MADRID

La zurda de Jesús de la Calzada en el agridulce regreso de Dolores Aguirre a Las Ventas

El salmantino, con el lote de más opciones, saluda sendas ovaciones. Álvaro Seseña y Jesús García son silenciados.

Natural de Jesús de la Calzada al tercer novillo de Dolores Aguirre en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Se protestó no se sabe muy bien por qué la presencia del primer novillo. Algo altón, pero dentro de la lógica del encaste Atanasio. El problema del utrero del hierro sevillano fue el nulo empuje que sacó durante su lidia. Álvaro Seseña se esforzó en una faena de escaso eco. Pinchó antes de cobrar una estocada que entró en dos tiempos. Mejor condición tuvo el noble cuarto, con el que el madrileño se enfrascó en otra labor tan larga como anodina.

Jesús García vio como su primero salía con pies y desplazándose en el capote. Un espejismo tras el tercio de varas. El novillo llegó aplomado al último tercio y el madrileño lo pasó fácil de muleta en la labor larga realizada. Lo cazó de media estocada y necesitó de de varios golpes de verduguillo. El quinto fue un manso de libro con el que Jesús se justificó, sin más.

El novillo más potable de la primera mitad del festejo, y a la postre de todo el envío, fue el tercero. Un ejemplar que se movió con humillada condición por el pitón izquierdo. Jesús de la Calzada firmó por ese lado tres tandas de buenos muletazos, esperando a que el novillo metiese la cara para llevarle con largura y temple. Por el derecho le faltaron finales al novillo de Dolores. Tras una la manoletinas finales, el salmantino se tiró muy recto y resultó prendido por la faja. Angustiosos los segundos en los que quedó colgado del pitón. Después pinchó y falló también con el descabello antes de recibir una ovación de reconocimiento.

Algunos quisieron ver bravura en un sexto bravucón y que se arrancó en el peto haciendo una pelea desigual en los dos puyazos que tomó. de la Calzada inició la faena con las dos rodillas en tierra toreando en redondo aprovechando las inercias del novillo. Otra cosa fue cuando el animal tuvo que poner de su parte y tomar los engaños sin esas inercias. Le costaba un mundo. Firme y buscando darle dimensión a los muletazos el novillero hasta que el de Dolores echó definitivamente el freno de mano. Dejó una estocada trasera previo pinchazo..

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