10ª FERIA DE SAN ISIDRO

El temple de Luis David frente a la superclase de ‘Ombú’

El mexicano cortó una importante oreja con el mejor toro de la corrida de Juan Pedro Domecq.

Pase de pecho de Luis David Adame a Ombú, un notable toro de Juan Pedro Domecq

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Con Ramón Vila en el recuerdo, Madrid recordó con un minuto de silencio la memoria del eterno cirujano jefe de la Real Maestranza de Sevilla. Uno de los grandes ‘ángeles de la guarda’ que ha tenido el toreo en las últimas décadas nos decía adiós este jueves y la afición madrileña quiso rendirle su merecido homenaje.

Con cuatro medias de gran sabor recibió Finito de Córdoba a su primer ‘juampedro’. Descolgó el toro en el capote y mostró buen tranco, sobre todo por el pitón izquierdo. Sin embargo, fue llegar al tercio de muleta y todo lo apuntado se vino abajo ya que el fondo de raza del animal estuvo muy medido. Tampoco ayudaron los más de seiscientos kilos que marcó la tablilla. Se paró pronto el toro y, pese la voluntad del torero, no hubo ningún tipo de lucimiento. Con la espada no lo vio nada claro el cordobés.

De gran seriedad pero de muy buenas hechuras fue el segundo toro de Juan Pedro. Román arreó desde que se abrió de capote. Alternó varias suertes en ese recibo con verónicas, gaoneras, caleserinas y una revolera a mano cambiada. El astado tuvo como principal virtud la fijeza y la prontitud en el cite en el inicio de faena. El cartucho de pescado coma apuesta de Román en la obertura del trasteo y la ligazón en las primeras tandas. Pero cuando el torero valenciano le apretó por abajo, el toro echó rápido la persiana. Todo muy a menos. Toro y faena.

“Ombú” fue el premio gordo de la corrida de Juan Pedro Domecq. Un precioso jabonero de perfectas hechuras que fue todo un superclase. Nobleza, ritmo, profundidad y fijeza, mucha fijeza en los engaños. Como muchas, y todas buenas, fueron las cualidades que adornaron al toro del hierro ducal. Y enfrente un templado Luis David Adame, que inició la faena de muleta con unos estatuarios de asentada planta. El azteca supo y acertó a dejar siempre la muleta en la cara del toro para tirar de él con pulso y ligar los muletazos. Mejor en redondo en la primera mitad del trasteo. Al natural se acopló en una tanda postrera donde cuajó una notable serie con la figura más relajada. El toro no bajó ni un momento su nivel de nobleza. Se tiró de verdad tras de la espada aunque ésta cayó un punto caída. La colocación del acero no rebajó la intensidad de la petición de oreja que el palco concedió.

Luis David Adame con la oreja cortada este jueves en Las Ventas

Luis David Adame con la oreja cortada este jueves en Las Ventas

Con el cuarto se volvió a la tónica descastada de la corrida de Juan Pedro. Un toro con ciertas dosis de nobleza pero sin la chispa necesaria que demanda Madrid. Finito estuvo de nuevo con ganas y tesonero, rascando incluso algún muletazo de gran sabor y trazo. Pero todo muy deslavazado y sin la unidad precisa para armar faena consistente.

El ‘juampedro’ que hizo quinto fue el toro más feo del sexteto. Por fuera y por dentro. Hecho cuesta arriba, sin descolgar nunca, además tuvo un comportamiento incierto y sin entrega alguna. Román le plantó cara por ambos pitones en una faena larga que se desarrolló entre la frialdad y desapego del público. Le resta el cartucho de Miura para rematar su feria.

El sexto llevó el hierro de Parladé. Un toro que nunca rompió a embestir por derecho y que tuvo sus dosis de aspereza. Luis David se la jugó de verdad desde que quitó por lopecinas e inició la faena con un pase cambiado por la espalda de asfixiante ajuste. El mexicano se metió entre los pitones sin importarle que después de cada pase se quedaba en las zapatillas. La raza que le faltó al toro la puso un siempre dispuesto Luis David. Un pinchazo hondo necesitó de un golpe de descabello. La ovación final camino del patio de cuadrillas reconoció la tarde del azteca en Madrid.

Madrid, jueves 17 de mayo de 2018. 11ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza. (16.317 espectadores según la empresa)

Cinco toros de 

 y uno de 

 (6º), bien presentados en conjunto, con hasta cinco toros cinqueños. Con clase pero sin duracíon el primero; a menos el segundo; un notable tercero por nobleza, clase y profundidad, ovacionado en el arrastre; apagado el cuarto; deslucido el quinto; áspero el sexto.

Finito de Córdoba, silencio tras aviso y silencio.

Román, silencio tras aviso y silencio.

Luis David Adame, oreja y saludos.

Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Ramón Vila, cirujano jefe de la Real Maestranza de Sevilla fallecido este jueves.

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