BILBAO

Cuatro orejas para Paco Ureña ante una plaza y un presidente volcados

El diestro murciano logró un sonoro y rotundo triunfo de cuatro orejas, pedidas y concedidas por una plaza y un presidente totalmente volcados con su toreo

Paco Ureña en su salida a hombros este viernes en Bilbao

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El diestro murciano Paco Ureña logró hoy viernes en la feria de Bilbao un sonoro y rotundo triunfo de cuatro orejas, pedidas y concedidas por una plaza y un presidente totalmente volcados con su toreo ante el mejor lote de toros de una desigual corrida de Jandilla.

Con todo, la concesión de la segunda oreja de su primero habría que calificarla como ampliamente generosa, y más teniendo en cuenta la rigurosidad de que ha hecho gala el mismo presidente en casos similares, sin ir más lejos ayer mismo, cuando le negó ese mismo trofeo al mexicano Luis David Adame.

Pero en esta ocasión el señor González no tuvo reparos en premiar tan ampliamente al murciano tras una faena que tuvo un deslumbrante inicio por ajustados estatuarios y un emocionante final con una estocada volcándose y de la que salió treopezao y zarandeado por la seria cornamenta del de Jandilla.

Entre ambos momentos estelares del trasteo, Ureña ligó las series de muletazos con desigual temple y mando a un toro de nobles y entregadas embestidas, aunque resultaron más centradas, limpias y asentadas las del tramo final.

En cambio, no hubo discusión alguna para las dos que le dieron del sexto, otro bajo y fino astado de Vegahermosa al que no aprovechó con la capa pero al que cuajó una docena de soberbios naturales, de líquido temple y de hondo y largo trazo, instrumentados sin ligazón pero con gran intensidad y poso.

Entre las muchas virtudes del toro no estuvo la de repetir las embestidas, pero, el torero de Lorca dio sentido a las obligadas pausas y entreveró muletazos de clásica pureza que el público de Bilbao, esta vez sí, supo apreciar y valorar con una pasión que se desbordó cuando llegó el punto final de un soberbio volapié de efecto fulminante.

Totalmente opuesto fue el lote que le correspondió a Diego Urdiales. El primero de la tarde no hizo más que defenderse constantemente con tornillazos desabridos y cada vez más violentos pese a que el torero riojano intentó siempre aplacarlos con un trato firme y suave.

Pero peor aún fue lo del cuarto, un toro alto y de hechuras caballunas en las que albergaba un avieso sentido. Sin dejar de medir al matador, ciñéndose sordamente o quedándose corto sabiendo lo que dejaba atrás, cada arrancada del de Vegahermosa era una clara amenaza.

Pero lejos de encogerse, el riojano planteó un largo duelo de poderes, dándose generosamente al riesgo, con una pasmosa serenidad, para robarle un puñado de muletazos escalofriantes y de enorme mérito, hasta que el marrajo se negó acobardado ante el seco valor de su matador, que se llevó una sonora ovación, y el brindis de Ureña en el sexto, como reconocimiento.

Por su parte, Cayetano, sustituto de Roca Rey en el cartel de hoy, resolvió con aseo y buen tono ante un segundo toro noble pero de muy poco fondo, y pasó prácticamente en blanco con la muleta ante un quinto que se desfondó por completo en el duelo de quites que el torero dinástico mantuvo con Ureña, en otro de los grandes momentos de la corrida.

Bilbao, viernes 23 de agosto de 2019. 7ª de Feria. Más de dos tercios.

Tres toros de 

 y tres de 

, desiguales de cuajo y alzada y también de juego variado: desde el cuarto, violento y con sentido, al lote de Paco Ureña, que medido de fuerzas, tuvo nobleza y calidad en las embestidas. El resto, de escaso fondo.

Diego Urdiales, silencio y gran ovación.

Cayetano, que sustituía a Roca Rey, ovación y división al saludar.

Paco Ureña, dos orejas y dos orejas.

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