La queja de un hombre de Ciudad Real a sus vecinos por lo que se encuentra todas las mañanas en el ascensor

La ha plasmado en una nota que ha dejado en el ascensor y que ha recogido la cuenta de X, antiguo Twitter, @LiosDeVecinos

Un ascensor

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Todos lo sabemos y todos lo hemos experimentado: no es tarea fácil ni sencilla vivir en una comunidad de vecinos. No porque sean malas personas o te hagan la vida imposible (esperemos), sino porque cada uno es de su padre y de su madre y a veces cuesta ponerse de acuerdo.

Es algo que pasa hasta en las mejores comunidades de vecinos, aunque no haya mal rollo necesariamente entre todos los vecinos. Historias y anécdotas con cada uno de ellos las hay para aburrir, y podrían dejar a series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina en un burdo teatro, porque, como sabemos, la realidad siempre termina superando a la ficción.

Un vecino de Madrid se queja del ruido de las persianas y la nota que deja se hace viral

Hay tantas historias, peleas, grescas y roces entre vecinos, que hay incluso una cuenta de X, antiguo Twitter, que se dedica a recopilarlas y compartirlas con el mundo. La cuenta es @LiosDeVecinos y de ella te hemos hablado en más de una ocasión, porque lo que suele compartir termina siendo tronchante.

Lo cierto es que esta vez nos ha pasado algo parecido, pero ha superado a todas aquellas veces anteriores. Y es que ha pasado algo en un edificio de Ciudad Real que ha dejado otras historias de vecinos a la altura del betún.

Lo que se encuentra cada mañana en el ascensor

Como te contamos, la cuenta de X @LiosDeVecinos ha recopilado esta historia, que tiene por protagonista a un hombre de Ciudad Real. Resulta que en su comunidad de vecinos pasa algo cada mañana antes de ir a trabajar que hace que haya tenido que colgar una nota en el ascensor para quejarse a los vecinos y alertarles de que no lo vuelvan a hacer.

"Queridos vecinos, por favor, solo pido no pegarse pedos en el ascensor. Esta mañana me he comido uno enterico. Firmado, un vecino anónimo" rezaba la nota.

Enseguida, los seguidores de esta cuenta de X se partían de risa y compartían sus anécdotas similares en sus edificios y con sus vecinos. "Esta es la razón por la que todos los ascensores deben tener las puertas abiertas cuando no están en funcionamiento" comentaba uno de ellos.

Otro, un tanto más irónico y divertido, llegaba a comentar que "Yo los llamo "peos en usufructo"...no son tuyos pero los disfrutas tú".

Un vecino de Madrid se queja del ruido de las persianas y la nota que deja en el portal se hace viral

Como ya viene siendo habitual, la cuenta de X @LiosdeVecinos ha compartido el divertido cartel que se ha encontrado un propietario del barrio de La Latina, en Madrid, en su portal.

Una queja que ha venido a raíz del ruido que hacen muchos de los vecinos del bloque a causa de las persianas y la fuerza con la que muchos las levantan. Lo hace de esta curiosa y poética forma:

"En un pequeño edificio de apartamentos, las persianas tenía una vida propia. Cada mañana, cuando el sol comenzaba a asomarse, las persianas se estiraban con entusiasmo. Algunas eran más gruñonas y se quejaban del ruido que hacía al abrirlas. Otras, más optimistas, intentaban animar al resto", comienza este cartel.

Un vecino de Madrid se queja del ruido de las persianas y la nota que deja se hace viral

Continúa diciendo: "Un día, las persianas se reunieron en secreto. "¿Por qué no podemos ser más empáticas con los vecinos?", propuso la persiana de la ventana del tercer piso. "Tal vez podríamos abrirnos con más suavidad para no molestarnos tanto. Las persianas asintieron. A partir de entonces, todas se esforzaron por abrirse con delicadeza. El vecino notó el cambio y se sorprendió al verlas moverse con más cuidado. "¿Qué les ha pasado?", se preguntó", prosigue.

Finalmente, y como en los cuentos infantiles, el cartel acaba con una moraleja: "Incluso las cosas más inanimadas pueden aprender a ser más consideradas con las demás. Las persianas entendieron que su ruido afectaba a los vecinos y decidieron cambiar. Desde entonces, el edificio vivió en armonía, y las persianas se convirtieron en un ejemplo de empatía".