El fuerte cruce de reproches entre dos vecinas de Algeciras por lo que una de ellas hace en el rellano

Unos reproches que ha recopilado la cuenta @LiosDeVecinos y que ha generado miles de comentarios por el contenido

El cruce de acusaciones entre dos vecinas de Algeciras por lo que una de ellas hace en el rellano

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Vivir en una comunidad de vecinos a menudo no es tarea simple. Porque sí, tienes que compartir espacio con personas que no conoces y, muchas veces, eso lleva a ciertas rencillas y conflictos que se quedan durante mucho tiempo sin resolver.

No en vano se han creado series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, que vienen a evidenciar cómo, vivir puerta con puerta, puede convertirse en un verdadero infierno. Por eso mismo, la clave suele estar en tratar de tener la mejor convivencia posible y tener empatía con tus vecinos, aunque a veces te hayan hecho algo.

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La clave, también, está en una buena comunicación si hay algo que te molesta de ese vecino en cuestión, y no hacer como si no pasase nada. Claro, que lo de la comunicación puede ser muy amplio, porque hay quien, en lugar de hablar en persona, decide dejar una nota en el rellano para la vista pública del resto de vecinos.

Es lo que ha pasado en un edificio de Algeciras, donde ha habido un cruce de reproches entre dos vecinas por lo que una de ellas hace en el rellano.

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Lo cierto es que entre estas vecinas no está siendo fácil la cosa, porque una de ellas tiene una práctica que "molesta y cuesta" mucho todos los días en el rellano. Por eso, decidió escribir una nota en el ascensor para darle a conocer este malestar, sin acercarse a hablar con ella.

"A la que quema el incienso, que lo queme dentro de su casa. Yo no tengo por qué oler cada vez que paso por el portal olor a incienso. Me molesta y me cuesta respirar. Perdona las molestias"escribía.

Algo que ha sentado no muy bien a la vecina en cuestión que, lejos de pedirle explicaciones, ha utilizado el mismo método colgando una nota en el rellano a modo de respuesta.

"Después de 23 años viviendo en el bloque, hubiese sido más sencillo hablar directamente conmigo ya que me considero una persona racional" dejaba escuetamente escrito.

No solo eso, sino que se tomaba con mucho humor la nota y firmaba como "la botafumeiro". Un cruce de reproches que, aunque no sabemos cómo han acabado, hará que en un tiempo no tengan muy buena relación.

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A nadie se le escapa que cuando vivimos en una comunidad de vecinos, es decir, en un edificio con muchas plantas, ocurren situaciones surrealistas. Nos pueden ocurrir a nosotros o a ellos, pero, sea como sea, siempre resulta en un altercado digno de un guion de película.

Por eso, se crearon series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, para reflejar esta situación de comunidades vecinales en donde todo se va de madre. Y si en esas series había una figura fundamental en torno a la que giraba todo, esa era la del presidente de la comunidad. Esa figura de autoridad dentro del edificio que, entre otras cosas, siempre "se come marrones".

Es por eso que, en la vida real, no se suele querer que te toque ser presidente. Y si no que se lo digan a Cris, una joven de Barcelona a la que le ha tocado ser la presidenta de su comunidad. Fue a su primera reunión, y alucinó con lo que le tocaba hacer nada más llegar.

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Y es que había un problema con los balcones, que tenían que reparar y aprobar entre todos una derrama. Lo que no esperaba es que ella tuviese que aprobarla y, por tanto, su precio, pidiendo un préstamo al banco. Al principio le dijeron que serían 8.000 euros, una cifra que subió hasta los 10.000 euros.

"Dime que no. Entonces, ¿mil por casa? No todo el mundo tiene 1.000 euros en su casa, yo pregunto. Sé que es indiscreto, pero está a punto de darme una crisis de ansiedad" decía Cris con muchísimo humor.

Al final, aprobaron la derrama y, de hecho, se llevó la amistad de sus vecinas, con las que quedó para el próximo día para ir a visitar juntas el tejado.