2ª FERIA DE SANTANDER

Una gran faena de Urdiales y una oreja que supo a poco

Diego Urdiales firmó la mejor faena de la tarde, pero solo fue premiada con una oreja. Morante y Aguado, de vacío.

Natural de Diego Urdiales durante su primera faena este viernes en Santander

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Con cinco minutos de retraso asomó el pañuelo blanco del palco presidencial para que asomasen los tres diestros al ruedo para trenzar el paseíllo. Que la gente estaba con la terna se notó instantes después con la ovación que les obligó a saludar desde el tercio.

Aumentó el número de espectadores respecto a ayer. El reclamo de Morante, Urdiales y Aguado tuvo su tirón en taquilla.

El primero de Morante, con el hierro del Puerto, no terminó de emplearse en los primeros tercios y llegó algo dormido al de muleta. Sin probaturas, el de La Puebla se echó la mano a la diestra para dejar dos tandas de ralentizado trazo. No le sobraban las fuerzas al toro, pero sí las ganas a Morante. Se notaba. Tras una serie al natural sin brillo, Morante volvió a la diestra para desgranar muletazos profundos, acompañando siempre con el pecho y la cintura. Todo a compás y muy despacio. Un pinchazo y una estocada corta le alejaron de la posibilidad de tocar pelo.

Mucho más terciado y vareado de carnes salió el cuarto. Sin lucimiento en el toreo a la verónica, Morante se arrebató en un quite por chicuelinas con gracia y ajuste. El de La Ventana se rebrincaba ante el mando inicial que imprimió Morante. Paciente con él, supo ir limando asperezas y de pronto, en medio de la nada, brotó una tanda a derechas con tres muletazos que pararon los relojes. Lentitud y expresión a partes iguales. Como sabor tuvieron los dobles final rodilla en tierra antes de cuadrar al toro. Pero todo lo anterior no tuvo refrendo con los aceros.

Bravo en el caballo resultó el primero de La Ventana que enlotó de Diego Urdiales. Hacía el avión el toro del hierro salmantino. El riojano lo vio pronto y firmó una faena rotunda de principio a fin. Asentado, con los toques precisos y siempre en la rectitud de la embestida. En redondo brotaron derechazos largos, profundos, ralentizando la embestida a base de un temple líquido que surgía con total naturalidad. Se volcó sobre el morillo en la estocada. Arriba el acero y el toro que cayó con prontitud. Pero la oreja que se pidió y concedió supo a muy poco visto el toreo que puso sobre la mesa Urdiales.

No pudo redondear con el quinto, un toro bruto y parado del Puerto con el que Urdiales pisó terrenos comprometidos en la búsqueda de arrancar algo lucido. A fuerza de insistir, el de Arnedo robó varios redondos de mucho mérito por el compromiso puesto en liza.

Pablo Aguado no tuvo un primer toro colaborador, pero al que le faltaron mayores dosis de casta y emotividad en sus embestidas. El sevillano mostró su despaciosidad en algunos compases de la faena, pero al conjunto le costó llegar al tendido. Tampoco lo vio claro con la espada, pinchando hasta en tres ocasiones antes de agarrar una estocada caída.

El desclasado sexto no dio muchas opciones a Aguado. Siempre midiendo mucho al torero, colándose por el pitón izquierdo, el sevillano tuvo que tirar de fibra para extraer con sacacorchos un par de tandas a derechas que tuvieron porte y mando. Lo mejor, el estoconazo con el que pasaportó al de La Ventana.

Santander, viernes 23 de julio de 2021. 2ª de Feria. 4.300 espectadores sobre un total de 4.977 permitidos.

Cuatro toros de La Ventana del Puerto y dos del Puerto de San Lorenzo (1º y 5º), desiguales de hechuras y de juego manejable pero exento de raza a excepción del segundo, bravo en varas y noble y encastado en la muleta.

Morante de la Puebla, saludos y saludos tras aviso.

Diego Urdiales, oreja y saludos.

Pablo Aguado, silencio y saludos.

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