SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES (MADRID)

Una triunfal despedida de Ortega Cano que acabó en polémica

Ortega Cano triunfó en su adiós en Sanse junto a Perera y Talavante pero al final ningún diestro salió a hombros.

Ortega Cano junto a su hijo en la vuelta al ruedo posterior a cortar una oreja a su primer toro en Sanse.

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Lo que estaba siendo un festejo con tintes triunfalistas, con una reaparición-despedida de Ortega Cano con final feliz y una corrida de dulce de Cuvillo, acabó con los tres toreros a pie, enfadados los unos con los otros y con una sensación agridulce. Perera y Talavante no quisieron salir a hombros en señal de duelo por Dámaso González y Ortega Cano fue izado y después descabalgado en su intención de abandonar el coso por la puerta grande ante la negativa de sus compañeros de terna. No fue un buen colofón para un festejo que transcurrió por los derroteros de la amabilidad

Amabilidad en el abecerrado encierro de Cuvillo, de muy pobre presentación aunque de una nobleza y clase suprema. Amabilidad también en un público y un palco que premiaron generosamente a la terna.

Tuvo suerte con el toro de su vuelta Ortega Cano. Una malva de Cuvillo con el que el diestro cartagenero se mostró firme de plantas y hasta por momentos inspirados. Tuvieron ritmo las tandas por ambos pitones y llegó a gustarse en un cambio de manos con sabores añejos. Después falló el resuello y tras una pausa para tomar aire, Ortega lo despacho de media en el rincón que tumbó de forma rápida al toro. La oreja paseada junto a su hijo pequeño fue la recompensa.

Con el cuarto se repitió la historia. Otro 'cuvillo' de nobleza infinita y Ortega Cano disfrutando del momento. Quitó por chicuelinas y después no hubo agobios para el torero, que toreó a placer, eso sí, con las distancias y las precauciones lógicas. Un pinchazo sin soltar y otro pinchazo hondo necesitaron de un golpe de descabello. La oreja generosa cayó por mayoría de pañuelos.

Miguel Ángel Perera tuvo como primer oponente un astado de escasos pitones y de una bondad excelsa. El extremeño hizo lo que quiso con él. Tras su inicio de faena por cambiados en el centro del ruedo, llegaron tandas  a derechas de largo trazo. Al natural hubo mayor profundidad y suavidad ya que el toro tuvo mayor calidad por este pitón. Y el final, en las cercanías y haciendo verdaderos ochos con la embestida del toro sobre su cuerpo. La espada viajó desprendida pero el premio final fue de dos orejas.

El quinto por hechuras fue el padre de toda la corrida y su pitón derecho lo más parecido a la integridad con la que debe salir un toro al ruedo. Con su punto de querer buscar tablas en alguna ocasión, el de Cuvillo sacó clase y profundidad en sus embestidas. Perera se rompió por abajo con la muleta, arrastrando por el ruedo más de medio engaño en algunas tandas. Y a más exigencia del torero, más respuesta del toro. Un pinchazo y una estocada sirvieron para pasear un nuevo trofeo.

El tercero fue otro astado de escasa entidad pero con un gran fondo de nobleza. Un animal ideal para disfrutar. Talavante hilvanó una faena de buen corte, mejor expresada al natural. Hubo empaque y relajo, llevando muy cosido en la muleta al toro. La estocada trasera resultó letal. Las dos orejas fueron directas al esportón del extremeño.

El sexto fue el toro de peor clase del conjunto. Sin embargo, Talavante estuvo de nuevo a gorrazos con él. Labor fácil del diestro que puso la sal que no tuvo el toro, como un inicio de rodillas con arrucina incluida o un final por manoletinas. La oreja recompensó al conjunto.

San Sebastián de los Reyes (Madrid), sábado 26 de agosto de 2017. 1ª de Feria. Media plaza.

Toros de 

, de abecerradas hechuras y sospechosos de pitones. De buen juego en general por su nobleza y clase. El único más bruto fue el sexto.

Ortega Cano, oreja y oreja.

Miguel Ángel Perera, dos orejas y oreja tras aviso.

Alejandro Talavante, dos orejas y oreja.

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