Las jotas aragonesas con las que Reus ha celebrado el Gordo
El primer premio de la Lotería de Navidad ha tenido al Centro Aragonés El Cachirulo como epicentro de la suerte y la fiesta
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La calle Ample de Reus (Tarragona) se ha convertido hoy domingo en un improvisado escenario de jotas regadas con cava para celebrar la lluvia de 320 millones que ha caído sobre el Centro Aragonés El Cachirulo, que ha repartido ochenta series del Gordo de Navidad (26.590), reservadas en Salou.
Premiados, curiosos y periodistas se han congregado durante la mañana delante del local de El Cachirulo para compartir una euforia desatada desde bien temprano.
El primer premio, cantado a pocos minutos de empezar el sorteo, a las 09.19 horas, ha madrugado más que algunos de los agraciados, pero poco a poco la céntrica calle Ample se ha ido llenando de gente que se unía a la fiesta.
Ismael, uno de los afortunados que ha acudido al centro para celebrar la suerte, ha explicado que ha repartido participaciones del número ganador entre toda su familia, exyerno incluido, como si de una réplica del anuncio televisivo de la lotería se tratara.
De hecho, Ismael presume de ser uno de los socios más implicados en la venta de boletos, una de las fuentes de financiación de este centro aragonés, declarado este domingo zona cero de la buena suerte.
El presidente de El Cachirulo, el histórico líder vecinal José Allueva, ha expresado, aún sin creérselo, que el primer premio que ha sorprendido a los socios del centro ha caído "muy, muy repartido".
Ha indicado que las participaciones de cinco euros que ofrecen se imprimen en julio para "aprovechar el tirón del verano", cuando "muchos aragoneses" visitan las playas tarraconenses.
A Gemma, de la bodega que hay justo al lado de El Cachirulo, le regaña Montserrat, su madre, por su mala fortuna: "Nosotros siempre cogíamos seis o siete talonarios y, ahora que estamos jubilados, ella solo ha cogido uno".
De este único talonario, Gemma ha vendido 23 participaciones entre "los clientes de siempre" y se ha quedado con dos que sobraban.
Ahora, el dinero que le ha tocado lo dedicará a "comprar género para la tienda y algo para la casa".
Las jotas han resonado en la calle Ample y, aunque en el centro enseñan a cantarlas y bailarlas, nadie se ha animado a hacerlo, quizás por el alud de cámaras de televisión que han acudido a inmortalizar el jolgorio.