3ª FERIA DE LOGROÑO
Rotundo triunfo de Roca Rey y excelso toreo sin espada de Urdiales
El peruano Andrés Roca Rey abandonó hoy a hombros el coso de La Ribera de Logroño tras lograr un triunfo rotundo de cuatro orejas.
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Y eso que la tarde no empezó bien con un primer toro imposible para el lucimiento, un "cuvillo" que ya de salida mostró pocas fuerzas y al que, así y todo, le dieron demasiada capa con un quite por chicuelinas de De Justo y réplica por delantales de Urdiales, lo que hizo que el animal llegara casi sin vida al último tercio, donde el de Arnedo nada más que pudo justificarse con técnica y oficio.
Era el cuarto toro seguido que no le servía a Urdiales en esta feria, después de estrellarse también con los tres que le correspondieron en suerte en la corrida de la víspera, pero, lo que son las cosas, a la quinta fue la vencida.
Pues este cuarto de Cuvillo sí fue un buen toro y con él emergió la gran tauromaquia de Diego Urdiales, que cuajó la mejor faena en lo que va de feria con un toreo relajado, encajado, de mucho aroma, haciéndolo todo muy despacito, muy de verdad y con ese sello clásico que pone a todo el mundo de acuerdo.
Faena siempre a más y cumbre también al natural, con mucha hondura y tremenda sinceridad. Tenía un triunfo grande en la mano, pero su mala espada lo dejó todo en una gran ovación.
El que sí logró "tocar pelo" y por partida doble ya en su primero fue Roca Rey, que, sin embargo, realizó un toreo más efectista pero que, a diferencia de Urdiales, sí tuvo oportuno refrendo con la tizona, salvoconducto para la concesión de dos generosas orejas.
Es verdad que la entrega del peruano fue total, mostrándose muy variado de capote e iniciando la faena con un cambiado por la espalda y varias series de derechazos muy ligados, largos y por abajo. Pero faltó encaje, más sinceridad y también más limpieza al natural, lo que tapó Roca acortando rápido distancias con su habitual arrimón y un sinfín de alardes.
Pero en el sexto sí emergió el Roca Rey de verdad frente a un toro extraordinario al que cuajó de principio a fin en una faena iniciada con una emocionante serie de rodillas, seguida de un toreo rotundo, encajado, muy poderoso y barriendo el albero con la muleta ante un animal que fue una máquina de embestir.
Faena cumbre del peruano para el deleite de unos tendidos enloquecidos, más todavía tras una serie inmensa al natural y un final también de hinojos, bernadinas y una soberbia estocada. Le pidieron hasta el rabo, pero el palco dejó el premio en dos orejas, ahora sí, incuestionables.
Emilio de Justo se presentaba en Logroño y pronto dejó su carta de presentación con una larga cambiada y unos bonitos lances a la verónica para recibir al toro de su debut, un astado noble en el que hubo pique de quites con el capote: por chicuelinas Roca Rey y por tafalleras el extremeño.
Con la muleta mostró buen nivel De Justo, muy asentado para ligarle los muletazos por el derecho, aunque lo mejor llegaría al natural con dos series muy rotundas, ejecutadas en una baldosa y tirando del "cuvillo" con mucha suficiencia. Faena bien estructurada, medida y premiada con una oreja.
El quinto fue el toro más complicado y con él se vio la versión más firme y enfibrada de De Justo, que anduvo muy comprometido para tratar de redondear una tarde que el palco se ocupó de estropeársela al no concederle una oreja que se había ganado a ley.
Logroño, martes 21 de septiembre de 2021. 3ª de Feria. Lleno sobre el aforo permitido.
Toros de Núñez del Cuvillo, correctos de presentación. Muy blando el primero; nobles y justos también de fuerzas segundo y tercero; con clase y repetidor el cuarto; complicado el quinto y extraordinario el sexto.
Diego Urdiales, ovación y ovación tras aviso.
Emilio de Justo, oreja y vuelta tras petición.
Roca Rey, dos orejas y dos orejas tras aviso con petición de rabo.