8 de cada 10 ictus podrían evitarse con una correcta prevención

Una rehabilitación temprana es esencial para recuperar la autonomía en los tres primeros meses

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Escucha la crónica de Sandra Asenjo: 8 de cada 10 ictus podrían evitarse con una correcta prevención

Sandra Asenjo

Publicado el - Actualizado

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Los ictus ya son la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres, pero la mayoría de los episodios se deben a causas modificables. De hecho, 8 de cada 10 ictus podrían evitarse con una correcta prevención, que pasa por llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio, descansar bien y evitar las situaciones de estrés. Esto sumado a hacernos analíticas de forma periódica, sería suficiente para evitar la mayoría de los casos.

En concreto, es recomendable realizarnos pruebas médicas para revisar los niveles de colesterol, de tensión y de azúcar en el caso de los diabéticos, y en general a partir de los 60 años, que es cuando aumenta el riesgo de padecer un ictus. Además, una rehabilitación temprana es esencial para recuperar la autonomía en los tres primeros meses, pero muchos pacientes tienen que esperar más tiempo por la falta de medios.

Síntomas

Un ictus es una enfermedad de los vasos del cerebro que provoca debilidad o parálisis repentina de la cara, el brazo o la pierna, confusión, dificultad para andar o entender, pérdida de visión brusca y problemas para caminar, de equilibrio o coordinación. Cualquiera de estos síntomas debe ponernos en alerta y el traslado al hospital debe ser inmediato.

"Hay un porcentaje muy alto de enfermos que se quedan con secuelas. Cerca de un tercio de los casos derivan en una discapacidad importante. Cuanto antes llamemos a emergencias y nos traten el infarto, menos secuelas nos quedarán", cuenta a COPE María del Mar Freijo, Coordinadora del Grupo Español de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, desde donde estiman que entre el 20% y el 35% de quienes padecen un ictus, acaban falleciendo.

Prevención secundaria

"Además de tener hábitos de vida saludables y llevar un control de los patrones de riesgo vasculares más frecuentes, haciéndonos analíticas en los centros sanitarios, no debemos olvidar que los ictus también se pueden repetir y que las medidas de prevención secundarias consisten en lo mismo: vida saludable, chequeos y tomar correctamente la medicación, que también sirve para no volver a sufrir un episodio", subraya la neuróloga.

Rehabilitación temprana

El ictus es una enfermedad en la que los tiempos juegan un papel fundamental. Por ello, comenzar cuanto antes la rehabilitación también marca la diferencia. Un ejemplo de ello es Marichu, que tiene 92 años y el pasado 1 de julio sufrió un ictus con el que la parte izquierda de su cuerpo se quedó totalmente paralizada. Un mes después, comenzó la rehabilitación.

"No sabía ni en qué año vivía. Salí del hospital en silla de ruedas. Tuve que recordar todos los movimientos que había olvidado. Ahora ya puedo andar, subir escaleras con algo de miedo agarrada a una barandilla, comer sola y me encuentro mejor", cuenta a COPE Marichu, que acude al primer gimnasio de España atendido por sanitarios en Madrid y que es dependiente del Centro Europeo de Neurociencias.

Terapias intensivas

Pese a que la neurorrehabilitación en España ha ido mejorando en los últimos años, seguimos un paso por detrás que otros países, aunque aquí ya se empiezan a desarrollar terapias intensivas que también marcan la diferencia y con las que se dedican hasta seis horas por paciente al día.

Es lo que hacen desde el Centro Europeo de Neurociencias, como explica a COPE su director clínico, José López Sánchez: "en la pública hay una falta de medios humanos y materiales y los pacientes tienen que esperar semanas o incluso meses para empezar su rehabilitación, que dura solo media hora o 45 minutos. Deberíamos invertir más en medios y en investigación para poder ofrecer una mejor rehabilitación a los pacientes".

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