El truco infalible para evitar que la yema del huevo se rompa al freírlo

Los huevos son uno de nuestros mejores aliados en la cocina, son versátiles, socorridos y muy nutritivos. Pero en ocasiones su aparente sencilla preparación se nos resiste, algo que sucede incontables veces a la hora de freirlos con la yema intacta. Y es que aunque parezca baladí, para muchos el huevo pierde su esencia si tiene la yema rota.

En cualquier caso, que los huevos nos salgan perfectos no es fácil, depende de factores como la cantidad de aceite, la frescura del huevo, cuándo los echemos en la sartén o cómo los casquemos.

HUEVOS FRESCOS

De entrada es preferible que los huevos sean lo más frescos posible, de esta manera nos garantizaremos salvar la yema ya que estará más compactada con la clara.

La frescura del huevo es además un factor de calidad. Un huevo muy fresco tiene una clara consistente sobre la que flota la yema, que tiene silueta de semiesfera.

Cuando cascamos un huevo poco fresco, la yema aparece más aplastada y con poco relieve.

Esto no quiere decir que lo tengamos que descartar, puede seguir siendo apto para el consumo. No obstante, para evitar riesgos, es conveniente cocinar bien los huevos menos frescos, más cercanos a la fecha de consumo preferente. Así se destruye cualquier posible microorganismo que haya podido contaminar el huevo durante su almacenamiento, según explica el Instituto del Huevo.

PLATO HONDO

Lo primero que debemos de tener en cuenta para evitar una yema rota, es sacar el huevo del frigorífico un poco antes de cocinarlo.

Cuando se haya templado, debemos evitar cascarlo sobre el borde de la misma sartén o en el de la encimera de la cocina. Mejor, y ahí va el primer truco, cascarlo en un plato hondo o una taza.

También es importante que la sartén que vayamos a usar esté en buen estado, así será más sencillo de retirar una vez frito y evitaremos que la yema se 'desparrame'.

ACEITE MUY CALIENTE

El aceite debe de estar muy caliente, sino el huevo se pegará, y la yema del huevo se romperá fijo. Luego ya podremos verter el huevo, eso sí, y ahí va el segundo truco, vertiéndolo lo más cerca posible de la sartén para evitar que se rompa la yema.

Con el huevo ya en la sartén nos enfrentarnos al reto de cocinar la yema, sin que se rompa. Para ello, debemos usar abundante aceite, que cubra sobradamente la base.

Con la ayuda de una cuchara sopera iremos cogiendo el aceite de las esquinas y echándolo sobre la yema hasta conseguir que recubra le huevo una ligera capa blanquecina.

Por cierto para evitar que salte el aceite puedes añadir una pizca de harina al aceite justo antes de echar el huevo a la sartén.

EL RETO DE SACAR EL HUEVO

Es otro de los pasos más delicados si queremos evitar teminar con la yema hecha tortilla en la sartén. No debemos utilizar la misma cuchara, sino una espumadera limpia con la que consigamos sacar el huevo intacto y sin exceso de aceite.