FERIA DE ABRIL

El tremendo y desbordante toreo de Ferrera

Antonio Ferrera le cortó la oreja, tras notable faena, al excelente quinto, destacable toro junto con sexto de la descastada 'victorinada'. Miguel Ángel Perera saludó una ovación.

Derechazo de Antonio Ferrera a un toro de Victorino Martín este sábado en Sevilla

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

No hubo equívoco que distrajera la atención en la lidia de cada uno de los toros traídos desde “Las Tiesas”. Aunque se tuvo que esperar hasta el quinto para dejar de dudar del sentido de la bravura de los toros de Victorino Martín. Y es que no tuvieron ni pizca de bravura, ni enrazadas acometidas hasta pasado el ecuador del festejo. El cuarteto no se movió en la estela de la casta y su falta de codicia se convirtió en preocupación y desánimo de un público que casi llenó la plaza. Sólo el cárdeno quinto, de humilladas y nobles embestidas, y el sexto, de manifiesta calidad, aunque con escaso celo, se salvaron del mal juego de la corrida.

Pero he aquí que, con la salida del quinto, el toreo tremendo y desbordante de Antonio Ferrera se hizo presente. Un toreo que transforma al torero y produce locura colectiva en los tendidos. Lo interpretó con arrebato en una docena de expresivos lances a la verónica hasta acabar con la media en los medios. Continuó quitando a una mano de manera singular, y explosionó con una muleta henchida de sentimiento. Antes lució al toro en la suerte de varas dejándolo lejos del caballo y obligó, de forma antirreglamentaria y populista, al futbolista Joaquín saltar al ruedo para recibir su brindis. Muy mal hecho, Antonio. La arena sólo la pisan los toreros vestidos de toreros.

De inmediato la muleta en la mano diestra del extremeño se convirtió en suavidad y templanza extraordinaria. La línea curva viajó hacia dentro lentamente trazada con esa forma tan personal con la que reviste la escena. Y así, a bases de largos y hondos naturales, ora con la izquierda, ora con la derecha, cambios de manos, y excepcionales pases de pecho, convirtió en toreo la noble y humillada acometida del “victorino” hasta que el toro se afligió. Entregado en cuerpo y alma desmenuzó su toreo e hizo de la lidia un derroche de sensaciones. Una faena que adquirió un brillo diferente de la mano de un torero diferente. Se aproximó andando desde muy lejos, con el estoque montado y la muleta plegada al hombro, hasta llegar al toro y picharlo, se quedó empujando el estoque y la voltereta fue de órdago. En el segundo intento tumbó al toro sin puntilla.

Ferrera le anduvo muy bien al primero y tercero de sus toros. Dos “victorinos” con nobleza en sus embestidas, pero faltos de casta y escaso fondo. Al primero le aprovechó el buen pitón izquierdo con naturales profundos y sentidos. Después mató muy mal. También destacó el toreo que le realizó con la mano izquierda al flojo tercero. Fue lo mejor de los intentos de faena a un toro sin fuelle. Esta vez introdujo la espada hasta el final con esa peculiar forma de hacer la suerte suprema.

Miguel Ángel Perera tuvo que esperar al sexto para recobrar el ánimo. Fue el sexto otro noble toro de notable pitón derecho. Por ahí inicio una templada faena marcada por fenomenales series diestras y surcada por la emoción derivada de los cambios de manos y la despaciosidad de los pases de pecho. Lo desequilibró el cornúpeta y fue volteado de forma fea y preocuparte. Herido en la región dorso lumbar izquierda aguantó en el ruedo hasta acabar con templados naturales a pie juntos para rubricar lo hecho con contundente estocada.

Ni el segundo ni el cuarto le dieron opciones de triunfo. Muy falto de casta el segundo se paró de inmediato. Y el noble quinto acusó una falta de celo alarmante. Todo lo que intentó hacerle Perera resultó anodino y falto de emoción.

Sevilla, sábado 30 de abril de 2022. 6ª de abono. Casi lleno.

Toros de Victorino Martín, bien presentados, nobles, flojos y descastados. Noble y sin motor el primero; parado el segundo; noble y falto de poder el tercero; sin celo el cuarto; bravo y con enorme calidad en sus embestidas el quinto; de buen pitón derecho el sexto.

Antonio Ferrera, silencio tras aviso, vuelta tras petición y oreja con dos vueltas tras petición de la segunda.

Miguel Ángel Perera, silencio, silencio y ovación.

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