Un cliente, de piedra al ver que le cobran un ingrediente básico como extra en un restaurante: "Es descarado"
Las dificultades alimentarias están llegando a todos los países del mundo y la inflación y la escasez de algunos productos ya se están haciendo notar
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La crisis alimentaria va a ser (si no lo está siendo ya) uno de los grandes retos a los que tendrá que hacer frente el mundo desarrollado. Las potencias de Occidente, tras dos años de parón económico a causa del coronavirus y todavía a la espera de ver cómo de grave va a ser el impacto energético de la invasión rusa de Ucrania, tendrán que lidiar con una inflación desconocida por su extensión global y la más que probable escasez de alimentos que hasta ahora dábamos por garantizados.
Parece un panorama un tanto apocalíptico, pero lo cierto es que hay países que ya están tomando medidas que afectan directamente al consumidor, como es el caso de Australia, donde un alimento básico en la dieta de todos está empezando a escasear.
El problema de las lechugas y la cuenta en un restaurante australiano
Ross Stevenson y Russel Howcroft son dos periodistas de la radio australiana. En las últimas semanas, se ha viralizado un mensaje suyo en redes sociales donde se puede ver la curiosa cuenta que les han pasado una vez terminado su pedido en un restaurante australiano. El caso es que a la hora de pedir un 'San Choi Bao', plato de origen asiático que se podría traducir como una envoltura de lechuga, le han cobrado de forma independiente la lechuga.
"Esto es descarado...", se quejaban los periodistas: "La lechuga es un elemento constitutivo del 'San Choi Bao', ¡no un extra opcional!". Para que se entienda mejor, es como si a la hora de pedir una hamburguesa le cobrasen, por un lado, el precio completo de la hamburguesa, y por otro un precio extra por la carne, como si pedir carne en una hamburguesa fuese un extra. La lechuga es un ingrediente fundamental de este plato que triunfa en Australia, donde la gastronomía asiática tiene gran predicamento. Entonces, ¿por qué se cobran las lechugas aparte?
Australia está viviendo una difícil situación de abastecimiento de ciertos productos alimenticios. En este caso, las lechugas han llegado a costar hasta unos ocho euros por unidad, un precio lejos de lo que habitualmente pagan los australianos. La inflación está haciendo que los costes de muchos productos básicos se disparen.
El Banco de la Reserva del país ha elevado el precio del dinero hasta en 50 puntos básicos, hasta el 0,85 %, tratando de relajar la tensión inflacionista que asola a la isla. Las lluvias torrenciales el este del país fueron mortales para la cosecha de lechugas del país, lo que, sumado a las dificultades de abastecimiento desde otros mercados, además de la crisis inflacionista, ha convertido un sencillo alimento en un auténtico lujo. Tanto es así que, algunos restaurantes de comida rápida están empezando a racionar la lechuga que ponen en sus productos.
Australia culpa a la guerra de Ucrania de la crisis alimentaria y energética
Australia culpó este viernes a la invasión rusa de Ucrania de la crisis alimentaria y energética mundial, al subrayar que la inestabilidad económica actual no se debe a las sanciones aprobadas contra Moscú. Así lo afirmó el ministro del Tesoro australiano, Jim Chalmers, durante la reunión de titulares de Finanzas y Economía y gobernadores de bancos centrales del G20 que se celebra de manera híbrida (presencial y virtual) en la isla indonesia de Bali hasta el sábado.
"Es la invasión por parte de Rusia lo que ha socavado la seguridad energética y alimentaria y no las sanciones, y por tanto Rusia debe asumir la total responsabilidad por esto", señaló Chalmers en Nusa Dua (Bali), según la agencia australiana AAP. El ministro australiano denunció que la guerra de Ucrania ha exacerbado la inestabilidad económica creada por la pandemia de la covid-19. "La situación económica global se ha deteriorado y estamos entrando en una fase difícil, si no peligrosa, con costes y consecuencias para todos", agregó Chalmers, quien afirmó que su Gobierno apuesta por energías limpias y renovables que ayuden a mitigar la crisis energética.
La guerra en Ucrania, la crisis energética y la inflación global se encuentran entre los principales temas a abordar en las reuniones del G20, que también ha arrancado con una preocupación por la creciente inestabilidad social global y la dificultad de algunos países para pagar sus deudas soberanas.
Indonesia, como anfitriona del G20 este año, está tratando de mediar entre Moscú y los países occidentales que apoyan a Ucrania, pero de momento las divisiones son profundas. El pasado abril, varios ministros de la Unión Europea y Estados Unidos abandonaron la reunión de titulares de Finanzas y Economía del G20 celebrada de manera híbrida en Washington.
La semana pasada, Bali acogió una reunión de ministros de Exteriores del G20 que pudo concluir sin boicot a las multilaterales, pese a la presencia del ruso Serguéi Lavrov, aunque no se consensuó un comunicado final. En esta ocasión, está previsto que el titular ruso de Finanzas, Anton Siluanov, participe de manera virtual, al igual que su homólogo ucraniano, Serhiy Marchenko, cuyo país ha sido invitado a las reuniones y cumbres del G20 debido a la guerra. Según los organizadores, asisten al G20 de Finanzas en Bali 120 delegados por teleconferencia y 407 de manera presencial, incluidos 18 ministros de Finanzas y 11 gobernadores de bancos centrales.
El G20 está formado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, la India, Indonesia, Italia, Japón, México, el Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, más la Unión Europea. Entre los países invitados se encuentran España, Ucrania, Holanda, Fiyi, Camboya, Ruanda, Senegal, Singapur y Emiratos Árabes Unidos.