El error que cometes desde pequeño al lavarte los dientes y que pone en peligro a tu dentadura
Lavarse bien los dientes es algo que nuestros padres tratan de inculcarnos desde pequeños y aun así cometemos numerosos errores
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Todos nos lavamos los dientes a diario (o al menos eso esperamos) y es por ello que, de cotidiano, damos por hecho que lo hacemos bien. Sin prestarle mayor atención, se convierte en u punto más de nuestra rutina. Qué más dará si lo que me urge es llegar a la oficina, pueden pensar algunos. Y la realidad es que es en las pequeñas cosas del día a día, en la cadena de momentos de dejadez con nuestra salud e higiene, con lo que acabamos convirtiéndonos en nuestro pero enemigo.
Usted pensará que lo hace todo bien, que ya sabe cómo lavarse los dientes. Fíjese si hace tiempo que ni siquiera es capaz de acordarse quién le enseño ¿Mamá? ¿Papá? Quizá fuese autodidacta en su niñez. El caso es que lleva toda la vida cepillándose los dientes y (generalizando con la brocha gorda que permite Internet), es probable que lleve toda la vida cepillándose los dientes mal. No se preocupe. Errare humanum est, perseverar en el error es lo que no está permitido.
¿Qué estoy haciendo mal cada vez que me cepillo los dientes?
En realidad no son una, sino varias cosas. Si usted busca en otros artículos especializados, de marcas de dentífricos incluso, verá una larga ristra de errores que estará cometiendo. Analizados al detalle. No se corte, haga la prueba y escriba en Google: "Error cepillarse dientes". No hace falta más y podrá atestiguar que sencillamente no sabe nada de lo que creía saber desde que se supone que sabe algo.
Lo cierto es que muchas de estas recomendaciones que se comparten por los confines más inhóspitos de la red son demasiado exhaustivos, poco realistas para el hombre y la mujer del siglo XXI. Es así como nosotros le ofreceremos tan solo dos errores que cometerá con frecuencia, que a buen seguro desconoce y con los que puede mejorar sustancialmente la salud de su boca y de su delicada dentadura.
Error 1: No lavarse los dientes justo después de comer
Tranquilo. No nos hemos vuelto locos. Está claro que la propuesta que encabeza este apartado de la noticia es un cambio de paradigma que sin duda puede trastocar su existencia, pero lo cierto es que es nocivo para usted el cepillarse los dientes nada más terminar una comida. Esto tampoco le exime de una correcta limpieza bucal tras ingerir alimentos, no nos lo tomemos todo a la tremenda. La clave en este apartado es no realizar el lavado de los dientes al momento de terminar la comida.
La explicación es sencilla. Se entiende mejor si hemos ingerido alimentos ácidos, puesto que de cepillarnos los dientes con efecto inmediato procederemos a esparcir el ácido que nuestra boca genera para procesar los alimentos por todos nuestros queridos dientes. Así de sencillo. Poco a poco y día a día. Termina de comer y se va a limpiar los dientes o visto de otra forma, termina de comer y se va a erosionar el esmalte de molares y demás piezas bucales. Lo recomendable, esperar cerca de 30 minutos.
Error 2: No mojar el cepillo antes de lavarse los dientes
Seguimos y terminamos. Ya hemos acordado que esto no sería una lista infernal de las que tan bien funciona por Internet. Dos errores y dos soluciones. Algo sencillo, que le sirva. Como el siguiente, que es más conocido, pero igualmente común. Aquí, como la alegría, que va por barrios, los hay que echan agua al cepillo antes de proceder a la limpieza; y los hay que no. Si es de los que no, enhorabuena, tan solo cometía un único error y ha hecho honor al titular de esta noticia que va en singular.
Si es de los que moja el cepillo, no lo haga más (o haga lo que quiera, pero aquí estamos para lo que estamos). Una vez húmedo el cepillo, es más difícil retirar algunos de los restos de comida minúsculos que pueblan su boca y que resbalarán frente al ataque de su utensilio de limpieza tanto como resbalarán frente a su intención de mantenerse saludable. Un cepillo seco arrastra mejor los restos de comida.
Aproveche lo aprendido
Llegados a este punto, ya ha aceptado que comete errores que desconocía en algo tan cotidiano y ¿sencillo? como lavarse los dientes. Admita que al principio entró en la noticia por la curiosidad. Escéptico de encontrar algo de utilidad y según fue leyendo algo empezó a sonar en su cabeza. Se trata del ladrillo que sostiene el muro de todas nuestras convicciones, si permite el símil.
Ninguno de estos consejos garantiza que usted vaya a tener una boca sana y unos dientes perfectos, pero al menos le habremos convencido de que algunas cosas que creía dominar cuando empezó a leer este artículo, como mínimo han sido puestas en duda. Y esa es una de las mejores cosas que uno se puede llevar consigo al final de un día en el que, por supuesto, se habrá lavado mejor los dientes.