SEVILLA

Martín Morilla, lo dijo al natural

Martin Morilla le cortó una oreja a la noble y descastada novillada de Chamaco. Tomás Bastos dio una vuelta al ruedo y Nek Romero fue ovacionado.

Natural de Martín Morilla al sexto novillo de Chamaco, al que cortó una oreja

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Siempre habrá quien sueñe con reavivar su toreo a fuerza de ilusión y arte en su concepto, y buscar el camino más corto para obtener el triunfo. Solo así se puede torear tan bien al natural y en la Maestranza. No lo tenía nada fácil Martín Morilla, pero no sólo ha resuelto su tarde, sino que se las ha apañado para rizar el rizo con un toreo al natural despacioso y con un punto de emoción que gustó y convenció

La faena al sexto novillo de Chamaco constituyó la síntesis perfecta entre el temple y la belleza del trazo con la izquierda. Esta fusión alcanzó los resultados deseados logrando el justo equilibrio entre el buen gusto y la emoción en una noche que parecía acabar en bostezos. Pero ese sexto, manso en los primeros tercios, acabó acudiendo a la muleta con el son preciso para hacer el toreo. Martín prologó genuflexo alargando la embestida con despaciosidad. Algún punteo en la tela le hizo desistir con la mano derecha, para lograr momentos de interés con la mano izquierda. Hubo sencillez en la expresión del trazo de natural, acompasado y lento, hilado y rematado con buenos pases de pecho. Toda una declaración de intenciones que explicaron como el toreo fluye en un instante. Un pinchazo suelto y una posterior estocada desprendida no fueron óbice para pasear la única oreja cortada en la noche.

La sosería en la embestida del tercero hizo que el trasteo no consiguiera la nota deseada. Buen inicio con la derecha, malogrado después con demasiados enganchones en las telas. Dibujó el natural sin demasiado contenido en el trazo. Acabó con una estocada casi entera y descabello.

Tomás Bastos torea muy bien con el capote. Dos verónicas acompasadas y una media sobresalieron entre los buenos lances al noble segundo. Su concepto, de clara voluntad clásica, se reafirma en una expresividad capaz de resaltar el pulso y la ligazón, alcanzando una dimensión extraordinaria por la verdad que le imprime. Además, banderillea con plena autenticidad. Lo hizo de manera notable con su primero. No tanto lució con los palos en su segundo. La derecha fue la mano con la que consiguió su toreo más logrado. Series cortas, pero con una verdad y gusto exquisito. Fue faena desigual, con vanos intentos al natural. Detalles de un toreo por bajo y estocada para finiquitar.

El quinto, parado y sin calidad en su embestida, le impidió continuidad en un trasteo sin la ligazón deseada. Corrió la mano en una lidia de momentos, ora con la derecha, ora con la izquierda, aunque con alguna desigualdad en el computo de la faena. Con ayudados por alto epilogó la lidia y con media estocada y descabello lo mandó al desolladero.

Muy noble fue el primero y soso también. Toda la fuerza la empleó en el peto. Fue de largo al caballo y empujó, pero después se apagó. Ante esto, Nek Romero lució en escasos instantes su buen concepto. Hilvanó muletazos con la derecha y dibujó trazos al natural con sabor. Todo lo hecho no tuvo emoción y, además, lo mató mal.

A portagayola marchó para recibir al cuarto, al que le tuvo que tirar el capote para evitar ser arrollado. Prologó faena con la diestra con detalles de un toreo por bajo con empaque. Citó de lejos y trazó el natural, aunque sin ligazón. Desigual trasteo que finalizó con bernadinas.

La novillada de Chamaco adoleció de casta, noble, aunque parada y sin calidad en las embestidas. No molestó a los tres novilleros que se presentaban en la Maestranza, pero tampoco les ayudó.

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