SANLÚCAR DE BARRAMEDA (CÁDIZ)

Sergio Sánchez y su toreo al natural le llevan a ganar la final de la Liga Nacional de Novilladas

Gran novillada de Fuente Ymbro con dos ejemplares de vuelta al ruedo. Dos orejas para Mariscal Ruiz y una para Borja Escudero y Cid de María. Vuelta para El Mene que firma los mejores muletazos.

Sergio Sánchez, con la oreja cortada en la final de la Liga Nacional de Novilladas

Bracho / @novilladas

Sergio Sánchez, con la oreja cortada en la final de la Liga Nacional de Novilladas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Con más cuajo que cara salió el novillo que abrió plaza y al que recibió con buen aire a la verónica Borja Escudero. El de Fuente Ymbro tuvo movilidad y buen aire en sus embestidas. El alicantino le cogió mejor el pulso a la embestida cuando se echó la muleta a la mano izquierda. Dentro de un conjunto con desigualdades, destacaron los de pecho y un trincherazo que tuvo sabor. La estocada elevó la nota media del conjunto hasta el premio de la dadivosa oreja que paseó.

Más templado y enclasado fue el segundo, al que Sergio Sánchez toreó con expresión en el saludo capotero y después se la jugó en un quite por saltilleras del que salió volteado sin consecuencias. El pacense mostró su concepto vertical, toreando con temple y largura por ambos pitones. Dejó muletazos al natural muy reunidos, ralentizando la embestida del buen pupilo de Ricardo Gallardo. Al entrar a matar se desató una absurda petición de indulto y eso desconcentró a Sergio, que pinchó en dos ocasiones antes de enterrar la espada. Se le recompensó con una oreja y al novillo, con la vuelta al ruedo.

Cid de María se las vio con un utrero de Fuente Ymbro manejable que embistió sin mucho celo pero al que metió en el canasto el madrileño a base de firmeza y entrega. Muy atalonado, tiró de la embestida con pulso y determinación. Tras una buena estocada, paseó una oreja como premio.

El Mene lidió un ejemplar bajo de raza que se movió sin sal ni entrega en el último tercio. El zaragozano, sin embargo, fue imponiéndose a base de firmeza y temple. Ese afán suyo por torear despacio desembocó en dos tandas en redondo en el epílogo de la faena que fueron las más rotundas de la tarde por su verdad en colocación, ajuste y resolución. Dos pinchazos y un golpe de descabello no enfriaron a unos tendidos que pidieron la oreja, aunque el palco consideró que la petición no era mayoritaria.

Otro buen ejemplar de Fuente Ymbro fue el que cerró plaza. Encastado y noble a partes iguales mientras le duró la correa. Y enfrente un Mariscal Ruiz que lo aprovechó en todos los tercios. Banderilleó con vibrante voluntad y después, muleta en mano, toreó con largura y limpieza. Le exigió mucho el sevillano en la primera parte de la faena. Mano baja y dando dimensión a los muletazos. Esa exigencia la acusó el utrero después, que rebajó la intensidad de sus embestidas y con ello el trasteo perdió un punto de conexión con los tendidos. Un pinchazo hondo fue suficiente para tumbar al novillo y para que del palco asomasen los dos moqueros blancos para el novillero y el azul para el novillo.