MADRID

Un gran Ureña triunfa con un arrollador Roca Rey en San Martín de Valdeiglesias

Una gran faena de Ureña le valió para cortar dos orejas y triunfar junto a Roca Rey, que sumó tres apéndices.

Roca Rey y Paco Ureña, a hombros en San Martín de Valdeiglesias

Agencia EFE

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Un municipio que se enclava en el estratégico vértice donde se encuentran las provincias de Madrid, Toledo y Ávila, todas ellas con amplia e intensa tradición taurina, por lo que conformar un cartel de altura como el anunciado este año tenía papeletas para registrar una buena entrada. Y así fue. El coqueto coso madrileño no llegó al lleno, pero lo rozó.

Paco Ureña anduvo con el noble primero a gorrazos. El de Vellosino tuvo la fuerza cosida con alfileres pero fue tras la muleta con ritmo y calidad. El murciano se encajó, metió riñones, y ayudó a su antagonista vaciando el muletazo a media altura. Se gustó y gustó, pero sin conectar con los tendidos tanto como si la misma faena la hubiera realizado en un orden distinto al primero. La deficiente colocación de la espada le privó de un trofeo.

El tal Gorrión, que así se llamó el magnífico ejemplar de El Pilar lidiado en cuarto lugar, derribó al picador y se arrancó con alegría a lo que se le pusiera por delante, rebosándose especialmente bien por el pitón izquierdo.

Ureña se explayó en una faena arrebatada, dando los frentes, ajustandose con las encastadas embestidas del toro de El Pilar y, esta vez sí, levantando al público de sus asientos. Cómo sería la cosa que le dieron dos orejas después de citar seis veces -sin éxito- para matar a recibir, y dejar una estocada algo defectuosa tras pinchar.

A pesar del magnífico son del segundo de salida en el capote (parecía ya picado) Juan Ortega reservó su medido ímpetu para un acompasado quite por chicuelinas. En la muleta el de Vellosino alternaba viajes templados con derrumbes por la arena, por lo que, a pesar de las delicias muleteras del sevillano con ambas manos, dejando carteles de toros sin atisbo de violencia, pesó más la endeble condición del toro.

El quinto tuvo casta a raudales pero no entrega, y se movió soltando la cara y haciendo hilo. Ortega no se dio coba y se lo quitó de en medio relativamente pronto.

El tercero tenía la presencia de un eral de los que salen en Villaseca de la Sagra por el Alfarero de Plata; y no es exageración, por lo que el toro fue protestado con justicia. Roca Rey fue a lo suyo, premiosamente parsomonioso, y le arrancó una oreja esquivando los cabezazos del de Vellosino en el tramo final del muletazo, y bajándole mucho la mano por el derecho. Como, además, rubricó a la primera, paseó la primera oreja de la tarde.

El sexto rehuyó capotes y fue de un peto a otro sin quedarse en ninguno de ellos, con el consiguiente cabreo de los tendidos, que pedían su devolución, no concedida. Pero claro, el toro, manso encastado, hacía el avión cuando algún banderillero lograba encelarlo, y Roca supo que tenía materia prima para sorprender.

Porque quien más y quien menos esperaba que el de Vellosino persistiera en su huida, pero se quedó en la muleta del peruano, quien lo reventó por abajo en tandas ligadas, mandonas y vibrantes hasta que, después de matar a la primera, le fueran concedidas las dos orejas.

San Martín de Valdeiglesias (Madrid), viernes 9 de septiembre de 2022. Más de tres cuartos de plaza.

Cinco toros de

, de presentación desigual, con algún ejemplar muy anovillado como fue el tercero. Nobles y con clase pero justos de fuerza. Un toro de

(4º), fue un gran toro que tan sólo escuchó leves palmas en su arrastre cuando mereció mayor reconocimiento.

Paco Ureña, ovación y dos orejas.

Juan Ortega, ovación y silencio.

Roca Rey, oreja y dos orejas.