Dos monos no dejan de abrazar a su hermano y la explicación no es la que sus cuidadores esperaban

Los tres macacos llegaron al zoo tras ser rescatados de una banda de traficantes, y desde entonces no se dejan de abrazar

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los cuidadores de un zoo turco se han quedado de piedra esta semana cuando han descubierto el extraño comportamiento de los tres macacos que acababan de llegar al recinto. Los tres monos acababan de ser rescatados de una banda de contrabandistas y habían quedado huérfanos en algún momento de sus vidas. No obstante, los encargados de cuidarlos se quedaron atónitos cuando descubrieron que dos de ellos no paraban de abrazar al tercero. Se aferraban a él con tal intensidad que no lo soltaban en ningún momento del día.

Lo primero de lo que se percataron los cuidadores de este zoo de la ciudad turca de Gaziantep era que uno de los simios tenía unos rasgos físicos peculiares. Tal y como cuenta uno de los jefes de lo que sería el SEPRONA del municipio, el animal tenía la cara ligeramente diferente a la de sus dos hermanos y los brazos especialmente largos.

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¿Por qué abrazaban los monos a su hermano?

A pesar de cualquier tipo de especulación que pueda imaginarse alguien a simple vista, la realidad es que los dos monos abrazaban a su hermano por la más enternecedora de las razones. El macaco tiene síndrome Down. Un caso extremadamente raro en este tipo de animales pero que, en ocasiones especiales se da en zoológicos muy concretos. De hecho, este de turquía es el tercero en todo el mundo del que se tenga constancia.

Celal Özsöyler, jefe de la autoridad local de vida silvestre de la localidad relataba que “los otros hermanos aparentemente lo sabían, y se preocupan por él”. Reconoce que, tras meses de observación, se han percatado de que “lo alimentan y nunca lo dejan solo”. “Ahora estamos esperando que crezcan, y se unirán a otros monos aquí una vez tengan el tamaño apropiado”, explica Özsöyler.

Los animales con síndrome Down

Según recoge la revista Quo, en el caso de, por ejemplo, los chimpancés existe una copia extra de cromosoma 22, a diferencia de los seres humanos, en los que la trisomía se en el par 21. Por ello, aunque los animales con síndrome Down pueden compartir algunos rasgos o síntomas característicos con los humanos, solo serán uno concreto, y no todos. En 2017, se localizó el segundo caso registrado de síndrome Down en simios en el santuario de animales de la Universidad de Kyoto. Lo localizaron cuando el mono tenía 22 años y llevaban hasta 4 realizándole pruebas.

Kanako, segundo mono del mundo con síndrome Down

Kanako, segundo mono del mundo con síndrome Down

En ese caso, a diferencia del que acaban de descubrir en Turquía, Kyoto nació ciego y con problemas cardíacos. Eso sí, desarrolló sus habilidades igualmente en un ambiente que no se había percatado de su condición hasta que tenía 18 años.

No obstante, a pesar de lo que se piensa comúnmente, no puede detectarse en el resto de animales rastros del síndrome. De hecho, solo pueden hacerlo en ratones y en simios no humanos. Concretamente, sería más fácil en los gorilas, que poseen un 98% de coincidencia en ADN respecto a los seres humanos.

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