MADRID

Gozos sin remate con Morante y El Juli

Morante deja una sublime tanda a derechas, El Juli pincha dos faenas de sapiencia y Tomás Rufo se espesa en una tarde gris.

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Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El todo Madrid en Las Ventas. El lleno de “No hay billetes” colgando de las taquillas y las llamadas incesantes en la búsqueda de un papel agotado para uno de los carteles estrella de la Feria de San Isidro. Volvía Morante con su halo de expectación pese a su inédita primera tarde en el ciclo isidril; regresaba El Juli tras su capaz paso con la corrida de La Quinta; y se esperaba a un Rufo con sello de figura y con la primera oreja de esta feria en su esportón.

Con lo que no se contaba era con las escasas prestaciones que sacó una desbravada corrida de Alcurrucén en su primer compromiso isidril. Corrida hechurada y entipada que se movió en apenas 11 kilos de diferencia pero que nunca terminó de romper en las telas.

Morante vio como su primero fue un buey de carretas para el Rocío. El colorado de los hermanos Lozano no le permitía dejar ni un muletazo mientras el de La Puebla del Río salía una vez más con la espada de verdad que manejó con muchas precauciones.

Hubo de esperar al cuarto para espolvorear los momentos más sentidos de la tarde. Primero con el capote tras un quite por ceñidas chicuelinas de El Juli en su turno correspondiente. El sevillano respondió y firmó tres verónicas de gran composición, aunque faltó un punto de limpieza, y una soberbia media de remate. Y Madrid soltando el lastre de sus reticencias con Morante. Más cuando en la primera tanda de la faena de muleta el de Alcurrucén se deslizó por abajo y el torero cigarrero giró sobre sus talones para dejar una tanda de delicado y templado trazo. El olé rotundo de Las Ventas se escuchó más allá de Manuel Becerra. El milagro podía ocurrir. Pero hasta ahí duró el pupilo de los hermanos Lozano. Después dejó naturales con sabor y prestancia, pero el toro ya había echado la persiana definitivamente. Habrá que esperar al viernes 3 de junio para poder gozar con más plenitud del genio de La Puebla.

El Juli volvió a echar una tarde de sapiencia. Sin espada como ya viene siendo habitual, pero dio gusto ver al madrileño con esa responsabilidad de maxima figura y al que Madrid ya no le pesa como antaño. A su precioso primero se lo sacó de inicio a los medios. Hasta Eolo pareció calmarse por primera vez en la isidrada. Le presentó la diestra, muy ceñida la embestida a una muleta que presentaba de forma breve. Ralentizando la embestida del de Alcurrucén. Medida la exigencia en la búsqueda del fondo del animal. Al natural más metido en los terrenos del toro para extraer unos viajes que se acababan por momentos. Varios pinchazos dejaron todo en una ovación de reconocimiento.

Pocos apostaban por el quinto. Otro toro con el hierro de la P y la L que se movió de forma desclasada en los primeros tercios. A taponazos. Pero la técnica julista volvió a obrar el milagro. Faena paciente que fue creciendo a base de mando y colocación. Impoluto el planteamiento para ir desgranando tandas de exigencia y longitud crecientes. Y Las Ventas rendida a la enésima lección de un torero al que no se atisban flaquezas. O sí, la espada, que frenó una labor que iba para premio. Y van ya unas cuantas faenas sin premio por los aceros en esta plaza en su prolongada carrera…

A quien no se vio fresco de ideas y resolución fue a Tomás Rufo, que venía a defender y superar la primera oreja cortada en esta feria. En su lote cayó el toro de mejores cualidades del sexteto de Alcurrucén. Un toro al que recibió por verónicas muy acompasadas, de mano baja y acinturada media para abrochar el saludo. Le dio distancias en el inicio de faena el toledano, buscando las inercias del toro. Hubo ligazón y composición en la primera parte del trasteo, con ese muletazo rotundo y con exigencia por abajo de Rufo. Pero después se amontonó al presentar la zurda y todo se vino abajo. Llegaron los desajustes, los enganchones... Aquello no terminaba de fluir. El fundido de plomos fue evidente.

No pudo remontar con el sexto, un toro mansito con el que de nuevo se embarulló con un punto de ansiedad en otro trasteo espeso que, eso si, coronó de un perfecto volapié. Una feria de más a menos de Tomas Rufo.

Madrid, jueves 18 de mayo de 2023, 8ª de Feria. Lleno de 'No hay billetes'

Toros de

, bien presentados y de parejas hechuras. Conjunto manso y bajo de casta. Noble y de buen juego en el último tercio el tercero. Manejable mientras duró el cuarto. De buen fondo que hubo que buscar el quinto. El resto, de menores prestaciones.

Morante de la Puebla, silencio y saludos.

El Juli, saludos y saludos tras aviso.

Tomás Rufo, silencio tras aviso y silencio.

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