ESPECIES INVASORAS

Ostreopsis: la microalga invasora tóxica para bañistas, también en el litoral español

La subida de la temperatura en la superficie del agua marina ha propiciado la llegada a las costas españolas de una especie invasora minúscula pero de efectos desagradables: una microalga denominada ostreopsis, que prolifera en latitudes templadas y puede provocar intoxicaciones entre los seres humanos y la muerte en algunas especies marinas.

Agencia EFE

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La subida de la temperatura en la superficie del agua marina ha propiciado la llegada a las costas españolas de una especie invasora minúscula pero de efectos desagradables: una microalga denominada ostreopsis, que prolifera en latitudes templadas y puede provocar intoxicaciones entre los seres humanos y la muerte en algunas especies marinas.

Así lo ha explicado a EFE la cofundadora de la organización conservacionista SOS Océanos, Asunción López, quien ha precisado que las especies ostreopsis 'ovata' y 'siamensis' son las que afloran y llegan al litoral español, sobre todo al Mediterráneo, pero también al Atlántico y el Cantábrico, desde las aguas tropicales y subtropicales de las costas japonesas y neozelandesas.

Se trata de una microalga bentónica -habitante de los fondos marinos- y unicelular que se ha expandido con velocidad a raíz del incremento de temperaturas oceánicas durante los últimos años y que fueron detectadas por primera vez a finales de los años 90 del siglo XX en algunas playas de Cataluña.

La investigadora del Instituto de Ciencias del Mar, Elisa Berdalet, ha asegurado a EFE que "la relevancia ecológica" en el ecosistema de organismos fotosintéticos como ésta u otras microalgas y de las cianobacterias es "mayor que la de otros seres microscópicos".

Eso no impide que las sustancias tóxicas que desprenden sean capaces de causar "grandes perjuicios en la fauna marina" e incluso en el ser humano, en este caso a través de la inhalación de sus toxinas en el aire.

El investigador de algas potencialmente nocivas y doctor en Ciencias del Mar, Emilio Soler, ha rechazado la posibilidad de intoxicación por vía alimentaria pues "hasta el momento no hay evidencias corroboradas de transferencia a través de la cadena trófica con efectos en humanos, como ocurre con el síndrome de la ciguatera", aunque coincide en que "la exposición prolongada genera malformaciones en equinodermos y natación con espasmos compulsivos en los peces".

Sin embargo, existe consenso general en cuanto a la sintomatología de las personas que inhalan sus toxinas: un suceso que fue verificado en España por primera vez en 2004, cuando alrededor de 70 personas que residían en apartamentos de primera línea de mar en Cataluña padecieron, durante dos días, una afección respiratoria de las vías altas, que cursó con mucosidad, tos seca, malestar general, fiebre e irritación de ojos, nariz y garganta y que desapareció sin medicación alguna.

El Proyecto OstreoRisk del Instituto de Ciencias del Mar, nacido en 2015 gracias a la financiación del por entonces Ministerio de Economía y Competitividad, llevó a cabo un estudio a través de recogidas de muestras de agua y la participación de 13 personas que transitaban a diario por las inmediaciones de una playa afectada: certificó que el 81 % de los sujetos desarrolló al menos un síntoma compatible a comienzos de agosto.

Por ello, las recomendaciones de los expertos se centran en la prevención e incluso en la necesidad de izar la bandera roja para prohibir el baño cuando las aglomeraciones de estas microalgas sen tan elevadas que su presencia se haga visible en forma de una película mucilaginosa que recubre el suelo marino y de espumas "manchadas con tonos rojizos y marrones que flotan en la superficie", ha indicado López.

Soler ha añadido la necesidad de "un buen control y seguimiento de los cambios en los ecosistemas costeros" así como una mejor información "por parte de las administraciones públicas y centros de investigación, para una concienciación ciudadana" de manera que los bañistas "sepan cómo actuar frente a estos eventos sin alarmismo".

De todas formas, este especialista recuerda que "los crecimientos masivos de microalgas y cianobacterias son fenómenos naturales" en buena medida y, en la lista de factores detonantes, figuran entre otros "la calima, las olas de calor o la alta irradiación" además de "las obras que hacen variar la dinámica marina, la presión pesquera o los vertidos de residuos". EFE

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