4ª FERIA DE FALLAS

Agua, viento y una oreja de Aguado en el petardo de Juan Pedro en Valencia

Solitaria oreja para el sevillano ante una corrida mansa, descastada y deslucida de Juan Pedro Domecq. Morante y Juan Ortega se fueron de vacío.

Pase de pecho de Pablo Aguado durante su actuación este jueves en Valencia

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Zeus y Eolo, mano a mano en Valencia. Los dioses de la lluvia y el viento aparecieron por la capital levantina este jueves y tuvieron en vilo los aficionados hasta la hora del comienzo del festejo en el coso de la calle de Játiva. Con veinticinco minutos de retraso se abrió el portón de cuadrillas para el paseíllo. Antes, la terna y la autoridad estuvieron dilucidando la celebración o no de uno de los festejos estrellas de las Fallas 2022 con el viento soplando con fuerza y un ruedo embarrado por zonas cuando los tres diestros cambiaron la seda por el percal.

Con todos los condicionantes meteorológicos a la contra, la otra mala noticia llegó con el petardo en toda regla que ofreció la corrida de Juan Pedro Domecq. Un encierro vacío de casta, manso hasta la desesperación y carente de toda cualidad que debe adornar a un animal al que se le califica de bravo. En el pecado llevó la penitencia una terna que volverá a verse anunciada con este hierro en Sevilla y Madrid. La oreja que cortó Pablo Aguado en el sexto no sirvió para rescatar el pobre balance final de la tarde.

No llegó al tercio de varas el cinqueño primero y ya estaba lloviendo con fuerza sobre el ruedo valenciano. Morante había intentado estirarse a la verónica antes. Mejor por el izquierdo. A derechas el toro se vencía por dentro. La media tuvo encaje y sabor. El de Juan Pedro llegó sin vida al inicio de faena. Asentado el torero, intentando rascar algo del erial de casta que tenía enfrente. Algún natural primero y algún redondo después pese al empeño fueron el pobre balance de un trasteo corto. Se silenció al diestro cigarrero.

Los primeros ‘oles’ rotundos llegaron cuando Juan Ortega se abrió de capote con el precioso segundo. Jugando los brazos, soltando las muñecas, cimbreando la cintura y toreando con las palmas de las manos. Cumbre el toreo a la verónica y una media que hizo temblar el misterio. Quiso responder Aguado con un quite por el mismo palo, pero el ‘juampedro’ se lo pensó. Se quedó con el molde hecho el tercer sevillano del cartel. Igual se quedó Ortega cuando llegó el tercio de muleta. Se abrieron los cielos de par en par y el toro echó la persiana. Mala combinación. Nada de nada después.

Del capote de Juan Ortega al segundo juampedro surgieron las mejores verónicas del festejo

Del capote de Juan Ortega al segundo 'juampedro' surgieron las mejores verónicas del festejo

La podredumbre de la corrida de Juan Pedro Domecq era más que evidente cuando se lidiaba su tercer toro. Éste no tuvo ni una embestida por derecho en los primeros tercios y, cuando Pablo Aguado le intentó plantear faena, huyó rumbo a tablas. Una tanda le robó el sevillano por el pitón derecho. Acompañando con mimo y temple. Pero solo eso duró el animal. Después, falta de celo, nuevas huidas y blandura de remos. Un asco de toro.

Muy despacito salió embistiendo el cuarto. Y muy despacito le toreó de Morante con su capote de vueltas verdes. Aguantando con bragueta el ritmo que traía el toro para desgranar varias verónicas de ralentizado trazo que provocaron el clamor en los tendidos. Con la lluvia en retirada, el torero cigarrero observó como el toro parecía pararse en el inicio de faena. Pero no desesperó y vio como después respondió con cierto brío. Mejor a derechas, en varias tandas que extrajeron lo poco que traía el astado. Esa nueva versión de Morante que parece no aburrirse en la cara de los toros. Alargó en balde el trasteo porque el animal, ahora sí, terminó como un marmolillo. Sonó hasta un aviso antes de montar una espada que no viajó certera hasta el tercer intento.

El quinto trajo más kilos que seriedad en su cara. Se protestó con razón desde el tendido. Feo por fuera y feo por dentro. Embistió sin ritmo, a pechazos. A Ortega no se le vio cómodo en ningún momento. Tras varios desarmes tiró por la calle de en medio y se fue tras de la espada. Un horroroso bajonazo fue mal colofón a un debut sin suerte en Valencia.

El toro de mayor tonelaje saltó en sexto lugar ya con la noche echada sobre la capital del Turia. Sin ser un dechado de bravura, al menos el de Juan Pedro tuvo sus veinte arrancadas a media altura. Pablo Aguado las aprovechó para acompañar las embestidas con temple, limpieza y composición. Con los tendidos ateridos por el frío y el agua, y ávidos de aplaudir a esas alturas de corrida, la faena del sevillano fue jaleada con intensidad creciente. No se extendió mucho Aguado, que destacó además en los remates. Bordó los cambios de mano y los de pecho. Una estocada casi entera caída dio paso a una petición de oreja que concluyó con un amable trofeo para el torero hispalense.

Valencia, jueves 17 de marzo de 2022. 4ª de Fallas. Algo más de media plaza.

Toros de Juan Pedro Domecq, todos cinqueños. Desiguales de trapío y de hechuras. Conjunto manso, descastado y muy venido a menos. El sexto, manejable a media altura.

Morante de la Puebla, silencio y saludos tras dos avisos.

Juan Ortega, silencio y silencio.

Pablo Aguado, silencio y oreja.

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