¿Necesita nuestra piel este verano cuidados especiales para tomar el sol en la playa o la piscina?

Tomar el sol en verano requiere, siempre, de protección y moderación. Pero no estamos ante un verano cualquiera, en este periodo estival debemos incrementar las medidas

La Skin Cancer Foundation advierte que "las quemaduras solares dañan nuestra piel en muchos sentidos"

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

9 min lectura

A la hora de tomar el sol, este verano, no solo debemos tener en cuenta todas las recomendaciones que cada año destacan los dermatólogos y servicios de salud, además debemos guardar distancia de seguridad y extremar las medidas de higiene.

Lo que no ha cambiado y en lo que debemos seguir las indicaciones de los médicos es: embadurnar nuestra piel con cremas adecuadas y un factor de protección alto; tomar esos baños de sol con moderación y de forma progresiva para evitar la tan temible insolación y nunca o evitando en lo posible las horas centrales del día; proteger la cabeza con gorra o sombrero; estar a la sombra siempre que se pueda; beber grandes cantidades de líquidos, mejor agua y nunca alcohol; y por encima de todo, especial protección para niños y ancianos que son los más vulnerables a los rayos ultravioletas. Los bebés, lo mejor que estén siempre a la sombra.

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TUTORIAL| Protectores solares: ¿qué factor hay que elegir según la piel? ¿Cómo debemos aplicarlos?

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Todas estas medidas las debemos, incluso, exagerar los próximos meses cuando vayamos a la playa o a la piscina porque nuestra piel está mucho más blanca que otros veranos debido al tiempo que hemos pasado confinados en casa. Los afortunados con patio o jardín en sus viviendas han podido tomar un poquito de sol durante los días de esta primavera, pero los que vivimos en pisos sin balcón, solo con ventanas, no hemos tenido esa oportunidad. Por lo tanto, nuestra piel puede quemarse de forma más agresiva que otros años.

Y como advierte la Skin Cancer Foundation de Estados Unidos, "las quemaduras solares te lastiman en más de un sentido. El peligro va mucho más allá de cualquier dolor a corto plazo, enrojecimiento e incomodidad, porque después de que la quemadura solar se desvanece, el daño duradero permanece".

Más fotosensibles frente al sol

El sol es una fuente de vitaminas, en especial de la vitamina D que permite a nuestro organismo absorver el calcio, determinante para que nuestros huesos estén fuertes y sanos. Es fundamental para el crecimiento de los niños y especialmente importante para las mujeres adultas. Además el astro rey influye y de qué forma en nuestro estado de ánimo, nos aporta optimismo. Podríamos decir que todos sus efectos son positivos, pero esto no nos debe llevar a tomar el sol a lo loco, sino con cabeza porque no tomarlo con precaución, protección y moderación todas esas ventajas se pueden transformar en graves problemas de salud como el cáncer de piel.

Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología, el doctor Miguel Aizpún Ponzán ya avisaba en mayo que al volver a salir a la calle después del largo confinamiento en casa, debíamos tener en cuenta factores que nos íbamos a encontrar en el ambiente como la disminución de la humedad y el aumento de la radiación solar, por ello señalaba que "vuelve a ser importante el uso de fotoprotectores y antioxidantes y, muy especialmente, la orientación del dermatólogo para proteger una piel afectada por unos cambios inusualmente bruscos, desde el prolongado confinamiento a la correcta digestión de la recuperación del espacio exterior".

El doctor Aizpún llama la atención sobre comportamientos hasta ahora inusuales como "el necesario distanciamiento social, el roce de las mascarillas, el impacto de productos de desinfección y las propias manifestaciones del coronavirus en la piel, harán muy necesaria una vigilancia especial, que debe ser dirigida por el dermatólogo" y nos advierte de que "el órgano más extenso de nuestro cuerpo tiene memoria y que los errores de hoy los pagaremos mañana, en función de su reiteración o magnitud. Desde el envejecimiento prematuro al melanoma".

Por ello, ante este nuevo escenario para nuestra piel, tres dermatólogos de Madrid, Barcelona y Las Palmas de Gran Canaria con la colaboración del resto de colegas de esta especialidad de toda España están elaborando el estudio COVID-Piel con datos sobre la semiología cutánea con la que se está manifestado en muchas personas el coronavirus.

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La Fundación Piel Sana recuerda que la fiebre alta, mucha tos, dificultades para respirar, un cansancio derrotador, dolor intenso en las articulaciones nos pueden indicar que estamos contagiados por el SARS- CoV- 2. Que también se pueden manifestar otros síntomas como la alteración o pérdida del gusto y el olfato, y que además se están produciendo "alteraciones tipo urticaria, vesículas, pseudosabañones, manchas o pápulas, entre otras, que también son síntomas de COVID-19".

COVID-19 y quemaduras solares

Este verano va a ser muy importante identificar muy bien los síntomas de distintas enfermedades que podrían confundirse con los que provoca el coronavirus. Patologías típicas del periodo estival como la salmonelosis, la legionela o la listeria y que producen fiebre, náuseas, vómitos, diarreas, dolores musculares.

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Igual que ocurre con esas infecciones, algunas de las consecuencias que sufrimos cuando nos quemamos por el sol también pueden plantear problemas a la hora de identificarlas correctamente. Hasta ahora, entre los síntomas de la piel asociados al coronavirus están: sabañones en las palmas de las manos y plantas de los pies, erupciones vesiculosas, lesiones urticariformes, entre otras...

Reacciones muy parecidas a las quemaduras que produce el sol cuando lo tomamos en exceso como la piel roja, muy caliente al tacto, que siente dolor, hinchazón y picos e incluso hay ampollas muy pequeñas, sin olvidar, que ese exceso de sol puede llegar a producir fiebre, dolor de cabeza y hasta vómitos.

¿Ropa con protección solar o fotoprotectores en crema?

Para los dermatólogos la mejor forma de protegerse es evitar la exposición prolongada al sol y usar ropa adecuada que puede minimizar los efectos perjudiciales de las radiaciones solares. Los protectores solares en crema son la segunda opción o una opción complementaria a la ropa. ¿Por qué? Teniendo en cuenta que el protector solar no siempre te evita las quemaduras y que, a veces, produce reacciones alérgicas, "se justifica la necesidad de buscar nuevas estrategias en fotoprotección", podemos leer en el dosier '50 dudas sobre el sol' de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

En el documento, se asegura que más importante que el protector solar es llevar a la playa o al campo:

La protección con ropa se mide en unidades UPF. El UPF son las siglas inglesas de Ultraviolet Protection Factor -en castellano utilizaríamos FPU (Factor de Protección Ultravioleta)-. El índice UPF indica el factor de protección contra los rayos UV en nuestras prendas.

Con esta medida, un pantalón vaquero, por ejemplo de la marca Lewis 501, cuenta con 100 unidades UPF, sería una de las prendas que mayor protección nos darían frente a los rayos ultravioleta del sol.

Una camiseta de algodón nos proporcionará una protección de 12 unidades UPF. Hay que evitar que esté mojada porque la protección bajaría hasta 8 UPF, y nos podríamos quemar. Esta protección está por debajo de la que nos daría una crema antisolar de 15 SPF - siglas en inglés de Factor de Protección Solar-.

Las prendas de tejidos fuertes de lana o poliéster son las que mayor protección ofrecen, pero no son las más adecuadas para el verano. El algodón, el lino y el acetato, textiles más veraniegos, son menos efectivos frente al sol.

Marcas dedicadas a la ropa de baño llevan investigando con nuevos materiales que sirven para meterse en el agua, secan rápido y te protegen contra el sol.

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Evitar los hidrogeles en la playa y la piscina

Entre las cosas que debemos evitar a la hora de tomar el sol es ponernos perfume o colonia porque el alcohol de estos productos aumenta el riesgo de fotosensibiliad y de que nos salgan manchas más oscuras por el efecto del sol.

Pero este año ha surgido un problema adicional por la pandemia del coronavirus que es la obligación de desinfectar nuestras manos cuando entramos en lugares públicos concurridos con los ya famosos hidrogeles.

Hidrogel y sol no son una buena combinación. Si no extendemos bien el líquido hidroalcohólico su exposición al sol puede provocar quemaduras en nuestra piel. Por ello, tendremos que tener mucho cuidado en las piscinas, sobre todo públicas y de comunidades de vecinos, recintos donde va a ser obligatorio lavar las manos con hidrogel antes de tocar los grifos de las duchas y meterse al agua. El fin es bueno, evitar contagios por coronavirus, pero puede tener un alto coste para nuestra piel.

En la playa ocurre lo mismo, si utilizados un hidrogel y a continuación nos exponemos al sol "podemos abrasarnos", advierten los dermatólogos, porque "la absorción rápida de los geles hidroalcohólicos crea la falsa sensación de evaporación total en la piel. Creemos que sus componentes han desaparecido totalmente de la epidermis y, sin embargo, se mantienen en su superficie por un tiempo prolongado por lo que la incidencia de los rayos del sol puede desembocar en un alterar la pigmentación (oscurecimiento de la piel) en el mejor de los casos, o en una quemadura, en el peor de los casos", recalca la doctora Marta Frieyro, dermatóloga del Hospital Quirónsalud de Marbella.

Tras el uso de geles hidroalcohólicos, desde la AEDV se recomienda que, después del lavado, se asegure un correcto secado de las manos y espacios interdigitales y utilizar emolientes (cremas hidratantes que permitan reparar la función barrera de la piel).

Mascarillas y temperaturas elevadas

El uso obligatorio de la mascarilla ¿nos dará problemas este verano? Ya tenemos claro que no la llevaremos mientras estamos en la playa o la piscina siempre y cuando respetemos la distancia recomendada para evitar contagios, entre metro y medio y los dos metros. Pero, cuando vayamos por la calle ¿qué efectos nos producirá llevar la cara cubierta con altas temperaturas? o ¿llevarla puesta durante muchas horas?

Durante las peores semanas de la pandemia vimos los efectos que sufrían en su piel los profesionales sanitarios por llevar durante muchas horas los EPI y las mascarillas. Zonas de la cara, sobre todo nariz, orejas y mejillas, de muchos médicos y enfermeras llevaban la huella de la mascarilla que les había producido dermatitis por fricción o dermatitis de contacto irritativa.

Es frecuente que la mascarilla empeore algunos problemas dermatológicos en aquellas personas que ya presentan alguna afección de este tipo como puede ser la rosácea, el acné, la dermatitis atópica, la dermatitis seborreica o la urticaria por presión.

Para minimizar los problemas derivados del uso de mascarillas, se propone el uso de cremas hidratantes adecuadas para cada edad y tipo de piel, evitar el uso de maquillaje, lavar la cara con agua templada y limpiadores suaves no jabonosos y sin fragancias, y optar por el tipo de mascarilla adecuado al entorno y circunstancias.

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