Juanito y Carlos Domínguez, del susto a la puerta grande en Olivenza

La novillada de la feria de Olivenza se trasladó este año a la matinal del sábado. Media plaza para asistir a un festejo que se concibió como concurso de ganaderías de la zona. Solo el ejemplar de Talavante rescató el orgullo de la cabaña brava local.

El primero llevó el hierro de Carriquiri. Muy en Núñez su hechura. Ya salió frenado de chiqueros y mostró su mansedumbre en el caballo. Tampoco anduvo sobrado de fortaleza como se vio cuando Juanito intentó un quite del que salió el novillo por los suelos. La faena de muleta no rompió por culpa de la deslucida condición del animal. Solo un final más enfibrado del portugués permitió robarle alguna tanda al ejemplar del hierro pacense. Dos pinchazos previos a la estocada final dejaron todo en una ovación para Juanito.

Más serio fue el segundo de San Pelayo. El ‘murube’ de Verónica Gutiérrez nunca terminó de romper a embestir con claridad. Diego San Román volvía a ruedos europeos tras su gravísimo percance el pasado año en Nimes. El azteca estuvo muy firme ante un utrero que siempre miró más de la cuenta y repuso entre pase y pase. Valor puesto al servicio del toreo en un final de faena en el que exprimió lo que tenía el novillo. La primera estocada hizo guardia y la segunda tumbó al de San Pelayo. Una ovación recogió Diego.

El novillo del debut de Carlos Domínguez a punto estuvo de amargar la mañana al novillero pacense. Se lo llevó por delante en el saludo capotero y lo acabó estrellando contra el estribo. Todo quedó en el susto afortunadamente. Tras el brindis a los responsables de la Escuela Taurina de Badajoz, llegó una apertura de faena de rodillas por la espalda. El novillo de Talavante sacó buen fondo y se deslizó con calidad en las telas de Domínguez. Muy templado y reposado, el joven novilllero pudo mostrar su buen concepto. Pero dos pinchazos anteriores al volapié que cobró a capón enfriaron los ánimos en los tendidos. La petición, mayoritaria, no fue atendida por el mismo palco que hoy se puso digno después de que en la tarde de ayer premió con alguna oreja de más a los de alternativa.

De El Freixo fue el cuarto novillo, al que recibió Juanito por gaoneras. El ejemplar propiedad de El Juli resultó manejable sin más. Medida la raza y el celo. El novillero portugués firmó una actuación que iba por los derroteros de la intrascendencia hasta que montó la espada. Se volcó literalmente Juanito sobre el morrillo del novillo. El pitón viajó por la taleguilla y atravesó el traje del chaval. Se presintió gravedad en el percance por lo feo del lugar por donde entró él asta. Pero el milagro se obró y gracias a Dios el pitón no caló en la anatomía de Juanito. El novillo salió rodado y el shock del momento elevó el premio final a las dos orejas que paseó el luso.

Para terminar de sortear el lote más deslucido, Diego San Roman enlotó un ejemplar de José Luis Iniesta muy deslucido. El azteca volvió a demostrar que esta sobrado de valor y aplomo, pero esta vez no fueron suficientes armas para sobreponerse a las nulas prestaciones que le ofreció el utrero del hierro pacense. Después hubo un pequeño apagón con los aceros.

Carlos Domínguez tuvo enfrente como sexto de la matinal a un astado de Vistalegre. Saco bondad el novillo pero le faltaron mayores dosis de casta. El novillero local se amontonó más en una labor de largo metraje que tuvo menos eco en los tendidos que su primera faena. Pero como también fue prendido a la hora de entrar a matar, también fue recompensado con un doble trofeo demasiado generoso.

FICHA DEL FESTEJO

Olivenza (Badajoz), sábado 9 de marzo de 2019. Matinal. 2a de Feria. Media plaza.

Novillada concurso. Novillos, por este orden, de Carriquiri, flojo, manso y deslucido; San Pelayo, manso y sin romper; Talavante, de buen juego; El Freixo, manajable pero escaso de raza; Jose Luis Iniesta, manso y de poco juego; y de Vistalegre, manejable.

Juanito, saludos tras aviso y dos orejas.

Diego San Román, saludos tras aviso y silencio.

Carlos Domínguez, vuelta tras petición y dos orejas.