1ª FERIA DE LA MAGDALENA

Una faena sin espada de Emilio de Justo en el desangelado inicio de Castellón

La Feria de la Magdalena de Castellón ha comenzado este domingo sin suerte en lo artístico y con un ambiente frío.

Derechazo de Emilio de Justo al cuarto toro de Victorino Martín en Castellón

Agencia EFE

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Una tarde desangelada en lo artístico y desagradable en lo climatológico ha dado al trasteo con el inicio de la feria de la Magdalena de Castellón, un espectáculo en el que ni Perera ni Emilio de Justo lograron pasear ni un solo trofeo de una variada y desrazada corrida de Victorino Martín.

Solo hubo un toro bueno de verdad, el cuarto, el clásico "victorino" encastado e importante en sus emocionantes embestidas con el que se vio a un Emilio de Justo muy firme de principio a fin para lograr pasajes realmente emotivos por el pitón derecho antes de echarlo todo a perder por culpa de la espada.

También anduvo capaz y resolutivo el cacereño con un segundo que fue desarrollando aviesas intenciones a medidas que transcurría su lidia, y con el que logró algún momento de cierta emoción en el toreo a derechas. Y nada pudo hacer con un sexto muy descastado que enseguida se agarró al piso y se negó a embestir.

Perera abrió la feria con un primero de corrida que tuvo nobleza pero al que le faltó fondo y transmisión. El extremeño le corrió la mano con pulcritud a lo largo de una faena un punto plana y de escasa comunicación con los tendidos.

Algo similar le ocurrió con el tercero, otro toro que se movió de aquí para allá, sin molestar, y al que Perera toreó con limpieza en una faena a la que le faltó, sobre todo, fibra para que rompiera de verdad. Esta vez, además, no anduvo acertado con los aceros.

Y el quinto fue el otro toro deslucido de la corrida, un "victorino" sin raza alguna, muy parado, con el que Perera hizo un esfuerzo aparente, pero sin recompensa alguna.

Castellón, domingo 20 de marzo de 2022. 1ª de Feria. Media plaza.

Toros de Victorino Martín, en tipo de su encaste y de juego desigual, aunque con el denominador común de la falta de raza. La excepción fue el cuarto, un toro importante por encastado. Quinto y sexto, por su parte, los más deslucidos por descastados y parados, al igual que el avieso y complicado segundo. Primero y tercero, noblotes y sosos a partes iguales.

Miguel Ángel Perera, ovación tras aviso, silencio tras aviso y silencio.

Emilio de Justo, ovación, ovación tras aviso y silencio.