SEVILLA

Las figuras proponen, Pagés dispone y los toros de Juan Pedro lo descomponen

La corrida del Domingo de Resurrección en Sevilla dejó solo destellos de la terna con una infumable corrida de Juan Pedro Domecq.

Derechazo de Morante de la Puebla al primer toro de Juan Pedro Domecq en Sevilla

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Dos años sin escuchar los sones del pasodoble ‘Plaza de la Maestranza’ un Domingo de Resurrección en Sevilla. Dos temporadas de esperanzas rotas, de un periodo de vida arrebatada, de no poder disfrutar de una tarde de toros en un marco como el coso de El Baratillo. La previa en Sevilla fue resplandeciente. Las calles y los bares llenos al reclamo de una corrida de toros. De la ilusión por tres sevillanos en un cartel redondo que pudo quedar cojo tras el inoportuno percance de Morante este Sábado de Gloria en La Línea. Morante hizo el paseíllo junto a Juan Ortega y Pablo Aguado. La empresa Pagés respiró.

Donde la terna y la empresa deberían hacérselo mirar sería con la ganadería elegida. Ya lo dice el dicho… el hombre propone, Dios dispone y el toro, en este caso y van muchos, de Juan Pedro lo descompone. Fracaso total del hierro ducal con toros rechazados en los primeros reconocimientos, mucho movimiento de camiones y finalmente un encierro que no tuvo casta ni vida y que acabó siendo remendado por un segundo sobrero de Virgen María.

No se entendían los gestos de desaprobación de Morante cuando su segundo toro era protestado por su manifiesta invalidez. En su mano está el cambio.

Juan Pedro Domecq, que en El Albero de COPE ya dijo que sus toros eran demandados por las figuras hoy lo ratificaba en El Mundo. Pues en el pecado llevan la penitencia. Una corrida todavía se anuncia en Feria y otra más en San Miguel. Si no quieres caldo, toma tres tazas este año.

Tardó en centrarse y romper el primer toro de Morante. Sin fijeza en los primeros tercios, sin atisbos del toreo de capa del torero de La Puebla. Se le castigó en varas, fuerte el segundo puyazo. Y un inicio arrebatado. Los ayudados y los pases de la firma rezumaron torería añeja. Le cogió el aire Morante al toro. Distancia y altura. Y el de Juan Pedro que pareció moverse en dos tandas con cierto ritmo y buen son. Cogido con alfileres, pero se movió. La colocación cabal y el embroque asfixiante como armas. Una tanda al natural y otra en redondo, ligadas y reunidas. El toro ya dijo nones después. Pero de nuevo otro ramillete de ayudados por alto lamiendo el lomo. Brutales de expresión. Un pinchazo y una estocada caída dejaron todo en una ovación.

El cuarto volvió a los corrales después de perder reiteradamente las manos y dar una vuelta de campana que terminó de aviario. El sobrero lució el hierro de Virgen María y dos pitones astifinos como ellos solos. No valió un duro el toro. Morante dejó retazos de mucho sabor. Un inicio con el brazo apoyado en tablas, un quitarle las moscas al natural… poco más donde rascar.

Rugió la Maestranza cuando Juan Ortega se abrió de capote para firmar el saludo a la verónica. Mejor el trazo que la resolución, con varios enganchones que deslucieron la suerte. Hubo un conato de pique en quites. Por chicuelinas Pablo Aguado y por el mismo palo Ortega. La cosa quedó en empate a los puntos. Ni el uno ni el otro. Nadie se impuso a nadie. Después, la movilidad del toro en los primeros tercios tornó en dudas y falta de acometividad. Se empeñó el sevillano, pero terminó siendo pitado al insistir en alargar una faena que navegaba sin rumbo. La estocada viajó tendida pero tuvo muerte.

Con el quinto se repitió la historia. Otro toro ayuno de casta, con una embestida mortecina y el empeño de Ortega por justificarse a base de cantidad sin ninguna calidad. De nuevo le instaron a tomar la espada de verdad desde unos tendidos ya mosqueados.

Pablo Aguado vio como su primero se lesionaba una mano nada más salir al ruedo. El sobrero de Juan Pedro se movió en los primeros tercios. Jugó lo brazos con gracia y naturalidad en el saludo a la verónica saliéndose hacia los medios. Pero hasta ahí duró el animal. En cuanto vio el sevillano que había poco que hacer se fue tras de la espada, cobrando la estocada al segundo envite.

El sexto traía unas hechuras de novillo adelantado. Sin remate alguno para Sevilla. Morante hizo el quite del perdón. Por verónicas. Tres. Meciendo el capote, toreando con el pecho por delante y encajándose de verdad. Y la media acinturada como sabroso remate. Quiso Aguado responder. Por delantales esta vez. Pero aquello no prendió. Como tampoco prendió una faena sin ningún tipo de relieve con otro semoviente vacío de todo.

Sevilla, domingo 17 de abril de 2022. 1ª de abono. Lleno de ‘No hay billetes’.

Cinco toros de Juan Pedro Domecq, el tercero como sobrero. De muy desiguales hechuras y remates. De juego descastado, sin vida ni duración en el último tercio. Un sobrero de Virgen María (4º bis), bien presentado pero áspero y sin entrega.

Morante de la Puebla, saludos y silencio.

Juan Ortega, saludos y silencio.

Pablo Aguado, silencio y silencio.

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