3ª FERIA DEL CORPUS

El tesón de Perera y Ortega les abre la puerta grande en la Lorquiana de Granada

Pese al escaso juego de la corrida de Álvaro Núñez, Perera y Juan Ortega salen a hombros. Talavante, una oreja.

Juan Ortega y Miguel Ángel Perera, a hombros este sábado en Granada

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Miguel Ángel Perera y Juan Ortega, con dos orejas cada uno, han tirado de práctica para salir a hombros en la primera edición de la Corrida Lorquiana de la feria del Corpus de Granada, en un festejo marcado por un lote muy mejorable en comportamiento de los de Álvaro Núñez y en la que Alejandro Talavante se fue a pie solo con una oreja.

La plaza granadina se vistió de gala para esta cita especial, de modo que las tablas aparecieron decoradas con versos y poemas de Federico García Lorca, cuya firma singular también estaba estampada en el ruedo y en una tarde donde la banda interpretó algunas de las populares coplas del poeta universal.

Miguel Ángel Perera, uno de los dos triunfadores de la tarde, fue el encargado de sustituir a Morante de la Puebla, que alegó una infección vírica para no comparecer en la Monumental Frascuelo.

El diestro de Badajoz está en un momento dulce de su carrera y lo demostró en Granada, con dos faenas inteligentes para imponerse a sus dos antagonistas, de los que el primero cuajó dos buenas tandas de circulares con las que encontró la forma de someterlo.

Aunque por el izquierdo estuvo menos voluntarioso, también mostró profundidad, brindando al director de lidia una faena redonda y con la suficiente transmisión al tendido para llevarse un apéndice.

Perera fue cocinando su puerta grande con el cuarto que pronto mostró sus intenciones de rajarse, pero si algo logró el diestro fue dominarlo con empecinamiento, con tandas poco ortodoxas en la embestida que se fueron atemperando, sobre todo por el izquierdo y con los circulares, el recurso necesario para ganarse al tendido, que le otorgó la oreja que le faltaba con fuerte petición de la segunda.

Alejandro Talavante fue fiel a sí mismo en el inicio de sus dos faenas, de las que en la primera se encontró con un oponente que a regañadientes apenas le concedió algunas tandas de muletazos y sin apenas transmisión, con un toro sin fondo que no aguantó los lances para dejarle sin premio, fundamentalmente por la espada.

En el quinto de la tarde, Talavante tuvo que ver condiciones suficientes al toro, que ya mostró sus intenciones antes de la segunda tanda de muletazos que el diestro afrontó con seguridad y lances al natural con suavidad pese a las continuas miradas que le echaba.

Eso no intimidó al diestro, que siguió con la izquierda para pasárselo por la espalda, aunque ahí no cedió el de Álvaro Núñez, algo que sí hizo en la última tanda antes de coger la espada, tras otras dos de derechazos circulares; con las que cortó una oreja.

El tercero de la terna, Juan Ortega, corroboró su deseo de gustarse con sosiego y entrega para llevarse una oreja, pero le costó mucho que el toro fuera con plenitud en la embestida, no obstante logró robarle una tanda completa por el pitón derecho y tapándole los defectos, además de dándole importancia a lo que hacía.

En el segundo de su lote demostró el tacto que el diestro sevillano tiene con el capote, para ofrecer la mejor tanda a la verónica de la tarde en su salida e ir construyendo la faena que posibilitó su salida a hombros.

Esta la logró con una segunda oreja trabajada con tesón, torería y presencia ante el de Álvaro Núñez, un toro con defectos que el torero tapó con lentitud y mucha paciencia, llevándolo largo y adaptándose conforme se iba apagando para acabar con una gran estocada.