estatales y que puede ser visitada hasta el próximo 14 de noviembre en el Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca.
Un proyecto de investigación, documentación y transmisión del patrimonio cultural vinculado al universo taurino, impulsado por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte y coordinado por la Subdirección General de Registros y Documentación del Patrimonio Histórico y la Subdirección General de los Archivos Estatales.
La selección de imágenes, en su mayoría inéditas, consolida el valor de la fotografía taurina como género propio y documenta el rico patrimonio cultural y etnográfico que genera el universo taurino, además de servir para hacer una radiografía y trazar un panorama histórica de la sociedad española de la época.
La muestra, más que una antología de lo que puede ser un recorrido por la historia de la Tauromaquia, es un discurrir por el siglo XX, no sólo en sus lances y en lo que acontece en el ruedo, sino en momentos para el recuerdo: el festejo popular, mujeres toreras, el público, el retrato taurino como publicidad del torero u otros detalles que se graban en la memoria.
Un detalle un torerillo de pueblo con la taleguilla rota, que podría ser aquel protagonista de "Los clarines del miedo", de Ángel María Lera, un grupo de chavales tirados en el suelo siguiendo un festejo entre las ruedas de un carro o una estampa de 1918 de la familia de los Gallo son claros ejemplos de la esencia de la muestra.
Esta última imagen tan familiar de los Gallo (Fernando, Rafael y José acompañados por dos de sus tres hermanas, una sobrina y su madre) en su casa de la Alameda de Hércules, en Sevilla, encabeza la primera sección de la muestra, la de "Fotografías históricas: usos costumbres".
En ella se puede apreciar el despeje de plaza de la corrida patriótica del 26 de septiembre de 1921; la confirmación de alternativa de Sánchez Mejías; cuando Francisco López "Parejito" le regaló un capote a Mussolini en 1923; el paseíllo en la plaza de la Fuente del Berro del norteamericano Sidney Franklin en 1930 o momentos de la tarde de la muerte de Manolete en Linares, en 1947.
También hay un lugar para "Las suertes y lances" como un afarolado de Pepe Dominguín, un derechazo de Manolo González, el "kikiriki" de Nicanor Villalta, una verónica de Julio Robles, un quite al alimón de Miguel Márquez y Antonio José Galán o desplantes muy toreros de Curro Romero o Santiago Martín "El Viti".
A principios de siglo XX era muy habitual que los toreros visitaran los grandes estudios de fotografía para ser retratados, darse a conocer, mostrar su torería y donosura, presentarse en sociedad, publicitarse entre críticos y empresarios o simplemente para tener un detalle con sus fieles seguidores.
Un joven José Gómez "Gallito" con 15 años; Enrique Gómez Bejarano, José Moreno "Lagartijo chico", Manolete junto a su madre o Carmen Murillo son algunos de los retratos que acoge la exposición.
Murillo también forma parte de "La mujer y la tauromaquia" donde aparecen una selección de fotos en la que aparecen inmortalizadas las llamadas "señoritas toreras" María Alegre y Manolita Tulla, Teresa la Estudiante, Enriqueta Palmeño, Maricruz, Rosarillo de Colombia, Mary Fortes, Lola Maya, Alicia Tomás, La Algabeña o Maribel Atiénzar.
"Toros y sociedad: cultura y universalidad de la Tauromaquia" muestra a grandes rostros conocidos que, de una forma u otra, tuviera vinculación con la Tauromaquia como fueron el cineasta Orson Welles, los príncipes de Mónaco Rainiero y Gracia (Grace Kelly,) el pintor Salvador Dalí junto a Amanda Lear y otras instantáneas que recogen numerosas curiosidades más.
Cierra la exposición varias fotografías que recogen el romanticismo de los festejos populares, los torerillos de pueblos, las plazas de talanqueras y el mundo rural de la época; y otros detalles que ensalzan aún más la estética del mundo taurino.