ARANJUEZ (MADRID)
Morante se gusta y deja un faenón en Aranjuez
Resultó cogido por el cuarto toro de una corrida de La Quinta de mucha calidad con la que triunfaron Talavante y Daniel Luque.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En Aranjuez no se cuida la liturgia. Se ha puesto de moda colorear las tablas y ahora si no lo haces no eres buen empresario. Y lo que sí hay que cuidar se deja de lado. El festejo empezó tarde, entre el tercero y el cuarto toro se pegaron 10 minutos largos regando el ruedo y lo de las mulillas, qué decir. Tarde, mal y nunca. Cortan más orejas que alguna figura del toreo. Lo mejor, pese a los trofeos de Talavante y Luque, lo hizo Morante, que ofreció sus dos versiones clásicas con una corrida de La Quinta de exquisitas embestidas, pero con poca transmisión.
El mejor Morante llegó en el cuarto acto, con un toro alto, de bella estampa aunque escaso para una plaza de segunda. Se le coló dos veces por el pitón izquierdo, pero le dejó estirarse por el derecho. Cuatro verónicas colosales y una media a pies juntos muy encajada. Se lo llevó al caballo galleando por chicuelinas y se permitió el lujo de ponerlo una segunda vez frente al picador. Se arrancó con potencia el toro y casi sin tiempo para sentir la puya ya estaba Morante allí. Se lo sacó con tres delantales gourmet y remató con una media que no es abelmontada sino amorantada. Un escándalo.
Con la muleta lo hizo todo él. El toro de La Quinta estaba vacío, no tenía nada más que una movilidad cansina que solo un torero como Morante puede convertir en algo estimable. Fue hábil para tirar de él y destacó en torerísimos remates. En el final a pies juntos salió la versión extrema de Morante, arrebatado y metiéndose entre los pitones. Aranjuez, entregada al morantismo de verdad. Se salió de la suerte para entrar a matar y el toro le cazó. Tremenda fue la paliza, golpes por todos lados y algún gañafón que gracias a Dios no caló en el torero. Un milagro. Salió visiblemente conmocionado, cobró una media estocada y se borró de la lidia. Cerca estuvo de sonar el tercer aviso. El borrón de la faena lo protagonizó el banderillero Lili, que, de manera obscena, tiró el capote encima del toro para empujar la espada hacia dentro en varias ocasiones. Tantos años con Morante y solo se le han pegado los vicios del maestro.
Con su primero, nada. Un toro muy peligroso al que Morante, con buen criterio, no quiso ni ver.
Alejandro Talavante se encontró con 'Berrugoso' en su primer turno y disfrutó del toreo a pesar del viento. El bellísimo animal se desplazó en los vuelos del capote con un ritmo que no se ve todas las tardes. Como ese banderillero que hace un 'toro' entrenando. A cámara lenta. Cuatro verónicas, una chicuelina y una media de escándalo. Genial fue también el tercio de banderillas previo a una faena de muleta que no terminó de romper. El trote del toro no transmitió nunca emoción y el empaque de Talavante apareció de manera intermitente. En el recuerdo, un cambio de mano de casi 360 grados que crujió al de La Quinta. Se apagó el animal y fundió a negro Talavante. Con la espada, un caos. Hasta seis veces tuvo que tirarse a matar.
Al quinto lo toreó tan despacio que casi se queda dormido. Demasiado al hilo del pitón, sin cruzarse nunca y haciendo la noria. Una versión 'low cost' de un torero tremendo. Pasado el ecuador de la faena dejo, eso sí, dos tandas de naturales made in Talavante. El toro tuvo tanta calidad y clase en su embestida como sus hermanos, pero pecó de los mismo que ellos: poca casta. El depósito, al límite. El torero no terminó de compensar ese déficit con lo que se llama torear sin torear. Lo mató con una entera y desprendida y cortó las dos orejas.
Estuvo inteligente Daniel Luque con su primero, un cárdeno que quiso más que pudo. Se arrancaba con codicia a por la muleta, pero le faltó vidilla. No transmitía y el torero sevillano se contagió de la condición del animal. No se quedó quieto en ningún momento y solo con la mano derecha pudo dejar algún detalle suelto. El toro fue a más y siempre lo quiso todo por abajo. Le tocó los trastos más de la cuenta y cualquier atisbo de éxito se esfumó. Lo mató con una soberbia estocada al segundo intento.
Cerró la tarde con el mejor toro de la corrida. Ya de salida se vio que podía haber posibilidades de triunfo. Luque cuidó al toro en los primeros tercios para torearlo después a placer al natural. Hubo dos tandas de toreo verdaderamente especial. Ese que hizo recordar al Luque de la primera época. Tiene un idilio con esta ganadería y la entiende muy bien. Habilidad con la espada y dos orejas al esportón.
Aranjuez (Madrid), domingo 29 de mayo de 2022. Más de tres cuartos de entrada.
Toros de La Quinta, justos de presentación, de gran clase, pero muy descastados. Los mejores, 5º y 6º.
Morante de la Puebla, pitos y ovación tras dos avisos
Alejandro Talavante, silencio tras aviso y dos orejas
Daniel Luque, silencio y dos orejas.