2ª feria de san blas y la candelaria

Buena corrida de Capea con la que triunfan amablemente Ventura y Castella en Valdemorillo

El rejoneador corta una oreja en cada toro de su lote y el diestro galo, un total de tres al suyo. Desdibujada tarde de Manzanares.

@Valdemorillo25

Diego Ventura y Sebastián Castella, a hombros en Valdemorillo este sábado

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Tras la tempestad de agua y niebla del viernes tarde, el sábado madrileño amaneció con mejores perspectivas meteorológicas. Se notó en el mediodía festivo de Valdemorillo. Una plaza de la Constitución hasta los topes y una hostelería con reservas para doblar aforos. 

Ese ambiente se notó en un casi lleno en el coso de La Candelaria al reclamo de un cartel mixto que acabó con una balanza que cayó del lado de una notable corrida del maestro Cepea.

Abrió plaza un ejemplar del hierro salmantino de buena condición al que Diego Ventura banderilleó con temple y exposición, sobre todo a lomos de “Lío”. Tras un rejón trasero y caído, paseó la primera oreja del festejo.

Al del serrucho y la lima se le fue la mano para dejar mutilado al cuarto, “despuntado reglamentariamente” en exceso. Ventura volvió a mostrarse muy por encima de las circunstancias. Destacó montando a “Nómada”, galopando a dos pistas y dejando un buen par a dos manos en el final de su actuación. Pinchó antes de un rejonazo trasero y bajo que provocó derrame. No fue óbice para pasear otro displicente trofeo.

La absurdez máxima asomó en el segundo. Un buen toro de Carmen Lorenzo por el pitón derecho les pareció a algunos la excelencia de la bravura, pidiendo para él un indulto con tintes cómicos. El astado resultó noble y enclasado, especialmente por el pitón izquierdo. Pero de ahí al perdón de la vida por una bravura ejemplar distaba un abismo. Castella, con este toro, estuvo en Castella. Firme, vertical, templado… Faena de buen trazo y limpia expresión que el francés alargó en la búsqueda de un premio que solo llegó tras una estocada baja que resultó letal. Castella paseó el doble trofeo y el “Vichanero” de Carmen Lorenzo fue premiado con la vuelta al ruedo. Pues eso…

El cuarto, sin tener mala condición, tuvo escasa casta para seguir con celo los engaños del torero galo, que se enmarañó en una faena mecánica y previsible. Faltó conexión con los tendidos y compromiso y sobró metraje al trasteo. Tras una estocada efectiva paseo una oreja de escaso peso.

La escasa forma de Manzanares ya no es noticia un año más. Pese a lo que diga alguna prensa palmera y subvencionada, el estado de forma del alicantino sigue en una tendencia decadente y preocupante. Máxime cuando uno tiene que vérselas con un animal anovillado pero con chispa como el primero de su lote, con el que vendió una gesta y esfuerzo que no fue tal. Líneas, toques bruscos y siempre al hilo del pitón. Y para más inri, una estocada trasera y baja en lo que siempre fue su fuerte. Además, se encasquilló con el descabello antes de ser silenciado.

Más compromiso pareció tener Manzanares con el mansito pero noble sexto. Un espejismo. La ligazón llegó siempre quedándose en la oreja, aliviándose en los embroques y rematando los muletazos para afuera. Tras una estocada corta decidió no descabellar y los tendidos, más pendientes de salir rumbo a ver el derbi futbolero, le ovacionaron como recompensa.