17ª SAN ISIDRO

El sitio de Daniel Luque ante la mansada de la feria

Seria imagen del torero sevillano ante una mansa corrida de Valdefresno en tarde de viento. Vuelta al ruedo en tono menor para José Garrido.

Derechazo de Daniel Luque al quinto toro de Valdefresno este martes en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Pese a las tres tardes que tenía contratadas en esta Feria, Daniel Luque no ha venido a Madrid bien colocado. Se vio desde que conocimos los carteles. Puestos muy flojos para quien en estos últimos años ha mostrado un nivel más que apto para entrar en combinaciones de mayor enjundia. Tanto en fechas, como en ganaderías y no digamos ya en compañeros.

Y pese a ello, el torero de Gerena ha demostrado que su sitio y condición está muy por encima del trato que le ha dispensado la empresa Plaza 1 este año. Sus tres actuaciones han tenido más poso y mérito que el balance numérico que arroja su paso por este San Isidro.

Brindó al público Luque su primer toro, un animal que no había dicho nada en los primeros compases de su lidia. Y como tal continuó cuando el sevillano le presentó la franela. Medias arrancadas, tornillazos y una embestida descompuesta. Esta fue la respuesta del ‘valdefresno’ a la apuesta de Luque. Todo quedó en silencio tras darle matarile.

El buen momento mencionado del diestro quedó patente con el mansito y suelto cuarto. Un toro muy ofensivo de pitones que, como toda la corrida de Valdefresno, manseó de lo lindo en los primeros tercios. Barbeó tablas y no quiso saber mucho del picador. El sevillano se lo sacó casi a los medios para intentar meter en el canasto al toro del hierro salmantino. Lo consiguió a base de mando y sitio. Le desengañó hasta robarle varias tandas de mano baja y largo trazo. Un final a base de luquesinas en la zona de tablas y una estocada entera fueron el colofón a una faena de mucho fondo. Una ovación final recompensó lo hecho.

Muy hondo fue el serio tercero. Veleto y muy ancho de sienes. No terminó de empujar con celo en el caballo y comenzó a evidenciar su querencia a salir suelto de los engaños. A José Garrido le costó un mundo domeñar el engaño en el inicio de faena por culpa del viento. Era imposible la ligazón con una muleta tan volandera y un animal tan manso. Más cerrado, al natural, le sopló una notable tanda al natural. Le dejó la muleta en la cara y le tapó las salidas. Ahí radicó la comunión entre toro y torero. Fue el único pasaje rescatable de un trasteo que no cobró vuelo ni tuvo continuidad después de la mencionada serie. Pero después de una estocada casi entera se desató la locura ya habitual en Las Ventas. El toro persiguió a Garrido hasta las tablas, éste tomó el olivo y el animal tuvo una muerte espectacular. Entonces se desató una incomprensible petición a tenor del bagaje artístico. Después llegó la polémica habitual. ¿La petición de oreja era mayoritaria? Si, lo era. ¿La faena era merecedora de una oreja en Madrid? Para quien escribe esto, no, no lo era. Así que el presidente, hoy don Víctor Oliver, prefirió salvaguardar el criterio y el peso de los trofeos que se deben conceder en esta plaza. Garrido se tuvo que conformar con dar una vuelta al ruedo.

Más aperreado estuvo con el deslucido quinto, un toro de la línea Atanasio que no rompió a embestir con claridad y con el que el extremeño estuvo algo dubitativo. No se dio mucha coba con él y lo pasaportó de un pinchazo y media arriba

Juanito confirmó su alternativa con ‘Manzanillo’, un toro de preciosas hechuras con ese toque ‘lisardo’ tan característico. Un toro que cumplió sin más en varas y que después, en el tercio de muleta, respondió cuando el portugués le exigió por abajo. En la media altura el toro pasaba sin decir nada. Pero cuando se decidió a bajar la mano, respondió con humillado viaje. Hubo dos tandas en redondo que marcaron el cénit del trasteo. Temple y mando sobre la embestida del toro. Pero al conjunto le faltó uniformidad. No acertó con la espada hasta el tercer viaje.

Con el fresco ya calando en los huesos del respetable y con el viento molestando de lo lindo, saltó el sexto, un cinqueño salpicado muy en Atanasio que quiso seguir los engaños pero al que le faltó clase cuando lo hizo. Juanito puso voluntad y corrió la mano con cierto temple. Pero a esas alturas ya nada se le tuvo en cuenta. Menos aún cuando se le apagó la luz con la espada y el descabello. Sobre la bocina se escapó del tercer aviso.

Madrid, martes 24 de mayo de 2022. 17ª de Feria. Dos tercios de plaza (15.430 espectadores según la empresa).

Toros de Valdefresno, (1º y 6º con el hierro de Hnos. Fraile Mazas), bien presentados, todos cinqueños. De juego manso y deslucido en conjunto. Alguno medio se dejó, pero sin entrega ni celo.

Daniel Luque, silencio y saludos tras aviso.

José Garrido, vuelta tras aviso y silencio.

Juanito, que confirmaba alternativa, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

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