8ª FERIA DE OTOÑO
Luque se impone en una tarde para replantearse muchas cosas en Las Ventas
Daniel Luque cortó una oreja de mucho peso en Madrid en una corrida marcada por los gritos y los insultos entre el tendido 7 y el resto de la plaza.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Era de esperar que la corrida de hoy la iban a reventar. Juli, Perera, domingo y baile de corrales. Ponle pegas. Hasta el dron corría peligro este 10 de octubre en Las Ventas. La corrida de Santiago Domecq fue remendada con dos animales de La Ventana del Puerto. Cómo serían los rechazados. Sólo Daniel Luque fue capaz de poner cierta cordura en una verbena infumable. Nueve tendidos contra uno, el 7. Lo que pasó en la plaza fue accesorio. Mucha gente que haya debutado en Las Ventas este domingo no volverá.
Daniel Luque, de blanco y plata, se estiró a la verónica con mucha solvencia con el tercero, de la ganadería titular. Fue muy mal picado. Con la muleta, el diestro sevillano expuso una barbaridad. Aguantó miradas y supo conducir una embestida muy violenta, pero codiciosa y que llegó a los tendidos. Se libró varias veces del percance.
Mostró con creces su solvencia y su valor. Por el izquierdo y por el derecho, Luque fue capaz de imponer su ley. Capacidad, pero con toreo bueno y profundo. La muleta, muy planchada. El pecho, entregado a las astas del toro. El recorrido del de Domecq era muy breve y antes de que vaciase Luque el muletazo ya le estaba marcando las medias. Puso a Madrid en pie con una de esas faenas que reconstruyen de verdad a un torero. La estocada, tremenda. Por ejecución y colocación. El presidente se hizo de rogar, pero la oreja llegó en un mar de mascarillas que pidieron el trofeo. Los pañuelos murieron por coronavirus. Ahora las orejas se piden con el bozal.
Quiso Luque lucir su capote en todo momento. El saludo a la verónica al sexto fue muy jaleado, aunque el toreo bueno con el percal llegó entre puyazos. Juan Contreras dejó un par de banderillas de mucha importancia y saludó la ovación más importante del festejo. A la muleta llegó con el freno echado y escaso de fuerzas. En la segunda tanda volvieron las voces a destiempo desde encima de la puerta grande. Mientras, Luque se jugó la vida con una alimaña inválida. Lo probó en varios terrenos y jugó con las distancias hasta que encontró la idónea, entre los pitones.
Cuando se dio cuenta, sacó Luque, una vez más, su mejor versión. La del toreo bueno, pero con carácter y valor. Se montó encima del toro y cuajó una faena de sideral importancia. Lo reconoció Madrid. Cerró con ajustadas manoletinas y dejó una estocada entera algo trasera que necesitó de un golpe de descabello. Saludó una de esas ovaciones que saben a trofeo.
Fue muy protestado de salida el primero, que no se deslizó en el capote de El Juli. Dejó dos derechazos por bajo en el inicio de muleta muy templados, pero no pudo lograr lucirse por la nula condición del toro. Imposible conseguir un muletazo. Abrevió.
El cuarto, de nombre 'Pescadilla', se abrió y colocó la cara de salida. Lo aprovechó El Juli en tres verónicas y una media muy templadas. Se llevó solo un puyazo antes de brindarle la faena a un amigo personal. Lo fue haciendo de uno en uno y en la cuarta tanda despertó a Las Ventas, salvo al Lezama del 7, que reventó una vez más una faena del torero madrileño. El trasteo discurrió entre un sinfín de insultos entre un tendido y otro. Un espectáculo bochornoso en una plaza que ha perdido lo que se supone que tenía cuando este que suscribe no había nacido. La faena se disipó y todo quedó en nada. El Juli, otra vez condicionado por el juego de los toros en Las Ventas.
Muy blandito el de La Ventana del Puerto que hizo segundo. Perera aprovechó su gran clase con el capote, pero tuvo que dosificarlo. Fue muy mal picado y perdió las manos en varias ocasiones. El capote de Javier Ambel lo mantuvo y le hizo romper para delante. Curro Javier dejó dos pares extraordinarios y saludó una rotunda ovación junto a Vicente Herrera.
Brindó Perera al público y arrancó con el habitual cambiado por la espalda en los medios. El toro mostró tanta calidad en la embestida como falta de fuerza. Y eso para un torero como Perera es algo más que un defecto. El extremeño necesita calidad para torear, pero sobre todo necesita un oponente que tenga gasolina para varios kilómetros. La gente estaba con él, pero una señorita en el tendido 3 tuvo la ocurrencia de arrancarse a canturrear. La plaza desconectó.
Al natural llegaron los muletazos más templados, pero el escaso vigor del de La Ventana del Puerto y el dudoso por premeditado clima generado por un sector de la plaza invisibilizó el esfuerzo del torero. La espada cayó entera aunque algo desprendida.
El quinto, indigno para la primera plaza del mundo, se movió sin clase en el capote de Perera. Entre 'miaus' y gritos de "toro, toro" discurrió el prólogo del quinto acto. Pasó de puntillas por el caballo y destacó un ceñido aunque deslucido quite por chicuelinas de Luque. Lo lidió a las mil maravillas Curro Javier.
Inició por estatutarios en el bajo del 9. En el tercio, la primera tanda en redondos fue mandona, pero con reservas. Administró el aparente fondo del de Domecq, que echó el freno muy pronto y engañó por su alegría. Le tocó dos veces la muleta y se desvaneció ese flujo de embestidas inicial. En el durante, otra retahíla de voces a destiempo desde el tendido. Lo mató de estocada entera de efecto inmediato.
Mucha gente abandonó la plaza y no esperó al sexto. Entre que jugaba España y que faltaba una chispa para que los gritos se tornasen en violencia, totalmente lógico. Si se repiten muchas más tardes así, el toreo tendrá que pasar del ministerio de Cultura a la cartera de Defensa. Dile tú a un chavalito recién salido del cascarón que se gaste 400 euros en venir a Las Ventas en este plan. El botellón del Parque del Oeste es un retiro de 'scouts' comparado con la plaza de toros de Madrid.
Madrid, domingo 10 de octubre de 2021. 8ª de la feria de Otoño. Lleno de no hay billetes bajo el aforo permitido.
Cuatro toros de Santiago Domecq y dos de La Ventana del Puerto (2º y 4º). Justos de presentación; el 5º, una raspa impresentable. Muy deslucidos, escasos de fuerzas y, salvo el 3º, encastado, imposibles para el lucimiento.
El Juli, silencio y palmas.
Miguel Ángel Perera, división al saludar y saludos.
Daniel Luque, oreja y saludos tras aviso