SEVILLA
El Juli y ‘Gavilán’ no salvan el Santo Entierro de Cuvillo en la Maestranza
El diestro madrileño corta dos orejas al único toro encastado de una infumable corrida de Núñez del Cuvillo. Morante y Roca Rey, muy desdibujados.
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El Resucitado y Nuestra Señora de la Aurora coronaban este domingo luminoso una Semana Santa histórica en una Sevilla con ecos aún de un Santo Entierro Magno en la tarde-noche del Sábado Santo. Pero para entierro, el de Núñez del Cuvillo en este domingo de Pascua. El hierro gaditano pasa por momentos bajos, es algo tangible visto el juego de sus últimas camadas. Y así se constató en la Maestranza. Cinco toros más un sobrero auténticamente desesperantes por su bajo nivel de casta y su alarmante falta de fortalezas.
Por no hablar del ínfimo trapío de casi toda la corrida. Decía este domingo Ramón Valencia a Jesús Bayort en ABC que a su hijo, trabajando ya en la empresa Pagés, “le veo que enseguida ha captado la percepción del toro que queremos aquí en Sevilla”. Pues que quieren que les diga… lo de Santa Lucía y esas cosas.
Y por no hablar también de la inexistente suerte de varas, gloriosamente fenecida en Sevilla, donde se aplaude por no picar. Así que con dos o tres picadores hubiese bastado a la hora de trenzar el paseíllo. Unos cuantos sueldos se hubiesen ahorrado los diestros y unas cuantas cotizaciones.
Tuvo que salir el quinto, ‘Gavilán’ de nombre, para que la Fiesta recobrase su razón de ser. Un toro bien hecho, con su seriedad y puntas por delante que empujó en el caballo y después desarrolló casta y exigencia en sus embestidas. El Juli, que había dejado una poderosa gavilla de verónicas de inicio, se dobló con torero mando en el inicio de faena. Mano baja y sometimiento fueron las armas del madrileño, muy metido en la faena y consciente de que tenía que sacar a la tarde de un letargo que amenazaba con llevarse al sumidero por completo las esperanzas de una fecha significada. Al natural hubo un desarme y a punto estuvo de ser alcanzando por el toro cuando el torero ponía pies en polvorosa. Enrabietado, El Juli volvió a coger el engaño para dejar dos series, una por cada pitón, de rotundo trazo y máxima exigencia. Explotó Sevilla de verdad. Y la estocada, marca de la casa. Paso al lado, salto en el embroque un espadazo trasero casi entero que fue más que suficiente para tumbar al de Cuvillo. En tarde de ciegos, El Juli cortó dos orejas que le supieron a gloria en un año especial para él.
Que se aplaudiese un leve picotazo al becerrote segundo indica a las claras el nivel de exigencia que hubo esta tarde en los tendidos maestrantes. El toro rodó un par de veces durante el siguiente tercio pero nadie, o casi nadie protestó. Así que Julián tiró de repertorio y técnica para ir levantando una faena templada, a media alturita… pero el toro de Cuvillo no podía con su vida. Lo avió con prontitud y se agradeció.
Tras el paseíllo, de pronto se hizo
la luz. La que alumbró el capote de Morante en unas verónicas de seda y trazo ralentizado. El ole ronco de Sevilla y el toro que no terminó de soltarse y acabó hincando los pitones en el ruedo. El picotazo dejó al de Cuvillo aún más mermado de fuerzas. Quitó Morante del caballo durmiendo la feble embestida del toro. Así continuo después en el tercio de muleta. Después de un torerísimo inicio de faena sacándose al animal hasta el tercio, llegó la nada. El de La Puebla lo intentó por ambos pitones, pero lo suyo no es el pico y la pala para justificarse. Así que agarró pronto la espada, que la hundió con acierto al segundo intento.
El cuarto se descoyuntó una de sus manos y tuvo que ser apuntillado sobre el ruedo. El sobrero, feo como él solo, sólo le sirvió a Morante para salir a con la espada de verdad montada y enviarle al otro mundo de una estocada caída. Los tendidos le abroncaron.
El guapo tercero fue solo eso. Estampa. Mi vida, ni clase ni cualquier cualidad sinónima a la casta. Roca Rey, muy ceremonioso él, se hartó a dar muletazos a mansalva que no dijeron absolutamente nada. Todo muy vulgar. Toro, torero y el bajonazo final que llegó a aplaudirse.
Que no está siendo el mejor inicio de temporada de Roca Rey en los últimos años se percibió con más fuerza en el sexto, un toro que iba y venía y que en otros tiempos le hubiese valido al peruano para darle fiesta. Pero el toreo no le fluye, de momento. Tras un inicio de faena prometedor, todo se fue deshaciendo como un azucarillo.
Sevilla, domingo 9 de abril de 2023. 1ª de abono. Lleno de ’No hay billetes’.
Toros de
, el cuarto como sobrero. De escaso trapío en conjunto, bajos de casta y fortaleza. Destacó el encastado quinto, el de mayor presencia y seriedad.
Morante de la Puebla, silencio y bronca.
El Juli, silencio y dos orejas.
Roca Rey, silencio y silencio.
Incidencias: Antes del paseíllo sonó el Himno Nacional y tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Rafael Jiménez ‘Chicuelo’, fallecido la pasada semana.