BILBAO

Emilio de Justo corta una oreja de ley y se deja la suya tras cuajar un faenón

El diestro extremeño cayó herido en el único toro de Victorino Martín que lidió. El Cid se despidió de Bilbao cortando también un apéndice.

Soberbio derechazo de Emilio de Justo en la faena al tercer toro de Victorino en Bilbao

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Un aurreku antes de su último paseíllo en Vista Alegre. El Cid decía adiós a Bilbao, la plaza donde se encumbró con la misma ganadería que se despedía este domingo. Victorino Martín. La cumbre de su encerrona en 2007 en el recuerdo de todos los aficionados. Y una ovación tras el paseíllo que recogió el sevillano con alguna lágrima brotando en los ojos.

Así comenzó el primer festejo de a pie de las Corridas Generales con un invitado al que nadie llamó como fue la lluvia. El hierro de la ‘A coronada’, envió hasta el Botxo un encierro de irreprochable trapío y juego desigual.

‘Hotelero’ fue el primer toro del lote de El Cid. El de menos peso del encierro pero con dos perchas veletas y astifinas coronando su testa. Se gustó el de Salteras en el recibo a la verónica. Ganando pasos, jugando los brazos y rematando con una larga a una mano. El cárdeno tuvo un notable pitón izquierdo. Lo vio pronto Manuel Jesús, que basó por ahí su faena. Cuando se olvidó de las precauciones, llegaron varios naturales de gran temple y largura. Añoranzas de esa mano izquierda. Cuando las dudas brotaron, la conjunción fue menor. Por eso la faena navegó entre dos aguas siempre. Una estocada caída pero efectiva desató una petición que acabó en una oreja para El Cid.

Natural de El Cid al toro de Victorino Martín al que cortó su última oreja en Bilbao

Natural de El Cid al toro de Victorino Martín al que cortó su última oreja en Bilbao

El cuarto de Victorino respondió más y mejor cuando se le obligaba por abajo. No siempre lo hizo El Cid, que de nuevo alternó momentos de firmeza con otros en los que le asaltaron ciertas desconfianzas. Hubo algún natural de buen trazo, aunque al conjunto le costó romper. Esta vez se le atascaron tanto la espada como el descabello. Una ovación sincera pusieron punto y final a trayectoria de Manuel Jesús en el ceniciento ruedo bilbaíno.

Y de un torero de despedida a otro que se presentaba. Emilio de Justo trenzó su primer paseíllo este domingo en Vista Alegre y tremenda fue su tarjeta de visita. Su primer toro, de tremenda arboladura, no regaló nunca ni una embestida. La faena del extremeño fue importantísima de principio a fin. Siempre colocado en el sitio, entendiendo las alturas y los toques  que demandaba el de Victorino. A derechas dotando de limpieza y largura las exigentes embestidas del toro. Y al natural, tragando de lo lindo para extraer dos series de gran pureza y verdad. Ajustado hasta la asfixia en los embroques y profundizando en los viajes del toro cada vez más. Tan a gusto estaba que insistió en una postrera tanda a izquierdas a pies juntos. No hubo opción. El toro se le vino directo al cuerpo. Dos derrotes, uno a cada muslo, y otro directo a la oreja izquierda, que rasgó. Un pinchazo dio paso a una estocada cobrada a ley en todo lo alto. La oreja supo a premio cabal para tan seria y cuajada obra de Emilio de Justo.

Imagen de Emilio de Justo con la oreja izquierda herida después del percance sufrido

Imagen de Emilio de Justo con la oreja izquierda herida después del percance sufrido

Se aplaudió de salida la fina estampa del primer ‘victorino’. Un ejemplar muy bien hecho que se lo pensó en el caballo y que tuvo una virtud y un defecto cuando salió del peto. Humillaba mucho, pero tendía a reponer mucho entre muletazo y muletazo. Curro Díaz sobó pacientemente al toro en las primeras tandas para atacarlo más por abajo en dos buenas series en redondo. Fundamental el perder un par de pases para ganarle después la acción y poder ligar los muletazos y dotarlos de mayor profundidad. El fondo lo tenía el toro, pero había que sacárselo. Ahí el mérito del torero de Linares. La estocada, un punto desprendida, necesitó de un golpe de descabello. La ovación fue premio justo a lo visto.

El cuarto fue una prenda. En el inicio de faena lanzó un pitonazo al pómulo izquierdo de Curro Díaz. Brotó la sangre sobre la mejilla del torero mientras intentaba meter mano a un animal deslucido que siempre se quedó en las zapatillas. Ni por un pitón ni por el otro, el de Victorino nunca rompió. Abrevió Curro.

El linarense tuvo que lidiar el sexto en sustitución de Emilio de Justo. El de Victorino Martín embistió casi siempre con el freno de mano echado. Curro a base de firmeza y disposición, sacó una tanda por cada lado de mucho mérito. Pero en cuanto se sintió podido, el toro echó la persiana.

Bilbao, domingo 18 de agosto de 2019. 2ª de Feria. Un cuarto de plaza.

Toros de 

, muy bien presentados y de juego desigual. Exigente el primero; un segundo con un notable pitón izquierdo; encastado y complicado el tercero; un cuarto frenado y deslucido; noble el quinto; un sexto sin romper.

Curro Díaz, saludos, saludos y saludos en el que mató por De Justo.

El Cid, oreja y saludos tras aviso.

Emilio de Justo, oreja en el único que mató.

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