3ª FERIA DEL ANIVERSARIO
Roca Rey arrasa en la Monumental de México cortando cuatro orejas y un rabo
Joselito Adame y Arturo Gilio II no obtuvieron trofeos en una tarde en la que se lidió una encastada corrida de Xajay.
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Borja Ilián
En un febrero de planetas alineados a Andrés Roca Rey le tocaron en suerte dos toros ideales para su propuesta de toreo perfilado, sin cargar la suerte ni asomarse al contrario. Los toros de Xajay eran ejemplares con casta, emoción y nobleza.
El primero de Roca Rey mostraba kilos de más, sin embargo dio muestras de noble bravura desde el primer tercio. El peruano gustó con el capote en una tanda de medias verónicas destempladas, sí hacía dentro, a la que siguió otra de chicuelinas sin ajustarse.
El toro apretaba la escapada de los banderilleros. Roca Rey aprovechó esa característica citando de lejos, de rodillas, al iniciar la fase de muleta. Ahí acabo el espada de exprimir las bondades de su rival.
Ofreció su habitual lidia sin asomarse, construyendo tandas de pases abruptos que por falta de recorrido no lucían completamente a un ejemplar que metía la cabeza y repetía con limpia decisión.
Ni una sola vez logró Roca Rey rematar un pase obligando a la cabeza del astado a embestir las alturas. En cambio sí fue una lidia quieta, con la tela caída, por lo que el toro transitó próximo al traje del torero.
Con la izquierda toreó aliviado y dejó algún buen pasaje por la emoción de la embestida del Xajay. El toro empezó a acortar su viaje y terminó por desentenderse del diestro por lo que hasta las tablas acabó Roca Rey persiguiéndolo. Liquidó al animal al primer intento y cayeron las dos orejas.
Al quinto lo recibió en una puerta gayola ejecutada lanzándose al suelo para ponerse a cubierto. Luego ofreció medias templadas con el capote y después estatutarios con la muleta.
Tras citar de lejos ahogó la buena embestida del animal al no cruzarse. Toreando con el compás abierto continuó metiendo al animal en la muleta con más trallazos que pases.
Tras una serie con la derecha realizó una breve tanda de naturales. De inmediato llegaron circulares por la espalda para jolgorio de los tendidos y ya no necesitó mas ortodoxia Roca Rey ni quedarse quieto ligando.
Siguieron cambiados por la espalda, pases aprovechando el viaje y más arrucinas. Ya sin quietud alguna. Mató recibiendo con una estocada muy trasera y obtuvo las dos orejas y el rabo. El buen toro se fue en arrastre lento.
Por su parte Joselito Adame abrió plaza con un Xajay de desparramadas hechuras y maneras, muy manso, al que insistió en sacarle algo. Mató al primer intento yéndose pitado el bovino.
Los pitos fueron también para el mexicano en el cuarto de la tarde, un cárdeno que repetía y derrapaba por la velocidad que tomaba los engaños. Intimidado. Adame citó incluso sin quedarse quieto y siempre en paralelo. Hubo mucha distancia entre matador y bovino y se dejaron escucharon los gritos de “¡toro!”.
Arturo Gilio dejó constancia de temor con un bragado de juvenil trapío y casta expectante, mientras que don el manso cierra plaza nada pudo hacer.