DAVID DE MIRANDA

"Volver a vestirme de torero es lo que me ha devuelto la vida"

El diestro onubense reapareció y triunfó el pasado viernes en la Feria de Colombinas de Huelva.

David de Miranda en su salida a hombros el pasado viernes en la plaza de toros de Huelva

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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El matador de toros David de Miranda volvió a sentirse más vivo que nunca el pasado viernes en su tierra, Huelva, donde reapareció a lo grande tras un año de calvario por una gravísima lesión de espalda, aunque, según confiesa a Efe, "volver a vestirme de torero es lo que me ha devuelto la vida".

"Fue una tarde de emociones a flor de piel. Ver a mi gente tan ilusionada, en mi tierra, esa ovación que me dieron mis paisanos tras el paseíllo, el toro tan extraordinario que me tocó... Todo salió a pedir de boca, pero, cuando realmente me emocioné, fue al ponerme otra vez el traje de luces después de tanto tiempo", confiesa.

Para De Miranda (Trigueros, Huelva, 1993) ese momento tan íntimo de la liturgia taurina le produjo una sensación única: "Como cuando vuelves a la vida después de haber estado prácticamente en la otra orilla", advierte.

"Se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Tantos meses esperando ese momento, meses muy duros, muy largos, de incertidumbre porque no sabía siquiera si volvería a caminar. Pero, al final, todo el esfuerzo, la preparación, las lágrimas y el dolor que he pasado han tenido su recompensa", remarca De Miranda.

El joven espada onubense, de 24 años, cortó dos orejas al toro de su reaparición, de Juan Pedro Domecq, al que cuajó, además, una excelente faena, posiblemente "de las mejores" de su carrera.

"Pude expresarme como pocas veces. Fue como el regalo que el destino me tenía guardado. Además, lo mejor de todo es que echando un vistazo a la prensa veo que hay unanimidad, que todos me 'cantan' lo bien que estuve y, sobre todo, que no he perdido nada de sitio", asegura.

"Y es que tener tanto tiempo libre durante el año de convalecencia me ha dado para aprender, para madurar, para ver muchos vídeos míos y darme cuenta de los errores que tenía que corregir", añade el triguereño.

Además, logró el triunfo en un cartel de máxima expectación, con dos figuras del toreo como Morante de la Puebla y José María Manzanares, y que, en el caso del primero, acaparó también los titulares al dejar para el recuerdo una de las más bellas faenas que se recuerdan en los últimos años el coso de La Merced.

"No me pusieron las cosas nada fáciles", bromea De Miranda, que, entre risas, no se esconde a la hora de ensalzar la labor del genio sevillano: "Fue una delicia poder estar también ahí disfrutando de ese momento. Estuvo cumbre el tío".

Pero le cambia el gesto a la hora de hablar de su compañero de profesión Manolo Vanegas, que atraviesa una situación muy parecida a la que él vivió hace escasos meses, al encontrarse actualmente ingresado en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo recuperándose de una severa lesión cervical.

"Le tuve muy presente en la tarde del viernes. He tenido mucho contacto con él e, incluso, fui a verle hace un par de semanas y le di todo el ánimo del mundo; le dije que con ganas todo se supera y que seguro le vamos a tener dentro de nada otra vez en los ruedos", afirma.

Volviendo a los meses de temporada que le quedan por delante, De Miranda pretende cerrar 2018 con "siete u ocho corridas más".

Hasta la fecha tiene cerradas tres: Valverde del Camino (Huelva), Sabiote (Jaén) y Toro (Zamora), la plaza donde el año pasado un toro le fracturó cuatro vértebras, lesión que a punto estuvo de dejarle postrado en una silla de ruedas.

"Es una responsabilidad muy grande. En Toro empezó el calvario. Pero cuando se me brindó la oportunidad de volver, no me lo pensé. Tengo que rematar lo que dejé a medias. Por la afición y por mí mismo, porque creo que la mejor medicina para superar este tipo de accidentes es enfrentarse a los fantasmas que dejan", apostilla.

De Miranda también mira más allá en el horizonte, concretamente a la temporada 2019, donde espera pisar plazas de responsabilidad, e, incluso, sueña con confirmar en Madrid, aunque el mensaje más inmediato que puede dar es este: "Por fin he vuelto y lo he hecho para quedarme".

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