26ª SAN ISIDRO

Oreja para Juan Leal en la sangrienta alternativa de Rafael González

El francés exhibe su valor frente a toros de Fuente Ymbro que merecieron más; Rafael González cayó herido y Joaquín Galdós pasó de puntillas.

Momento de la cornada a Rafael González en el toro de su alternativa en Las Ventas

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

El secreto del triunfo no es que sea jueves, viernes o que haya más grados de la cuenta en según qué estómagos. El misterio del lleno y de la exigencia lo dan los capítulos más destacados de los 29 que se inventó Simón Casas en una novela que va camino de ser devuelta a la editorial. Por eso este jueves pasó lo que pasó. No se llenó ni el 7. El cartel costaría justificarlo en tarde veraniega, pero allá que acudieron los sufridores de Las Ventas a por su vigesimosexta tarde consecutiva. Empezó mal, con una grave cornada a Rafael González en el toro de su alternativa y discurrió entre el sopor, a pesar de la buena condición de los toros de Fuente Ymbro. Tarde de más a menos con una oreja al valor de Juan Leal.

'Pardillo' llevaba por nombre el toro con el que Rafael González promocionó al escalafón mayor. Lo mejor del saludo, un quite ajustadísimo por gaoneras de Juan Leal y una brega de José Chacón a la altura de José Chacón, varios peldaños por encima del resto de toreros de plata. El tiempo dirá quién ha sido en el toreo, pero pocos habrá en la historia con su capacidad y, sobre todo, su eficacia. Un escándalo. 'Pardillo' fue un toro ideal para la alternativa, tenía cierto picante en la embestida, se abría en los vuelos y metía la cara con esa codicia tan característica de los toros del maíz. Rafael González lo entendió muy bien, aunque por momentos toreó despegado. Hubo algún enganchón que deslució las tandas, pero siempre quiso tirar del toro por abajo y con temple. Entre tanto pases, alguno mejor que otro, un natural de 360 grados colosal.

Cerró con tres bernadinas. El toro le avisó en la primera de sus intenciones, en la segunda se escapó y en la tercera le echó mano. Lo cogió de lleno con el torero de frente y lo elevó varios metros con medio pitón dentro. Tras unos segundos de duda, volvió a la cara del animal y se desplomó. No podía andar. Aún así se empeñó en entrar a matar. Un gesto a medio camino entra la heroicidad y la quimera. Las Ventas le pidió que se fuese a ver a don Máximo, pero el torero se empeñó en matarlo. Insistió una vez más, pero tanto el padrino, Juan Leal, como su cuadrilla le invitaron a dejar el ruedo. Se entiende la ambición, pero aquello era pasarlo mal y más con el cornadón que llevaba. Lo remató Leal y Madrid ni siquiera tuvo el detalle de tocarle las palmas a la cuadrilla. Pequeños gestos que se van perdiendo.

Brindó al público Juan Leal su primero y se quedó de rodillas en los medios para arrancar una faena que pasó de puntillas en los primeros tercios. Le intentó correr la mano sobre el pitón derecho, cambió de muleta de repente. Se puso a torear por naturales de buen trazo muy metido en los terrenos del toro ya desde el inicio. Fiel a su concepto. Cuando el toro se acopló al planteamiento del torero, el francés brilló por naturales. Rozándole los pitones el muslo y tirando de él con poderío y con la muleta arrastrando.

Ahogó al animal, pero dejó un arrimón de esos que se recuerdan. La faena no terminó de tomar vuelo, pero es indudable el valor que atesora este torero, que es casi capitán general en su tierra. Se tiró a matar con todo en la suerte contraria y dejó una entera trasera que le valió una meritoria oreja. Protestada, eso sí, pero ahí quedan tres naturales de altísima nota con un toro que dejó a Madrid con ganas de verlo más por el lado izquierdo.

Su segundo, 'Ibicenco', un jabonero sucio manchado como un dálmata en los cuartos traseros y de pelaje oscuro en la badana y en la papada despertó el asombro de los tendidos. Un toro bellísimo. Hasta el tercio de muleta, nada reseñable. Empezó en los bajos del 10 y volvió a cambiar la muleta nada más empezar. 'Ibicenco' sacó carácter y embestía con potencia por abajo, aunque dejaba siempre un gañafón al final. Le consintió el francés y rápido se lo llevó a su terreno. Y es que Juan Leal no se mete en los terrenos del toro sino que lleva a los toros al suyo. Ahí se desenvuelve como pocos. Aguanta miradas, coladas y lo que le echen. Y luego es capaz de correr la mano con habilidad.

En toreros de este tipo se pide evolución y progresión. Tras un pase de pecho colosal el toro se lo echó a los lomos en una cogida angustiosa. Se levantó de inmediato y se puso a torear al natural. El público lo celebró y dejó ese hedor taurino a cogida por revolcón en tarde de entradas regaladas. Tres cosas seguras hay en la vida: la muerte, el recuento en la cárcel y la oreja si te coge un toro en Las Ventas. Se tiró a matar con todo, pero el toro no se inmutó. Dejo un pinchazo hondo y lo liquidó con dos golpes de verduguillo.

Cerró plaza Leal con el que le correspondía a Rafael González y volvió a pasar de puntillas por los primeros tercios. Brindó al público y le dio varias leguas de distancia para cambiarle el viaje por la espalda. Más emoción que brillantez. No era fácil el toro y requería un mando que tardó en darle el torero. Le picaba por dentro y cada muletazo era un 'uy' del público. En una de las coladas le trincó la pierna izquierda, pero no acertó el toro a levantarlo del suelo. En Leal la principal virtud es la lealtad. Qué cosas. Ni por asomo se sale del sota, caballo y rey de su toreo. Valor, valor y valor. Volvió a acortar distancias y el 7 ya no le perdonó una tarde de extrema cercanía. Palmas de tango y angustia generalizada. Porfió, erre que erre el torero. Para abrochar, bernadinas. Muy ceñidas, pero amontonadas. Dejó una estocada entera, trasera y muy tendida que no hizo ningún efecto. Lo intentó con el descabello y a punto estuvo de sonar el tercer aviso.

Joaquín Galdós, con un impoluto blanco y plata, se intentó gustar con el capote, pero el brío inicial del de Gallardo no le dejó asentarse. Sí lo hizo en un quite por tafalleras Juan Leal, que cerró con una media a pies juntos con un temple y un compás bellísimo. Ya en la muleta, el torero de Perú lo crujió por bajo en el prólogo tras brindar a los tendidos. Siguió después con tandas poderosas sobre el derecho. Tardó en cogerle el ritmo al toro, que le sorprendió varias veces en el embroque. En realidad nunca se lo cogió. Le faltó algo de chispa para encender aquello, pero el toro embistió templado y con cierto recorrido. Galdós mostró oficio para estar delante sin agobios, pero Madrid se cansó pronto. Del bolsillo mágico de Doraemon sacó muchos muletazos, pero ya lo decía Manolo Moles, la torería no se compra en El Corte Inglés.

Hasta que llegó a la muleta, lo mejor que se le hizo al quinto fue ponerle banderillas. Estuvo hábil Roberto Blanco. Del trasteo de Galdós se podría haber destacado la brevedad, pero ni eso. El toro pasó por allí sin estilo y le tocó los engaños en cada embestida. Si ya de por sí el de Fuente Ymbro no tenía clase, el peruano lo agrió todavía más. Es lo que tienen las novelas de 29 capítulos. Por mucho que las revises siempre se cuela alguna errata.

Jueves 2 de junio de 2022. Las Ventas (Madrid). 26ª de la feria de San Isidro. Media entrada (14.082 espectadores, según la empresa).

Toros de Fuente Ymbro, bien presentados y de juego desigual. Destacaron 1º, 2º y 3º, potables en la muleta, especialmente el 2º, con un gran pitón izquierdo.

Juan Leal, oreja, palmas tras aviso y silencio tras dos avisos en el que mató por Rafael González

Joaquín Galdós, silencio en ambos

Rafael González, que tomó la alternativa, herido en su primero.

Parte medico de Rafael González: Herida por asta de toro en cara anterior 1/3 proximal de muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 20 cm., que rodea músculo sartorio, desgarra músculo recto anterior y alcanza espina iliaca anterosuperior izquierda. Contusión de clavícula izquierda,. pendiente de estudio radiológico. Es intervenido bajo anestesia general y trasladado al Hospital Fraternidad Muprespa Habana. Pronóstico: Grave.

Herrera en COPE

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