5ª FERIA DE SAN ISIDRO

Ni El Torero ni los toreros

Tarde plana en la quinta de abono con un encierro de El Torero cornalón pero sin entrega y una terna que abrevió en sus actuaciones.

Daniel Luque ante la violenta embestida del primer toro de su lote de El Torero

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Día de resaca en Las Ventas. Entre el bochorno ambiental y la lección ‘julista’ que flotaba aún en el ambiente y en la mente de los aficionados. Unos aficionados que no se olvidaron de sacar a saludar tras el paseíllo a Gonzalo Caballero, que a punto estuvo de morir en esta arena allá por el último Día de la Hispanidad prepandémico.

Otro cantar fue lo que ocurrió después. La seria corrida de El Torero tuvo más movilidad que entrega en sus embestidas. Faltaron casta y clase y sobraron muchas violencias a la hora de coger los engaños. La terna actuante tampoco pareció a estar dispuesta para hacer el esfuerzo delante de semejante material.

Preciosa fue la pinta del serio y hechurado primero, un toro que tuvo su nervio en los primeros tercios, derribando al picador en el primer encuentro con el jaco y que después se movió con brío en el de banderillas. Otra historia fue cuando entró en la jurisdicción de la muleta de Antonio Ferrera. Le costó tener que poner de su parte para empujar el engaño hacia adelante. El extremeño estuvo solvente y no alargó en demasía la faena cuando vio las escasas prestaciones del animal. Además, lo liquidó de un perfecto volapié del que el toro salió rodado.

Menos le duró el cuarto, otro toro muy serio al que pasó por ambos pitones en un par de tandas. Ferrera no se dio coba con él y se fue tras de la espada. Un pinchazo y una estocada desprendida cobrada al encuentro pusieron fin a la gris tarde de Ferrera en Las Ventas.

El primer toro del lote de Daniel Luque tapó su vareada anatomía con dos puntas por delante. Nunca se entregó el astado del hierro gaditano, que soltaba la cara cada vez que llegaba al embroque. El sevillano, muy firme y tragando, se impuso a base de bragueta. Hubo una tanda en la que fue imposible el temple por la violencia desatada desde la testa del animal. Lo cazó al segundo intento y todo quedó en silencio.

El quinto tuvo que regresar a los corrales por su endeblez y con no pocos esfuerzos de Florito y su parada de bueyes. En su lugar saltó un sobrero cinqueño de Montealto, basto de hechuras y sin cuello que se las hizo pasar puñeteras en banderillas a la cuadrilla de Luque. El del hierro madrileño se agarró muy pronto al piso. Frenado y pensándoselo al inicio de cada tanda. Se recuperó el tiempo perdido con la devolución al abreviar el torero de Gerena.

Se ovacionó de salida la descomunal cabeza del que hizo tercero. Dos pitones que quitaban el hipo. Gonzalo Caballero se mostró valiente a carta cabal. No desfallece en su concepto. Exigente el de El Torero, que tuvo movilidad, aunque le faltó mayor dosis de entrega. Se vencía en el segundo muletazo y había que estar presto para no quedarse en el carril del toro. El madrileño no le volvió la cara en ningún momento y vio como el astado comenzó a venirse a menos mediado el trasteo. Tras un pinchazo, lo pasaportó de una estocada corta.

El sexto también se movió mucho en todos los tercios. Le dio distancia Caballero en el inicio de faena, buscando la inercia de la embestida. La muleta viajaba algo volandera, sin el mando necesario. Pero con el temple como arma para ligar, mediada la faena, la tanda a derechas más maciza al quedarse en el sitio y sumar cuatro y el de pecho. Obra también breve y medida que no tuvo buen colofón con la espada.

Madrid, jueves 12 de mayo de 2022. 5ª de Feria. Dos tercios de plaza (16.291 espectadores según la empresa)

Cinco toros de El Torero, bien presentados, muy serios de cara. Conjunto con movilidad pero escasa entrega. El sexto, el más manejable. Un sobrero de Montealto (5º bis), de correcta presentación, bajo de raza y parado en el último tercio.

Antonio Ferrera, silencio y silencio.

Daniel Luque, silencio y silencio.

Gonzalo Caballero, palmas y silencio.