22ª FERIA DE SAN ISIDRO
Sin lluvia, pero una tarde gris
Festejo de escasa historia en la que hubo poca conjunción entre toros y toreros
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No había otro tema de conversación a la entrada de la plaza. El agua. El agua de mayo. El ruedo parecía aguantar pese a la llovizna que caía minutos antes de comenzar el festejo. Sin embargo, escampó justo cuando sonaron clarines y timbales. Nos salvábamos. No había lluvia, pero el tono gris del cielo a la hora del paseíllo tintó el tono del festejo.
Los hierros de Torrehandilla y Torreherberos eran una de las novedades ganaderas de la Feria. Los toros del empresario jerezano Alberto Morales no aparecían por Madrid desde que tomaron antigüedad con una novillada allá por 2009. Fue amplio el abreplaza. De cabeza y de cuerpo. Locuno en los primeros tercios y en el inicio de faena, el toro quiso tomar después la muleta de Daniel Luque. Ligero en el embroque y dejándose tocar demasiado el engaño en una primera tanda. Al natural hubo menos entendimiento aún. La siguiente fue la más lograda por ligazón y limpieza. Otra a derechas también mantuvo el nivel. Una faena como una montaña rusa. Ahora subo, ahora bajo. Y para terminar, las luquesinas. Más de media estocada necesitó de un golpe de descabello. La ovación final lo igualó todo.
El segundo, también cinqueño, tapaba su breve anatomía por los dos leños que coronaban su testa. No se empleó en el caballo pero mostró cierta movilidad en el muleta. David Galván volvía a Las Ventas después de caer herido en el primer festejo del San Isidro 2017 con la corrida de La Quinta. Muy firme el gaditano, tirando mucho de la embestida del de Torrehandilla. Se dejaba a su altura el animal y protestaba cuando Galván le apretaba por abajo. Al coger la zurda, el toro ya había echado la persiana. La estocada, en la yema, fue letal.
Serio fue el cinqueño tercero. Un toro que se arrancó con alegría en los dos puyazos que tomó. Hizo concebir esperanzas cuando Álvaro Lorenzo le presentó la muleta en la distancia y el animal acudió. Con la Puerta Grande de Resurrección aún reciente en la retina, el toledano supo embarcar de inicio las embestidas del toro. Pero pronto sacó a relucir su deslucida condición. Un tornillazo al final de cada muletazo impedía la entrega en el engaño. Sería la labor de Lorenzo pese al juego a menos de su oponente. La espada viajó baja.
Bajó mucho el trapío de un cuarto de Torreherberos con menos perfil. Le picaron muy trasero, lo que repercutió en su lidia posterior. Muy deslucido, sin fijeza y siempre a la defensiva. Se puso Luque al natural primero sin que el toro pasase. Tomó la diestra después, por donde el animal pareció desplazarse con algo más de franqueza en un primer momento. Puro espejismo. Su falta de raza y de humillación no permitieron exquisiteces artísticas al sevillano. Muchos pases, pero pocos para recordar. En un inoportuno tirón, el animal acabó con toda su anatomía en el ruedo. Se lo quitó de enmedio de un estocada desprendida tras un pinchazo previo. Seis toros para Luque esta temporada en Madrid sin resultados tangibles.
Se echó de rodillas David Galván para recibir con una larga en el tercio al quinto de Torrehandilla. El inicio de faena lo prologó con un pase cambiado por la espalda. No atacó al toro en una primera tanda a derechas pero ya en la segunda apareció el mando. El animal respondió con nobleza y largura en su embestida. Sin embargo, la siguiente tanda vino marcada por el codilleo del torero, por lo que su oponente recortó algo el viaje. Al natural, el toro cambió y rebajó la intensidad de su embestida. El arrimón final no sirvió para retomar lo iniciado. Como tampoco las bernadinas finales, que acabaron nada más comenzar con un desarme. Lo mejor, de nuevo, la estocada final.
Se protestó con razón la escasa fortaleza que evidenció el jabonero sexto en los primeros tercios. Hasta el tercer par de banderillas lo aguantó el palco. Pero al final, no hubo más remedio que asomar el pañuelo verde. El sobrero lució el hierro de Virgen María, un animal impresentable para Madrid por su escaso trapío. Manseó en varas y apretó hacia los adentros en el tercio de banderillas. Inteligente Lorenzo al sacarse a los medios al toro, lejos de su querencia. El toro tuvo su movilidad, pero le faltó clase. De nuevo el toledano sin volver la cara e intentando ligar las series. Lo vio más claro al natural, pero al conjunto le costó despegar. Hubo retazos caros, como un natural, un pase del desprecio... Pero todo demasiado inconexo.
Madrid, martes 29 de mayo de 2018. 22ª de Feria. Algo más de media plaza (14.171 espectadores según la empresa).
Cuatro toros de
y uno de
(4º), bien presentados aunque de desiguales hechuras. Noble pero a su aire el primero y manejable el quinto. El resto, bajos de raza y a menos en su juego posterior. Un sobrero de
(6º bis), mal presentado, con movilidad pero sin entrega.
Daniel Luque, saludos tras aviso y silencio.
David Galván, saludos y palmas.
Álvaro Lorenzo, silencio y saludos tras aviso.