1ª CÉNATE LAS VENTAS
Detalles de Aloi y Caballero en la plomiza novillada nocturna de Las Ventas
Detalles del mexicano y del albaceteño y susto para Pedro Gallego al ser arrollado a portagayola al recibir al cuarto novillo.
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Los buenos detalles de oficio y de temple mostrados por el mexicano Bruno Aloi y el albaceteño Manuel Caballero fueron las únicas notas destacadas de la plomiza y larga novillada del certamen de nocturnas que arrancó hoy en la madrileña plaza de Las Ventas.
Aunque ninguno logró pasear trofeos, ambos se impusieron al descastado juego de sus novillos de La Guadamilla y de los sobreros que sustituyeron a dos de los utreros titulares que fueron devueltos por falta de fuerzas, hecho que contribuyó a que el festejo se dilatara hasta las casi tres horas de duración.
Aloi le puso mucha voluntad y un punto de fibra a su labor con el tercero de la velada, que, desrazado y sin clase, le puso en apuros en algún momento, sin que el mexicano volviera la cara. Y toreó con más suavidad y asiento a un afligido y desfondado remiendo de Los Chospes que cerró plaza, al que sacó muletazos muy estimables pero de escasa emoción por la condición del utrero.
En este primer festejo del certamen se presentó en Madrid el albaceteño Manuel Caballero, hijo del torero del mismo nombre que destacó en la década de los 90, y lo hizo mostrando mucha firmeza y un bien asimilado oficio con dos ejemplares de distinto hierro que le ofrecieron muy poco.
El de La Guadamilla con el que corrió turno tras la devolución del segundo, no dejó de cabecear, pero el manchego lo atemperó con temple y efectividad, mientras que al serio y rajado sobrero de Chamaco, que volvió grupas hacia tablas a las primeras de cambio, le ligó buenos pases con las dos manos a base de asentar las zapatillas y de llevarlo muy sometido, antes de fallar con la espada.
El también debutante Pedro Gallego recibió a portagayola a los dos novillos con mayores opciones de la noche, el segundo de los cuales le arrancó limpiamente en el embroque la manga izquierda de la chaquetilla. A pesar de su veteranía, el novillero jiennense de Torreperogil no llegó a aprovechar ni al primero, de fácil nobleza, ni a un cuarto de mayor transmisión, a los que toreó con idéntica ligereza y escaso mando.