Dependiendo de tu edad y de tu trabajo: Esta es la frecuencia con la que debes ir al oftalmólogo y al óptico

Las consultas oftalmológicas y las revisiones ópticas son la mejor forma de tener una buena salud visual. Nunca hay que esperar a tener el problema encima

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

10 min lectura

"En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira", el final de esta cuarteta -de Ramón de Campoamor y Campoosorio-, me da pie para hablar de la necesidad que tenemos muchos de utilizar "cristales" (lentes), para poder ver no solo la verdad o la mentira, sino, simplemente, las letras del papel que tenemos delante.

En nuestro mundo actual (a veces traidor), en el que pasamos horas delante de pantallas: la del ordenador, el móvil, la tablet, es, más si cabe, perentorio cuidar la salud de nuestros ojos, prestarles mucha atención.

Por cierto que esa luz que emiten las pantallas, que es azul-violeta y nos permite ver las imágenes o leer los textos a cualquier hora, "no afecta a los ojos ni provoca ceguera", desmiente la Sociedad Española de Oftalmología que sí subraya que "uno de los problemas que originan las pantallas es que la gente pasa demasiado tiempo sin parpadear y sin alejar ni acercar la vista". Esto sí produce "ojos secos, blefaritis, cansancio ocular", entre otras molestias. Para evitar estas consecuencias "los oftalmólogos recomiendan la regla 20-20-20" que consiste en: dejar de mirar la pantalla durante 20 segundos cada 20 minutos de trabajo con el ordenador o manejando el móvil y fijar o centrar la mirada en cualquier otro punto que esté a 20 pies (poco más de 6 metros).

"Vivimos una época en la que todo el mundo se maneja con pantallas y existen filtros que nos protegen de esa luz azul que se considera nociva para los ojos, pero tan importante es eso como la argonomía visual, hay que tener una buena postura frente al ordenador, una muy buena iluminación y muy importante es descansar, de vez en cuando, de esa distancia cercana del ordenador intentando mirar lo más lejos posible, acordarse de parpadear porque hay muchos problemas de ojo seco y utilizar lágrimas artificiales que las hay para mitigar ese efecto", recomienda en cope.es el óptico-optometrista, Raúl Montero.

Sobre el efecto de la luz que emiten las pantallas sobre nuestros ojos, el oftalmólogo experto en retina, Rahul N. Khurana sostiene que "la mayor fuente de luz azul es la luz solar. La exposición a la luz azul proveniente de las pantallas es mucho menor que la cantidad de luz azul proveniente del sol a la que estamos expuestos. Además, no es más dañina que la luz azul solar".

Lo principal es, si tiene dudas, consultar a los expertos como recomienda el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas que destaca la importancia de la salud visual y la necesidad de acudir a la óptica para realizarse una revisión visual, al menos, una vez al año a partir de los 40 años (desde esta edad aumenta el riesgo de padecer ciertas alteraciones de la visión y pueden ser detectadas precozmente); entre los 20 y los 40 años de edad -sin sintomatología y sin disfunciones visuales previamente diagnosticadas-, se recomienda revisar la visión cada dos años.

¿Cuándo hay que ir al oftalmólogo o al óptico?

Silenciosas, asintomáticas y, a veces, irreversibles. Así son las enfermedades oculares: "problemas frecuentes que pueden derivar en limitaciones importantes si no se detectan a tiempo. Muchos padecimientos oculares graves no suelen presentar síntomas hasta etapas muy avanzadas, cuando el tratamiento ya no es igual de eficaz, o bien se abordan las complicaciones graves cuando ya son irreversibles", advierte la Sociedad Española de Oftalmología, de ahí, la importancia de acudir a revisiones oftalmológicas periódicamente y no esperar a que se desencadene una urgencia.

En esas visitas al oftalmólogo o al óptico se pueden detectar enfermedades en etapas tempranas y afrontarlas con los tratamientos adecuados para curarlas y revisar sus complicaciones. En España, según datos de la Sociedad Española de Oftalmología, más de un 70 % de la población adulta reconoce tener algún problema de visión. La cifra se dispara a 2.200 millones de personas con algún tipo de discapacidad visual en el mundo -datos de la Organización Mundial de la Salud-, en al menos 1.000 millones de esos casos, la discapacidad visual podría haberse evitado o todavía no se ha aplicado un tratamiento.

La OMS destaca que "la discapacidad visual supone una enorme carga económica mundial, ya que se calcula que los costos anuales por pérdida de productividad asociada a deficiencias visuales ascienden a 411.000 millones de dólares en todo el mundo" y subraya que en el caso de los niños pequeños con discapacidad visual grave van a sufrir retrasos en el desarrollo motor, lingüístico, emocional, social y cognitivo, con consecuencias para toda la vida. Los adultos con discapacidad visual presentan tasas más bajas de participación en el mercado laboral y de productividad y suelen registrar tasas más altas de depresión y ansiedad. Por ello, pide a los estados miembros que integren la atención oftálmica en los sistemas de salud.

La Sociedad Española de Oftalmología recomienda hacerse un examen visual al menos una vez al año, porque con esas revisiones rutinarias se pueden prevenir las complicaciones de diversos padecimientos oculares, siendo el más grave la ceguera. "Algunas de las causas de ceguera son la catarata, el glaucoma, la retinopatía diabética o hipertensiva y la degeneración macular. La ceguera por catarata se puede revertir gracias a la cirugía. El glaucoma y la retinopatía diabética o hipertensiva son tratables desde etapas tempranas con el objetivo de evitar que el paciente lleguea perder la vista. La degeneración macular también se puede diagnosticar y tratar precozmente".

Por lo tanto, ¿cuándo hay que ir al óptico o al oftalmólogo? En el caso de los adultos, "cuando notas que no ves bien ya sea de lejos o de cerca. En el caso de lejos cuando no ves bien la televisión o cuando conduces sobre todo de noche. De cerca, cuando no enfocas bien los objetos y necesitamos alargar para verlo ver. En el caso de los niños, cuando vemos que tienen problemas al leer o guiñan o tuercen algún ojo al mirar o en el caso de que los padre usen gafas porque son miopes", porque ellos también pueden serlo y hay que "llevar un control de esa posible miopía lo antes posible", responde el óptico-optometrista, Raúl Montero.

Si no hay ningún tipo de patología, "entre uno y dos años es el tiempo para hacernos una revisión habitual, si hay algún problema como la tensión ocular se debe ir cada seis meses o depende de la patología o de nuestro trabajo, de que nos exija tener muy buena visión", recomienda y recuerda que "a partir de los cinco años es la mejor edad para controlar la visión de los niños si no se detecta ningún problema antes. Si un niño tiene estravismo o miopías las revisiones son muy frecuentes. Para esta últimas se están haciendo revisiones cada tres, seis y anualmente para evitar que esa miopía vaya aumentando".

Los síntomas que nos indican que algo va mal en nuestra vista

Esas revisiones no son iguales para quienes trabajamos delante del ordenador o para personas que trabajan al aire libre. "Una persona que trabaja en el campo demanda menos ver cosas de cerca y sí una mayor protección para el sol. En el caso de una persona que trabaja en un taller dependerá si tiene ya correción visual como unas gafas progresivas", enumera el experto consultado por cope.es.

Por lo tanto, cada persona debe prestar atención a las señales que nos mandan nuestros ojos. Hay síntomas muy claros que nos hacen sospechar que algo no va bien: "si hay una bajada repentina de la agudeza visual, una pérdida de campo visual, un traumatismo ocular, un ojo rojo o muy rojo, o un dolor severo hay que acudir al oftalmólogo", subraya el óptico que va a detectar todo estas limitaciones y enfermedades y va a derivar al oftalmólogo.

Incremento del astigmatismo (+11 %) y la miopía (+9 %) desde el comienzo de la pandemia

Los problemas oculares que han sufrido un mayor incremento en los últimos años son el astigmatismo, con un aumento del 11% (pasando del 24 % al 35 %), y la miopía, con un crecimiento del 9 % (lo que la ha hecho pasar del 28 % al 37 %) [ Datos del Colegio Nacional de Ópticos- Optometristas]

El astigmantismo se empieza a manifestar entre los 10 y los 25 años de edad y va progresando lentamente durante una década. En su etapa inicial o en los casos leves, es posible corregir los problemas de visión utilizando gafas o lentillas que subsanan el defecto refractivo y mejorar la agudeza visual.

La falta de luz solar, principal causa del aumento de la miopía -defecto visual que afectará a la mitad de la población mundial en 2050 según la OMS-, ha disparado el problema entre los niños de todo el mundo por los meses de confinamiento por el coronavirus. El Estudio de la Visión en España 2022 señala que la media de dioptrías ha aumentado tras la pandemia, pasando de 2 a 2,5.

Las situaciones en las que más limitadas se sienten las personas con miopía son: al conducir (42,1%), en los momentos de ocio (40,2%), y al leer (27,9%). El 90% de los españoles entrevistados para el estudio usan gafas para corregir su miopía, un porcentaje que aumenta con la edad.

La mitad de los casos de pérdida visual se pueden prevenir con una detección temprana y el tratamiento correcto, pero para ello habría que revertir la estadística que pone de manifiesto la escasa importancia que le damos a nuestros ojos hasta que ya tenemos el problema encima: tres de cada diez españoles no se revisa la visión de manera periódica, siendo los jóvenes los que acuden con menor frecuencia a las revisiones oculares.

¿Deben las empresas pagar las gafas a sus empleados?

La respuesta a la pregunta es depende. Y ¿de qué depende (que cantaba Jarabe de Palo)? Según la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE): las empresas deberán asumir el coste de las gafas graduadas o de las lentillas de aquellos empleados que trabajen frente a una pantalla de ordenador y que las necesiten para corregir su agudeza visual, ahora bien, el trabajador debe probar que "las gafas graduadas en cuestión sirven, efectivamente, para corregir los trastornos de vista relacionados con su puesto de trabajo y no son problemas de la vista de carácter general que no necesariamente guardan relación con las condiciones del trabajo".

El Tribunal europeo se pronunciaba ante el recurso de un ciudadano rumano cuyo trabajo frente a una pantalla de ordenador junto a otros factores de riesgo, como la luz "visible discontinua", la falta de luz natural y la sobrecarga neuropsíquica, le han provocado un importante deterioro en la vista. Este trabajador, siguiendo la recomendación de un médico especialista, tuvo que cambiar de gafas graduadas para corregir la disminución de su agudeza visual, pero el sistema sanitario rumano no contemplaba el reembolso de la cantidad de 2.629 leus - unos 530 euros-, correspondiente al coste de las nuevas gafas graduadas: las lentes, la montura y la mano de obra.

El trabajador solicitó a la Inspección General que le reembolsara dicha cantidad, solicitud que fue denegada, por lo que recurrió a la justicia que elevó el caso ante el Tribunal de Justicia de la UE.

La posibilidad de que las gafas sean sufragadas por las empresas ha abierto un gran debate en muchas compañías, sobre todo, en las que se trabaja con mucha tecnología y delante de pantallas de ordenadores.

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