El peligro de los inquietantes rayos dormidos
Un rayo guardado en un árbol puede provocar un incendio forestal horas después de la tormenta
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los rayos latentes o dormidos pueden ser responsables de la ignición de los árboles. ¿La razón? Cuando un rayo cae sobre un árbol, puede entrar a través del tronco y llegar hasta las raíces, sin recibir el oxígeno suficiente para su combustión.
De esta manera, el rayo puede permanecer “dormido” o guardado, con una combustión mucho más lenta en el interior y, si cambian las condiciones, puede prender de forma súbita e inesperada, provocando un incendio.
En este caso, el incendio puede comenzar incluso un día o dos después de la propia tormenta, por lo que puede ser especialmente peligroso y la vigilancia forestal resulta determinante para frenarlo a tiempo.
TORMENTAS Y RIESGO DE INDENCIO
A pesar de la creencia común de que si se espera lluvia la probabilidad de incendio siempre disminuye, la verdad es que las tormentas pueden provocar el inicio de un fuego si cae un rayo sobre la masa forestal, especialmente si está muy seca, según explica eltiempo.es.
A la hora de determinar el riesgo de incendio hay que tener en cuenta dos factores distintos: la probabilidad de que se inicie y la facilidad de propagación.
Lo que distingue a las tormentas de los chubascos genéricos es la ocurrencia de fenómenos eléctricos. Por lo general, el aire no es conductor de la electricidad, hasta que el campo eléctrico es tan grande que se produce la llamada “ruptura dieléctrica”. De esta forma, el aire pasa a ser conductor de la electricidad, por lo que se pueden producir descargas o rayos.
En algunas ocasiones, sobre todo durante el verano, las nubes de tormenta pueden desarrollarse sin tener demasiada humedad en la zona inferior y, por tanto, ser una tormenta con precipitaciones escasas, es lo que se conoce como “tormenta seca”.
Sin embargo, pueden dar lugar a rayos y, con fuertes rachas de viento asociadas a las corrientes descendientes de la nube, provocar primero el inicio y luego la propagación del fuego.