El error que cometes con tu mascarilla con la llegada del frío y que provoca que pierda eficacia
Desde hace casi dos años, este objeto lleva acompañándonos en nuestro día a día
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El frío ya ha llegado. Y es una buena señal. Eso significa que nos aproximamos al invierno. Por tanto, con la llegada de las bajas temperaturas, agradecemos enormemente tener que usar mascarilla en determinadas situaciones. El motivo es que recicla el calor de la respiración, cubre la mitad de la cara y protege a nuestro rostro de las bajas temperaturas.
Pero cuidado. La mascarilla tiene una gran enemiga: la humedad. "Si la mascarilla está mojada (por la humedad), esta electricidad estática desaparece que es la que se encuentra en las fibras del tejido, y detiene las gotículas de los aerosoles", explicaba la Asociación Francesa de Normalización. Esto es un gran error ya que provocaría que perdiese eficacia pues "el grado de protección de las mascarillas se mide por la electricidad estática que hay en las fibras del tejido".
Está demostrado científicamente que el frío beneficia al SARS-CoV-2, igual que a otros virus respiratorios, ya que le permite una mejor conservación y hace más sencilla su transmisión. Además, desde que las temperaturas han caído en picado todos estamos notando un fenómeno nuevo, en general bastante desagradable y hasta peligroso para nuestra salud: la condensación que nos moja la nariz y la cara cuando vamos por la calle.
De hecho, esta cuestión también la sostiene la Dirección General de la Salud (DGS) de Francia en un comunicado de prensa. "Si la mascarilla está mojada, hay que cambiarla porque su eficacia ya no está garantizada". Por eso, según cuenta el Huffington Post, se aconseja llevar un paraguas para proteger la mascarilla de inclemencias meteorológicas como la lluvia o la nieve.
"Uno de los inconvenientes de las mascarillas es la posibilidad de contaminación que puedo ocurrir si el usuario no la cambia después de humedecerse. Puede crear condiciones favorables para la multiplicación de microorganismos", aseguró la OMS entre sus recomendaciones para el adecuado uso de las mascarillas.
Conviene entonces que tengas a mano unas mascarillas de repuesto para cambiarla y protegerte casi al 100% contra el coronavirus. Y, si tu mascarilla de repuesto es de tela, tienes que llevarla siempre en una bolsa correctamente cerrada o en un recipiente. Mientras, si es quirúrgica no te lo pienses. Tírala directamente a la basura después de su uso.
Así que, si hace un frío considerable... no elijas la mascarilla para abrigarte, aunque sí para protegerte del covid. Utiliza para hacer frente a las altas temperaturas una bufanda, fular o braga, tal y como recomienda el doctor Matthew Oughton, especialista en enfermedades infecciosas de Montreal.
¿Qué diferencias hay entre todos los modelos de mascarillas?
Las mascarillas se pueden agrupar en tres tipos: higiénicas, de alta eficacia y quirúrgicas. Estas últimas son las indicadas para las personas portadoras del virus, ya que su función es la de no permitir la transmisión de gotículas de saliva.
Las de alta eficacia son las denominadas también como autofiltrante y podemos encontrar 3 tipos: FFP1, FFP2 y FFP3. Según su nivel de filtración, siendo la FFP3 la más eficaz con un 98% de eficacia, estas son usadas en casos más extremos como procedimientos realizados en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Por su parte, la FFP2 tiene una eficacia de filtración mínima del 92% y la FFP1 del 78%.