¿Daña Instagram a nuestros hijos?

40 Estados y organismos en EEUU han demandado a META

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Escucha la crónica de Carmen Labayen, jefe de Sociedad de COPE: ¿Daña Instagram a nuestros hijos?

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El reto es probar que el algoritmo con el que está diseñado Instagram además de generar adicción daña la salud mental de los menores como alegan más de 40 estados o entidades en Estados Unidos y/o que viola las principales leyes de protección del consumidor. Una batalla jurídica y científica sin precedentes contra Meta el gigante tecnológico que dirige Mark Zuckerberg que, según los expertos consultados por COPE, tiene visos de prosperar y que marcará previsiblemente el inicio de una batalla jurídica contra las tecnológicas también en Europa y en España.

“Lo que se espera es una oleada de demandas similares a la que se ha planteado en Estados Unidos, es algo perfectamente replicable en Europa y en España porque nuestro marco jurídico lo permite. Una vez ganado el primer juicio, habrá una cascada de casos parecidos. Lo único es que el proceso va a llevar su tiempo porque habrá que demostrar la relación de causalidad entre el diseño del algoritmo de Instagram el deterioro de la salud mental de los menores” explica a COPE Íñigo Navarro, profesor de derecho de la Universidad Pontificia de Comillas y especialista en derecho.

Probar la culpa de Meta

Además del perjuicio psicológico, los demandantes deberán probar que hay culpa por parte de Meta que ha generado ese daño a sabiendas de que tenía efectos nocivos para los adolescentes que utilizan la plataforma. Es precisamente lo que demuestran los documentos internos filtrados por una ex empleada de la compañía y publicados por el diario estadounidense The Wall Street Journal: que los ejecutivos de la empresa sabían de los efectos nocivos que tenía Instagram en los jóvenes, particularmente en las adolescentes, sin que hicieran nada por revertir la situación.

Los demandantes también harán alusión a que hay alternativas al modelo de negocio que Meta no ha llevado a la práctica: “por ejemplo un algoritmo que a los 10 minutos de estar viendo contenidos sobre autolesiones o sobre anorexia te saltara a otro tipo de contenido pero no es lo que sucede. Al registrar nuestros patrones de comportamiento la plataforma no solo te perjudica porque te engancha sino también porque te sirve una y otra vez contenidos que pueden resultar perjudiciales”, subraya Navarro.

Por lo que está en juego y por quienes se enfrentan en este juicio va a ser una batalla jurídica de élite, augura Navarro, con los mejores abogados tanto por parte de los demandantes como de la empresa de Zuckerberg. Un procedimiento que este abogado considera que los demandantes pueden ganar y que no descarta pueda terminar en un acuerdo extrajudicial.

“Sobre el daño unos tratarán de probarlo y otros negarlo; causalidad unos emplearán todos sus argumentos para demostrarla mientras que otros considerarán que no está probada y en lo que respecta a la acción fraudulenta, unos dirán que es un claro fraude y otros que es una acción del mercado habitual ”, explica el jurista.

A finales de octubre los fiscales generales de 41 estados estadounidenses demandaron a la empresa matriz de Facebook, Instagram, WhatsApp o Messenger, por desarrollar productos diseñados conscientemente para enganchar a niños pese a declarar la compañía que sus redes sociales son seguras para niños. En ella y a lo largo de más 200 páginas se desgrana por qué Instagram es un producto dañino para los adolescentes.

Un proceso que se suma a una cascada de pleitos previos de los que unos 200 se agrupan en una demanda colectiva presentada en abril de 2023 por particulares e instituciones educativas contra varias redes sociales: Facebook e Instagram de Meta y de otras compañías como Snapchat, TikTok y Youtube por provocar un deterioro en la salud mental de los jóvenes.

Casi un tercio de las adolescentes estadounidenses tuvieron pensamientos suicidas en 2021, un 60% más que la década anterior, según el Centro de Control y de Prevención de Enfermedades.

Maximizar beneficios a expensas de la salud

Los demandantes subrayan que al igual que ocurrió en el pasado con las tabaqueras, Meta ha optado por maximizar sus beneficios a expensas de la salud pública dañando específicamente a los más jóvenes.

Además de abordar el intangible impacto en la salud mental tanto por la adicción por el carácter manipulador del diseño de la plataforma, en la última demanda colectiva -que firman 33 estados estadounidenses y que llega tras varias sentencias previas favorables a Meta- los fiscales se centran en un aspecto más fácil de demostrar que es la posible violación de las leyes del comercio, de protección al consumidor, a su privacidad y a sus datos personales.

Se trata de probar que la compañía ha engañado a niños y padres al decirles que su uso no tendría efectos sobre ellos y que sus datos estaban protegidos.

La esperanza es, subraya Navarro, que, como ha sucedido en el pasado con otros productos nocivos, esta demanda sirva de palanca para la transformación de la plataforma.

En esta actuación colectiva se acusa a Meta de engañar al consumidor y, en definitiva, de crear y persistir a pesar de las críticas en un modelo de negocio que fomenta un uso compulsivo que genera adicción.

"Al niño le falta la mirada crítica"

Funciones como el scroll infinito, el contenido efímero, la reproducción automática, la cuantificación y visualización de ‘Me gusta’ y las alertas perturbadoras, se utilizan de forma desmedida para retener el máximo tiempo posible la atención de los usuarios jóvenes más vulnerables que los adultos según explica a COPE la psicóloga Raquel Huescar porque “a un niño le falta la mirada crítica sobre lo que ve, distingue menos bien entre lo que es ficción o realidad; una parte de su cerebro aún en desarrollo les deja desangelados para regular las emociones que les provocan los contenidos que están visualizando”.

Para la también psicóloga Amaya Prado las consecuencias para la salud mental de mecanismos como las notificaciones o los contenidos personalizados en forma de recompensas intermitentes que nos atrapan son claras: “problemas de ansiedad, depresión, de autoestima con la de búsqueda constante de validación por medio de los “like”, de sesgos de la información y, al pasar mucho tiempo en las redes sociales, hay una pérdida del tiempo, de la productividad además de un aislamiento social”.

A su juicio, el impacto varía en función de “la personalidad, la gestión que cada usuario hace de las redes sociales y de su experiencia en línea”. Admite que, aunque probar la causalidad directa y exacta entre el diseño de la plataforma y el daño mental es compleja porque pueden intervenir muchos otros factores, hay claros factores riesgo que sí están demostrados como la adicción. Aboga por impulsar nuevas investigaciones.

Entre las más recientes está la llevada a cabo por un grupo de ciberpsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) investigadores de la Universidad del País Vasco. En un estudio publicado a comienzos de noviembre concluyeron que el 16 por ciento de los menores de entre 11 y 17 años hacen un uso de riesgo de las redes y, de ellos el 3 por ciento, abusan de esta tecnología con consecuencias en su vida familiar, social o escolar, en sus relaciones personales además de una sensación de pérdida de control sobre su propia vida.

Un estudio realizado con más de 1.500 chavales que busca ser “un instrumento para diferenciar un uso problemático del no problemático y establecer perfiles para crear futuros programas de prevención para reducir al máximo los riesgos psicosociales del uso de las redes sociales”, según explica uno de sus autores Juan Manuel Machimbarrena.

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