MADRID

Para zambombazo, el de Diego Urdiales en Las Ventas

El diestro riojano cierra la Feria de Otoño cortando tres orejas y abriendo la Puerta Grande. Oreja para Octavio Chacón.

Diego Urdiales en su salida a hombros en la última Feria de Otoño en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

En la Feria de Otoño del bombo, el verdadero zambombazo llegó en el último festejo. Diego Urdiales volvió a reivindicarse en su temporada más dura y amarga. La temporada en la que las empresas le hicieron el vacío. En la que tuvo que llegar Bilbao por agosto para dar su primer toque de atención y donde tuvo que llegar octubre para lograr descerrajar la ansiada Puerta Grande de Las Ventas.  Una gran tarde que también tuvo como argumentos la oreja arrancada por un Octavio Chacón que mantiene intacto su crédito en Las Ventas y los tres buenos toros lidiados por Fuente Ymbro, que saldaba con nota su quinta aparición por Madrid este año.

Uno de estos notables ejemplares fue el abraplaza, un astado de Fuente Ymbro de temperamental comportamiento. Se arrancó con alegría en sus dos encuentros con el picador y ya demostró su emotiva embestida en un ceñido quite por chicuelinas de Octavio Chacón. Diego Urdiales se vio molestado por el viento en el primer tramo de faena. Faltaba el mando por culpa de Eolo. A derechas esa muleta volandera hacía que el toro se venciese en demasía. Ya más cerrado en tablas, al abrigo del tendido 5, llegó lo mejor. Aunque no hubo ligazón, llegaron muletazos de enorme trazo. De uno en uno, primero al natural y después una postrera tanda en redondo que levantó el clamor por embrocada y templada. La estocada arriba, aunque un punto contraría, por lo que ralentizó la muerte del animal. No importó. La oreja cayó por mayoría de pañuelos.

Pero dónde llegó la catarsis de Las Ventas con Urdiales fue con el cuarto. Otro toro temperamental que se entregó sin reservas a la muleta del riojano. Ya en la primera serie todo rompió con un redondo eterno por lo enroscado y profundo que fue. Y después llegó la borrachera de toreo de Urdiales. Con su pureza habitual pero con el plus que da la ligazón esta vez. Todo medido, sin ninguna concesión. Hacer y decir el toreo. Hubo redondos de inmaculado trazo y naturales de impecable resolución más allá de la cadera. Con la faena hecha, sin alargar más de lo necesario, se fue tras de la espada. Se atracó de toro Diego y reventó Madrid. Y con ello la indigencia moral y profesional de un sector como el empresarial que le negó el pan y la sal durante todo el año.

El castaño que hizo segundo fue otra historia. Manso y complicado desde que salió por chiqueros, su lidia en manos de Octavio Chacón fue un continuo toma y daca. Áspero el toro y valiente a carta cabal el torero. El primer muletazos de cada tanda se lo tragaba el de Fuente Ymbro. Otra historia era cuando el gaditano le dejaba la muleta para engarzar el siguiente. Se venía directo al pecho en búsqueda de presa. Así ocurrió cuando lo pasaba al natural. Tremendo el hachazo del que salió por los aires el gaditano. Lo buscó en el suelo el animal pero afortunadamente no hizo presa. Y volvió a la cara Octavio para plantarle batalla de nuevo con la muleta en la zurda. Enorme el mérito. La estocada cayó un punto desprendida. Pero el público le recompensó con una oreja en reconocimiento a su coraje.

No pudo redondear con el marrajo quinto, un toro que derribó al caballo y al propio Chacón de una coz cuando intentaba sacarlo del jaco. En su huida posterior hizo hilo al torero llegándole a prender por la taleguilla. Después el toro nunca rompió a embestir. Manso y aquerenciado, el torero de Prado del Rey solo pudo poner voluntad.

“Laminado” fue el tercer pupilo de Ricardo Gallardo. Un toro de notable comportamiento que cumplió sobradamente en varas y embistió después con prontitud y galope para después reducirse él solo cuando llegaba a la muleta de un voluntarioso pero poco resolutivo David Mora. El astado tuvo clase, ritmo y profundidad por ambos pitones. Pero nunca llegó la comunión entre toro y torero. Tampoco gustó el feo bajonazo con el que liquidó David a su oponente.

El precioso sexto se lastimó en una de sus patas posteriores. En su lugar saltó un sobrero de Joselito tan serio como vareado de carnes. Tuvo movilidad y humilló en el último tercio. Pero David Mora tampoco se terminó de acoplar ni la gente, aterida de frío y esperando la Puerta Grande de Urdiales, le echó muchas cuentas.

Madrid, domingo 7 de octubre de 2018. 6ª de Feria. Tres cuartos de plaza.

Cinco toros de 

, bien presentados y de juego variado. Destacaron los encastados primero y cuarto y el enclasado y noble tercero. Los tres ovacionados en el arrastre. Desrazados y complicados segundo y quinto. Un sobrero de 

 (6º bis), de vareadas carnes y de juego noble.

Diego Urdiales, oreja tras aviso y dos orejas.

Octavio Chacón, oreja y saludos.

David Mora, pitos y silencio.

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