7ª FERIA DE SAN FERMÍN

A hombros el toreo total de Roca Rey en Pamplona

El diestro peruano cortó tres orejas en una tarde plena de dominio con capote, muleta y espada.

Andrés Roca Rey en su salida a hombros este miércoles en Pamplona

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Alto de cruz y muy ancho de sienes salió el primer toro de Cuvillo, un animal con prontitud en los cites y nobleza y ritmo en sus embestidas. El único pero fue su dificultad a humillar. Antonio Ferrera se mostró templadísimo desde que se abrió de capote, sacó al toro del caballo y después en la faena de muleta. Supo darle la distancia y la altura que demandaba el toro. A derechas hubo expresión y poso y al natural hasta se relajó. Pero dos pinchazos, con golpe en la frente con el pomo de la espada incluido, antes de la estocada final dejaron todo en una ovación como reconocimiento.

Más armónico de hechuras y corto de manos fue el segundo, que además descolgó desde que Andrés Roca Rey le presentó el capote. A penas fue picado pero si se picaron en quites Ginés y Roca. Por gaoneras el jerezano y por saltilleras el peruano. El toro se lastimó la mano izquierda en el tercio de banderillas y eso lastró después su buena condición. Asfixiante fue el inicio de faena por cambiados por la espalda de rodillas. Después, y pese a esa lesión, el toro embistió con nobleza y Andrés lo toreo con encaje y ligazón. Siempre tirando mucho de la embestida del toro por ambos pitones y llegando con fuerza a todos los tendidos. Y como colofón, un estoconazo del que salió el toro rodado. Se pidió el doble trofeo pero el presidente solo asomó un pañuelo. 

El jabonero tercero también trajo muy buenas hechuras. Se lo dejó crudo Ginés Marín en el caballo. Sin embargo, el de Cuvillo se movió sin clase ni gracia en los tendidos. Muy fácil el torero entre unos tendidos que nunca entraron en la faena. Lo avío de una estocada y un golpe de descabello.

El castaño cuarto enseñó las puntas por delante. Muy serio el toro del hierro gaditano, que se movió de inicio sin clase. Pero el mando y el poso de Ferrera, que brindó su quehacer a Espartaco, obraron el milagro y el astado acabó embistiendo mejor que al comienzo de la faena. Labor más de aficionado que de público, en la que Ferrera sacó muletazos de gran trazo por ambos pitones a base de mando en las muñecas y firmeza en las plantas. Una estocada contraria y un golpe de verduguillo dejaron todo en una ovación que supo a poco.

Roca Rey lidió como quinto a un buen ejemplar de Núñez del Cuvillo al que recibió de capote por gaoneras. Ajuste y quietud con el toro recién salido de chiqueros. Quitó después por rogerinas e inició su labor con varios pases cambiados dando todas las ventajas al toro. Después aprovechó la notable clase del jabonero para torear con limpieza, armonia y reunión, sobre todo en una extraordinaria tanda a derechas, empujando hasta el final a su oponente. Y como coda, una serie también en redondo de rodillas. La estocada, perfecta de ejecución y colocación. En la yema. Faena completa de principio a fin que tuvo la recompensa justa del doble trofeo.

Ginés remató su primer paso por esta Feria del Toro con un ‘Cuvillo’ al que le costó un mundo tomar dos veces seguidas las telas. Pese a la voluntad del torero y a algún natural bien trenzado, al conjunto le costó tener unidad y continuidad. Con la espada tampoco estuvo fino.

Pamplona, miércoles 11 de julio de 2018. 7ª de Feria. Lleno.

Toros de 

, bien presentados aunque de desiguales hechuras y juego. Los mejores, el noble aunque sin humilla primero y el enclasado quinto. El resto, manejables en distinto grado.

Antonio Ferrera, saludos tras aviso y saludos.

Andrés Roca Rey, oreja y dos orejas.

Ginés Marín, silencio y silencio.

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